THE OBJECTIVE organiza este martes en Sevilla un coloquio sobre la libertad de prensa
Teodoro León Gross, Alberto García Reyes y Álvaro Nieto debatirán a las 19 horas en el hotel NH Collection
Teodoro León Gross, Alberto García Reyes y Álvaro Nieto debatirán a las 19 horas en el hotel NH Collection
«Después del punto y aparte escenificado por el presidente, están en el punto de mira del Santo Oficio progre los periodistas independientes y los jueces»
«Teodoro León Gross lleva a cabo una disección implacable del periodismo en la actualidad, casi más en el ataúd que en la mesa de operaciones»
El popular periodista charla en ‘Náufragos ilustrados’ sobre nacionalismo, la pandemia y la vida desde la periferia
Puigdemont, en la entrevista con Jordi Évole, vino a plantear que entendía que los mossos deberían acatar la orden judicial de retirar las urnas. (Toda una ironía a propósito de un referéndum ilegal convocado contra una orden del Tribunal Constitucional, pero sólo una ironía más entre tantas). A continuación matizó: …pero los mossos deberían desistir prudentemente en caso de encontrar a dos mil personas ante el colegio electoral aguardando para votar, para evitar males mayores.
Para medir la fascinación y la mística de una causa, nada como ver quienes son sus apóstoles sobrevenidos. La estrategia nacionalista en Cataluña ha invertido energía y dinero en dotarse de una proyección que traspasara fronteras, pero a estas alturas sus figuras internacionales más conspicuas son Assange, Varoufakis y Yoko Ono. No son muchos –más o menos los mismos que en defensa del silbo gomero– pero es difícil encontrar un grupo más peculiar: el ciberactivista formado en los hackers Subversivos Internacionales que ha pasado cinco años en una embajada de Ecuador huyendo de dos delitos de violación y acoso, el ministro pijipop de Grecia elevado a icono antisistema al que en su país acusan de alta traición, y una artista de arte casi desconocido que se cargó a los Beatles. Enorme panda.
La libertad de expresión funciona como el comodín en las cartas. En caso de necesidad, sirve para todo. Ahora para justificar la sonrojante operación de los indepes malcriados para boicotear la manifestación por las víctimas de los atentados de Barcelona. Por supuesto se trata de una falacia al llevar la cuestión a algo que nadie cuestiona, porque nadie discute el derecho a expresarse, sino el uso indigno de ese derecho, espurio y ventajista, para instrumentalizar un sentimiento colectivo adulterando la ceremonia cívica en memoria de las víctimas. Para tapar sus miserias, la ‘familia política’ de los ceporros indepes se ha apresurado a blanquear el aquelarre poniendo el foco en la libertad de expresión: “La libertad de expresión por encima de todo” dijo Puigdemont, y así uno tras otro, hasta Colau e Iglesias.
Apenas unas horas después de que Macron reuniera a las cámaras en Versalles para advertir de su elefantiasis improrrogable al millar de diputados y senadores –“la República no se reforma; se transforma”– Juncker llegó al Parlamento de Estrasburgo y al verse ante el hemiciclo vacío, exclamó:
–El Parlamento es ridículo; muy ridículo.
Del chascarrillo tradicional “el infierno es un lugar donde los cocineros son ingleses, la policía es alemana, los amantes son suizos, los mecánicos franceses, y todo ello organizado por italianos” se suele olvidar que tiene otra parte complementaria: “El cielo es un lugar donde la policía es británica, los amantes son franceses, los mecánicos son alemanes, los cocineros italianos, y todo ello organizado por suizos”. La policía británica, unarmed & polite, es parte de la leyenda de Gran Bretaña, entiéndase del lado luminoso de ésta. Como si todos tuvieran el ADN del estereotipo literario de poli gentleman como el comandante Dalgliesh de P.D.James, poeta elegante al volante de un Jaguar, modelo Darcy by Jane Austen.
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