El calentamiento global podría acabar en 2050 con las semillas de cacao utilizadas para elaborar chocolate. El cacao sólo crece bien en una estrecha franja de cultivos situados 20 grados por encima y por debajo del ecuador, terrenos protegidos del viento, con temperaturas estables, mucha humedad, abundante lluvia y una tierra rica en nitrógeno.
Una jueza de San Francisco ha reafirmado este lunes el veredicto de un jurado contra Monsanto por un histórico caso sobre el potencial cancerígeno de su herbicida con glifosato, aunque ha rebajado la cantidad de la condena de 289 millones de dólares a 78 millones, informa AFP.
El grupo farmacéutico alemán Bayer cerrará la compra del fabricante estadounidense de transgénicos Monsanto el 7 de junio por 63.000 millones de dólares (unos 54.000 millones de euros) y después suprimirá el nombre de la marca.
El comunicado de Greenpeace empieza desmontando la existencia del llamado arroz dorado (arroz transgénico para expresar la pro-vitamina A). Según la organización, «sus promotores no han podido hacer una formulación viable, pese a casi 20 años de investigación y más de 100 millones de dólares invertidos. Tampoco han demostrado que tenga efecto en aportar vitamina A», sostienen. Los ecologistas defienden que vegetales comunes como la zanahoria, col, espinaca y muchos tipos de quelites –hierbas comestibles comunes que acompañan la siembra campesina y las culturas culinarias tradicionales– aportan mucho más vitamina A que ese arroz. En cuanto al hambre en el mundo, Greenpeace niega que la hambruna esté provocada por la falta de alimentos. «La producción mundial de alimentos sobra para todos los habitantes del planeta ahora y en el 2050. Si existen hambrientos y desnutridos es por que no tienen tierra para producir ni pueden acceder a los alimentos», defienden. Además, acusa a la cadena agroindustrial de alimentos -que detenta los transgénicos- de desperdiciar entre el 33 y el 40% de la comida producida, según cifras de la FAO. «Eso alcanzaría para alimentar a todos los hambrientos del mundo», argumentan.
La organización termina su defensa lanzando una pregunta que incluye una acusación contra los científicos firmantes de la carta, a los que acusa de trabajar al servicio de empresas líderes en el sector de los transgénicos como Monsanto y Syngenta. ¿Cuánta falta de ética y honestidad es necesaria para ocultar que su propuesta de “agricultura de precisión” es el negocio de un puñado de transnacionales, todas con larga trayectoria de violación de derechos ambientales, humanos y a la salud?
El texto firmado por más de un centenar de nobeles señala que “hay que detener la oposición basada en emociones y dogmas, en contradicción con los datos». La opinión de más de un centenar de científicos e intelectuales galardonados con el prestigioso premio resulta un importante varapalo para Greenpeace, además de proporcionar buenos motivos para reflexionar acerca de la negatividad infundida al término «trangénico». Según los laureados, la impresión acerca de su nocividad debería ser contrastada, tal y como ha quedado expuesto en otras ocasiones con argumentos como los detallados en el artículo Lo que te han contado de los alimentos transgénicos es mentira. En el comunicado se hace especial hincapié sobre la importancia de que la organización frene su lucha contra el arroz dorado » que tiene el potencial de reducir o eliminar gran parte de las muertes y las enfermedades causadas por la deficiencia de vitamina A».