Siri Hustvedt: la escritora científica que mira a hombres y mujeres
No puedo pensar en casi nadie que merezca este Premio Princesa de Asturias tanto como Siri Hustvedt
El 25 de abril de 2017, Siri Hustvedt, esa mujer de apellido impronunciable, rostro anguloso y mirada azul, que emana elegancia en cada gesto y cada palabra que emite, nos visitó en la Universidad Complutense, con motivo de la VII Semana Complutense de las Letras y de la traducción al español de su último libro de ensayos, La mujer que mira a los hombres que miran a las mujeres, publicado en inglés en 2016.
La eterna “gran mujer detrás de un gran hombre” (Paul Auster, su marido) impresionó a estudiantes y profesores que se reunieron en torno a una conversación que moderamos al alimón el profesor Eusebio de Lorenzo y yo misma.
Conversamos durante 90 minutos que encapsularon lo mejor del pensamiento crítico, la inteligencia valiente y el diálogo entre ficción y ensayo, ciencia y humanidades, Europa y América (es hija de padres noruegos), hombres y mujeres, pasado y presente. Hilary Clinton acababa de perder las elecciones contra Trump, y no fue remilgada en sus críticas a una América que prefirió llevar a la Casa Blanca a un “psicópata” misógino antes que a una mujer (con el voto del 62% de las mujeres sin educación universitaria, por cierto).
No puedo pensar en casi nadie que merezca este Premio Princesa de Asturias tanto como Siri Hustvedt y es que, como ha sentenciado el jurado presidido por Santiago Muñoz Machado, “su obra es una de las más ambiciosas del panorama actual de las letras”.
Una observadora cercanamente distante
Autora de ocho novelas que, en palabras de Antonio Moreno, “han marcado algunos de los temas centrales de nuestro mundo”, seis volúmenes de ensayos y un poemario, su obra se ha traducido a más de treinta idiomas. En castellano han visto la luz casi todos sus títulos: Leer para ti (1982); Los ojos vendados (1992); Todo cuanto amé (2003); Una súplica para Eros (2005); Elegía para un americano (2008); La mujer temblorosa o la historia de mis nervios (2009); Ocho viajes con Simbad: palabra e imagen (2011); El verano sin hombres (2011); Vivir, pensar, mirar (2012); El mundo deslumbrante (2014), o La mujer que mira a los hombres que miran a las mujeres (2017). Su última novela hasta la fecha es Recuerdos del futuro (2019).
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Siri Hustvedt es una escritora con rasgos muy característicos y eruditos que le hacen casi única. Con raíces escandinavas pero nacida en Minnesota y residente en Brooklyn desde hace muchos años, sus libros respiran interculturalidad, pero también “nuevayorkismo”, una observación inteligente –cercanamente distante– de sus complejos personajes, un feminismo muy personal que nunca cae en clichés, y un interesante protagonismo de temas relacionados con la historia, el arte, la literatura, la neurociencia y el psicoanálisis.
Así, por ejemplo, su novela El mundo deslumbrante (The Blazing World) comparte el título con la novela de Margaret Cavendish, publicada en 1666, cuyo título completo era The Description of a New World, Called The Blazing World. En esa novela, como destacaba Eusebio de Lorenzo en la entrevista antes mencionada, su protagonista entra en un mundo diferente, y se convierte en la gobernante –una especie de amazona– de una sociedad utópica.
En este homenaje a su inspiradora y antecesora británica, Hustvedt nos presenta a Harriet Burden, una pintora feminista y amargada que vive en Nueva York a finales del siglo XX, cuya creencia de que ha sido víctima de la misoginia cultural durante toda su vida se vuelve tan intolerable que decide esconder su identidad femenina detrás de los nombres de tres hombres artistas. El libro es una suerte de artefacto construido a partir de numerosos tipos de testimonios: pretende ser el trabajo de una académica que investiga las afirmaciones de Harriet Burden sobre su autoría años después de su muerte, y es una colección de entrevistas, ensayos, artículos y cartas que muestran todo el espectro de respuestas al posible escándalo. El resultado es una novela magistral sobre la percepción, el prejuicio, el deseo y la lucha de la mujer por ser “vista” en un mundo deslumbrante.
Además de ser doctora en Filología Inglesa –su tesis doctoral versó sobre lenguaje e identidad en Charles Dickens–, es profesora de psiquiatría y ha publicado ensayos académicos en prestigiosas revistas científicas. Su doble formación en humanidades y psiquiatría le ha llevado a ocuparse de cuestiones fundamentales de la ética y la epistemología contemporáneas, contribuyendo al creciente diálogo interdisciplinario entre las humanidades y las ciencias.
Puente entre ciencias y letras
Su prolongado interés por estos temas se vio reforzado tras el éxito de La mujer temblorosa o la historia de mis nervios, un libro híbrido de memorias e investigación científica que publicó en 2009 y que fue descrito como “una narrativa personal que es a la vez una novela policíaca, una historia médica y una crítica científica”. El punto de partida fue su propia enfermedad –un desorden nervioso que le provocaba convulsiones y migrañas– pero rápidamente se expandió hacia una investigación sobre la naturaleza del ser. Este es probablemente uno de los muchos ejemplos en los que Siri consigue construir un puente entre las Ciencias y las Humanidades, algo que para muchos de nosotros, profesores de literatura, es casi un milagro.
Y efectivamente, la mirada del artista y la neurociencia también inspiran su último –y absolutamente sublime– libro de ensayos, La mujer que mira a los hombres que miran a las mujeres. Las lecturas que hay detrás de este libro se cuentan por centenas, desde la ya antes mencionada filósofa natural del siglo XVII Margaret Cavendish, al neurólogo y filósofo Pierre Janet, Sigmund Freud, William James, John Dewey, Martin Buber, el filósofo francés Maurice Merleau-Ponty, la filósofa Susanne Langer, la antropóloga Mary Douglas, o psicoanalista D. W. Winnicott, por nombrar sólo algunos de los escritores citados “cuyas obras han transformado las mías para siempre”.
La primera parte del libro incluye ensayos sobre artistas particulares, así como investigaciones sobre los sesgos perceptivos que afectan la forma en que juzgamos el arte, la literatura y el mundo en general. La segunda, con el sugerente título “¿Qué somos?: disertaciones sobre la condición humana” reúne una serie de conferencias académicas impartidas por ella misma en diferentes foros.
Híbrido en su concepción, este volumen cabalga entre el ensayo académico y el personal. Y arremete contra la perpetuación de la visión tradicional del hombre como pensador y teórico, frente a la mujer emocional y pragmática, siempre ajena a las abstracciones. Los ensayos que contiene están ciertamente plagados de ideas abstractas y teóricas, pero al mismo tiempo son una expresión fresca y directa de la opinión personal.
Almodóvar según Hustvedt
Tras el ensayo que da título al libro, y que es una mirada crítica y detallada a tres retratos de mujeres (“La mujer que llora”, “Columbine” y “Mujer II”,) y a los artistas que las pintaron (Picasso, Beckmann y De Kooning, respectivamente), Hustvedt escribe otro ensayo especialmente interesante para el lector español, titulado “Mapplethorpe/Almodóvar: Puntos y Contrapuntos”, en que fija su incisiva mirada crítica sobre nuestro cineasta más universal.
La escritora describe, en 19 breves sentencias o reflexiones, el mundo retratado por el controvertido fotógrafo Robert Mapplethorpe, visto a través de sus ojos, pero también a través de los ojos de Pedro Almodóvar, ya que se centra en la selección fotográfica realizada por Almodóvar para una exposición de 2011 en la Galería Elvira González de Madrid. Además, Siri compara a los dos artistas (fotógrafo y cineasta) a través de algunas reflexiones sobre la película Hable con ella.
Y, sobre el cineasta español, escribe: “Almodóvar rompe los umbrales. Sus personajes son idiosincrásicos, personales. Juega con la diferencia de género y mezcla los dos. A veces tiene una sensibilidad hermafrodita. Me atrae esta mezcla de estilos sexuales. Me hace sentir como en casa”.
De especial interés en su faceta como feminista iconoclasta es el último ensayo de la primera parte, titulado: “No Competition”. El ensayo parte de una anécdota personal: Hustvedt entrevistó una vez al escritor noruego Karl Ove Knausgård después de publicar su obra autobiográfica Mi lucha. Ella le preguntó por qué en un libro que contenía cientos de referencias a escritores, sólo se mencionaba a una mujer: Julia Kristeva. La respuesta del escritor fue “No competition” (las mujeres no pueden competir con los hombres).
Este incidente incita, una vez más, a la reflexión sobre cuestiones de género, la invisibilidad de las mujeres a lo largo de la historia de la ciencia, y el sexismo. Huelga decir que tras esta anécdota y sus reflexiones la autora también incluye sus experiencias como “una escritora casada con un escritor famoso”.
Y concluye con una reflexión que resume su esencia como escritora, científica y, desde hoy, Premio Princesa de Asturias de las Letras: “Debido a que escribo ficción y no ficción y tengo un interés permanente en la neurobiología y la filosofía (aún hoy disciplinas mayoritariamente masculinas), encarno la división masculino/femenino, serio/trivial, duro/blando en mi propio trabajo. Cuando publico un artículo en una revista científica o doy una conferencia en un congreso de ciencias, me encuentro en un terreno masculino, pero cuando publico una novela, me sitúan directamente en tierra de mujeres. Las audiencias en los eventos públicos varían en los mismos parámetros, desde un 80% de hombres en las ciencias y la filosofía, hasta exactamente lo contrario en un evento literario”.
Queda poco que añadir. Enhorabuena, Siri.
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.