Femen irrumpe en un acto franquista contra la Memoria Histórica
Tres militantes de Femen han irrumpido este domingo en una manifestación en Madrid que ha congregado a aproximadamente 200 seguidores del dictador Francisco Franco en el marco del aniversario de su muerte.
Tres militantes de Femen han irrumpido este domingo en una manifestación en Madrid que ha congregado a aproximadamente 200 seguidores del dictador Francisco Franco en el marco del aniversario de su muerte.
Las activistas interrumpieron la manifestación para denunciar un «fascismo legal» y una «vergüenza nacional», según las inscripciones pintadas sobre sus pechos descubiertos, antes de ser arrestadas por la policía.
La aparición de las activistas en la Plaza de Oriente, donde el dictador fallecido el 20 de noviembre de 1975 pronunciaba sus discursos, ha provocado que muchos de los manifestantes presentes se abalanzaran contra ellas. Algunos de ellos trataron de agredir a las tres mujeres.
Los manifestantes lucían banderas, paraguas y corbatas con los colores de los partidos franquistas y falangistas y cantaban con fuerza consignas como «¡España se defiende!», «¡Unidad Nacional!» o «¡Franco»! ¡Franco!».
Este año, la manifestación franquista ha coincidido con la intención del gobierno socialista de Pedro Sánchez de exhumar los restos de Franco del mausoleo del Valle de los Caídos. El ejecutivo argumenta que el dictador no puede permanecer en este mausoleo faraónico donde sus seguidores suelen rendirle homenaje y debe ser enterrado de nuevo en un lugar discreto.
«Este año más que nunca, tenemos que defender nuestra patria, nuestra historia porque la historia está allí. No se puede borrar”, ha declarado a la agencia AFP Dori Grande, una manifestante pro-Franco. «No creo que sea el momento reabrir viejas heridas», ha dicho Manuel Andrino Lobo, presidente de la Falange.
La exhumación de Franco se está convirtiendo en un dolor de cabeza para el gobierno, ya que la familia del dictador quiere que lo entierren en una cripta privada que poseen en la catedral de La Almudena, en el centro de Madrid. El ejecutivo quiere evitarlo a toda costa.