
Leonor desvela qué es lo que echa de menos de su vida en España: ni a su hermana ni sus padres
La princesa lleva tres meses en la mar en el Juan Sebastián Elcano y no ha recibido la visita de ninguno de sus familiares
La princesa lleva tres meses en la mar en el Juan Sebastián Elcano y no ha recibido la visita de ninguno de sus familiares
La princesa ya se encuentra en su segunda parada con Elcano, donde estará hasta el próximo 8 de abril
Actualmente hay 165 fuegos contabilizados en el país, 11 más que el sábado, de los cuales 40 siguen en combate
El fallecimiento ha sido confirmado por el Partido Comunista de Chile, donde militaba el Premio Nobel de Literatura de 1971
Los bellos murales de Valparaíso la han convertido en la indiscutida capital del arte callejero en Chile y Sudamérica, que atrae a miles de visitantes cada año para fotografiarse junto a ellos
Si necesitas una recomendación para regalar, o regalarte, aquí una selección de cinco libros que ningún amante de los perros puede perderse.
María Vera ha tenido la vida del nómada. La joven poetisa nació en Madrid y vivió allí sus primeros tres días, hasta que sus padres se mudaron a Granada. De la ciudad de Federico García Lorca conserva los recuerdos de una infancia más o menos feliz que se interrumpió con el traslado a Cuenca –de allí es el marido de su madre– en los primeros años de adolescencia. “En Cuenca llegué a un instituto donde imperaba la ley de la jungla”, arranca. “Yo venía de un colegio de monjas y me veía modosita, muy poco espabilada. En Cuenca me junté con gente turbia en una época en que estaba confusa. Tenía problemas con mi identidad. Lo pasé mal. No sabía si tenía que ser malota, si seguir siendo una mojigata. En los chicos no sé cómo es el inicio a la sexualidad, pero en las chicas es bastante tormentoso. Por todo me insultaban. Si era timidita, por timidita. Si tenía relación con los chicos —te hablo de amistades—, por tenerlas. Me daban por todos lados, hiciera lo que hiciera. Me hacían bullying y yo sufría en silencio”.
Planteamos esta pregunta envenenada, casi a modo de emboscada, a tres autores con perfiles variados: Frank Tallis –El romántico incurable (Ático de los Libros)–, Bergsveinn Birgisson –Para Helga (Alfaguara)– y María Vera –Escala en Nunca Jamás (Valparaíso)–. Sus palabras nos aproximan a una idea de naturaleza polisémica. A fin de cuentas, nunca aportará la misma definición el científico que el poeta.
Planteamos esta pregunta envenenada, casi a modo de emboscada, a tres autores con perfiles variados: Frank Tallis –El romántico incurable (Ático de los Libros)–, Bergsveinn Birgisson –Para Helga (Alfaguara)– y María Vera –Escala en Nunca Jamás (Valparaíso)–. Sus palabras nos aproximan a una idea de naturaleza polisémica. A fin de cuentas, nunca aportará la misma definición el científico que el poeta.
La ciudad chilena de Valparaíso no ha hecho honor a su nombre. Ahora es un infierno. Ha registrado unos de los incendios más contumaces de los últimos años. Por si fuera poco, se ha cebado en las casas humildes.
Los seísmos tienen réplicas. Y los incendios, pavorosos, replican el horror de los terremotos con el añadido de que las llamas no decrecen. Se alzan majestuosas y crecen devastadoras.
A algo más de 100 kilómetros de la capital Santiago de Chile, un incendio se desataba en el Camino de la Pólvora. El humo teñía los cerros de Mariposa, La Cruz, Las Cañas y El Vergel en el extrarradio de la ciudad porteña. El viento organizaba la jugarreta teniendo al vertedero del Molle como aliado.
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