Caminos de Sefarad, un recorrido por la España judía
Sefarad (ספרד) es la palabra en lengua hebrea que se utiliza para referirse a la Península Ibérica. La historia de los judíos en España comienza en la Hispania romana (218 a. c. a principios del siglo V), aunque no se conoce la fecha exacta en que las primeras comunidades judías se instalaron en nuestro país. Es en la época medieval (entre el siglo V y el XV) cuando los judíos constituyeron una de las comunidades más prósperas de su historia, tanto bajo el dominio musulmán como, posteriormente, en los reinos católicos, antes de ser expulsados de España en el año 1492.
Sefarad (ספרד) es la palabra en lengua hebrea que se utiliza para referirse a la Península Ibérica. La historia de los judíos en España comienza en la Hispania romana (218 a. C. a principios del siglo V), aunque no se conoce la fecha exacta en que las primeras comunidades judías se instalaron en nuestro país. Es en la época medieval (entre el siglo V y el XV) cuando los judíos constituyeron una de las comunidades más prósperas de su historia, tanto bajo el dominio musulmán como, posteriormente, en los reinos católicos, antes de ser expulsados de España en el año 1492.
Nuestro país no se entiende sin la huella de los judíos, que se extiende durante más de 1.000 años. Recorrer la antigua Sefarad disfrutando de su herencia con los cinco sentidos en cualquiera de las 19 ciudades que forman la Red de Juderías de España es una propuesta de viaje realmente única basada en la Historia, las tradiciones, el patrimonio, o la gastronomía sefardí.
Barcelona, Hervás, Cáceres, Ávila, Toledo, Segovia, Córdoba, Estella-Lizarra, Ribadavia, Lucena, Calahorra, Jaén, León, Monforte de Lemos, Oviedo, Palma, Plasencia, Tarazona y Tudela, dan forma a la Red de Juderías de España, y trazan, todas ellas, una experiencia viajera por la herencia judía de España.
Los visitantes que deciden adentrarse en esta aventura, reciben un «Pasaporte del Descubridor» que, dependiendo de la ciudad que visite, podrá sellarse en oficinas de turismo, sinagogas y museos judíos, obteniendo un Diploma del Descubridor, que premia con obsequios a los viajeros, y una insignia de Sefarad al visitar al menos siete de las 19 ciudades.
Pero más allá del patrimonio monumental, sabores y aromas sefardíes que se han conservado durante siglos esperan al visitante en la mesas de estas villas, unas alimentos regados por un buen vino kosher –que respeta las prescripciones rituales del judaísmo y que puede ser consumido por los creyentes– como Alate, el tempranillo navarro con el que la Red de Juderías promocionó su stand en Fitur 2019.
Para complementar la experiencia, la Red de Juderías ha elaborado unos Diarios de Viaje que ofrecen información práctica para sentir y descubrir Sefarad en estas 19 ciudades que, si bien no todas ellas conservan plenamente el patrimonio judío, si guardan su esencia.
Ávila
En Ávila, como en muchas de las ciudades medievales españolas, convivieron judíos, mudéjares y cristianos, y todos ellos dejaron su huella y su legado cultural. La gran riqueza de su judería es principalmente documental, ya que son escasos los restos arqueológicos judíos que han sobrevivido hasta nuestros días.
En la calle Reyes Católicos se encontraba la antigua Sinagoga llamada de Belforad que, tras la expulsión de los judíos, fue convertida en iglesia cristiana. En la Plaza del Pocillo se puede ver la Sinagoga de Don Samuel, que hoy es una casa particular rehabilitada y cuya característica más importante es el arco apuntado que se encuentra en su puerta.
Otro punto interesante son las Tenerías de San Segundo, que se conservan en muy buen estado. Durante la Edad Media, los judíos de Ávila se dedicaban especialmente a las labores relacionadas con el trabajo del cuero y a la confección textil.
Barcelona
La presencia de judíos en Barcelona está documentada desde antes de la existencia del barrio judío en la ciudad, aunque se desconoce si ya constituían una comunidad. Entre las numerosas referencias, en la toponimia de Barcelona permanece indeleble el recuerdo del Montjuïc, el Mons Judaicus o monte de los judíos, donde la comunidad hebrea enterró a sus muertos durante siglos.
Cáceres
Cáceres es un lugar especial. Ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco el 26 de noviembre de 1986, su conjunto histórico-artístico le ha hecho ser merecedora de otros títulos como el de Tercer Conjunto Monumental de Europa, por sus vestigios romanos, árabes, judíos y renacentistas.
Esta ciudad extremeña esconde un gran patrimonio judío. La Judería Vieja, sita dentro del Conjunto Monumental amurallado y presidida por la Ermita de San Antonio, donde antes se encontraba la sinagoga judía, es un lugar de recoletas calles y empinadas cuestas flanqueadas por casas encaladas que aprovechan la muralla como pared trasera.
La Judería Nueva, que alberga las actuales calles Paneras y de la Cruz, extramuros de la Ciudad Monumental y junto a la Plaza Mayor, es el barrio que se formó a partir de 1478 para que fuera ocupado por la población judía. Aquí se halla el Palacio de la Isla, construido sobre el solar de la antigua sinagoga judía, y actual Archivo Histórico Municipal.
Calahorra
Capital de la comarca de la Rioja Baja, contó con una judería que estaba aislada por murallas del resto de la ciudad y tenía sus propias leyes. Los primeros asentamientos judíos se remontan al siglo XI y su mayor auge se dio en el siglo XIV, cuando contó con unos 600 habitantes que gozaban de gran prosperidad.
Córdoba
La ciudad de las tres culturas, llamada así porque en ella convivieron judíos, musulmanes y cristianos, guarda intacta la memoria medieval de la ciudad. La calle Judíos, donde se suceden la sinagoga, la casa de Sefarad, el zoco y la plaza Tiberiades, constituye el núcleo esencial de una visita que reconstruye a la perfección la historia de la comunidad en la que nació un personaje de proyección universal como Maimónides.
Estella
A mitad de camino entre Pamplona y Logroño, en una zona de contacto entre la Montaña y la Ribera, se encuentra Estella, ciudad navarra monumental nacida al calor del Camino de Santiago y fundada en el año 1090 por Sancho Ramírez.
En el siglo XV se la conocía como “Estella la bella” y en la actualidad sigue haciendo honor a este adagio: es ciudad románica que atesora palacios, casas señoriales, iglesias, conventos, puentes y hermosos edificios. Su judería fue la tercera en importancia después de las aljamas de Tudela y Pamplona, y vivió su máximo esplendor en los siglos XII y XIII.
Hervás
La celebración de la fiesta de los judíos conversos y representaciones teatrales de su cultura y costumbres dan buena cuenta del importante legado que este pueblo dejó en Hervás, en la provincia de Cáceres. El patrimonio histórico más destacable de la ciudad es la judería, de estrechas y empinadas calles en las que las casas, construidas de adobe y entramados de madera de castaño, se arraciman unas junto a otras, algunas revocadas con tejas árabes para evitar los vientos.
Jaén
La parte más antigua de Jaén se encuentra dominada por la fortaleza árabe que se alza sobre el cerro de Santa Catalina y que actualmente alberga el Parador de Turismo. A sus pies se despliegan los barrios más añejos de esta ciudad andaluza, articulados en torno a las iglesias de la Magdalena, San Juan y San Ildefonso. Pero el eje principal del casco histórico es la Santa Iglesia Catedral, una monumental construcción renacentista del siglo XVI, que contrasta con el blanco caserío popular que la circunda.
León
La que fuera la Legio VII Gemina Pia Felix romana, mantiene un interesante legado románico, gótico y renacentista fruto de su esplendor durante la Edad Media. Uno de los monumentos más significativos de León es la Basílica de San Isidoro, cuyos anchos muros custodian celosamente lo que se conoce como la Capilla Sixtina del románico español, pero no es la única joya de la ciudad, en ella se pueden descubrir iglesias de todas las épocas y estilos.
Lucena
Pocas comunidades judías establecidas en Al-Andalus alcanzaron tan destacada fama como Lucena, en la provincia de Córdoba, conocida como la Perla de Sefarad. Su ciudad judía se componía de recinto amurallado con medina –ciudad– en el interior controlada con exclusividad por la población judía que la fundó en el siglo VIII d. C. Al sur, en una zona extramuros, se desarrolló un extenso cementerio que en 2007 los arqueólogos tuvieron la oportunidad de excavar parcialmente en la zona de Ronda Sur.
Monforte de Lemos
Monforte de Lemos, en Lugo, se encuentra ubicado en la comarca del mismo nombre, en el área de las llanuras y de las depresiones de la Galicia centro oriental. En el núcleo urbano se aglutinan numerosos edificios emblemáticos, monumentos, calles y plazas de interés que conforman el casco antiguo.
Oviedo
Las profundas transformaciones urbanísticas sucedidas a lo largo de la historia en Oviedo han propiciado que apenas queden en nuestros días huellas materiales de las casas o las calles de la antigua judería, pero no han podido impedir que la memoria de los hebreos que aquí vivieron durante más de cinco siglos se mantenga viva en la ciudad nueva.
La localidad conserva una gran cantidad de documentos que dan fe de cómo vivieron aquellos judíos ovetenses. Además, Oviedo tiene una nueva sinagoga, la Casina, donde, en la actualidad, un centenar de personas sigue el culto hebreo .
Palma
En ninguna ciudad española el legado judío ha conseguido mantenerse tan íntimamente unido a la vida cotidiana de sus habitantes a través de los siglos como en Palma de Mallorca. La pervivencia hasta nuestros días de la comunidad de los chuetas o xuetes, herederos directos de los últimos hebreos que se convirtieron forzosamente al cristianismo a finales del siglo XIV y principios del XV se manifiesta gráficamente en las calles comerciales de su antigua judería menor, donde las joyerías y los comercios artesanales mantienen hoy viva y pujante una actividad que ejercieron los judíos de entonces.
Todo ello se complementa con la judería mayor, donde se conservan el trazado de las calles principales de aquella ciudad antigua y un buen número de casas señoriales de la época. Merece especial visita la Almudaina o antigua ciudadela musulmana, donde seguramente estuvo la primera judería mallorquina.
Plasencia
Plasencia, en Cáceres, fue fundada en el año 1186 por el rey Alfonso VIII de Castilla, que la ennobleció e imprimió en su plateado escudo UT PLACEAT DEO ET HOMINIBUS (Para el placer de Dios y de los hombres). En 1189 el Papa Clemente III concede a la ciudad extremeña la Sede Episcopal.
El carácter militar y la óptima situación estratégica unido al afán de reconquista del rey castellano propició el fortalecimiento de la ciudad a finales del siglo XII con la creación de la muralla y el reforzamiento con la barbacana, con 78 torres o cubos y la construcción del ya desaparecido Alcázar.
Ribadavia
En la edad media, la villa orensana de Ribadavia fue una localidad rica en el marco de una comarca próspera productora de vino desde el siglo IX. El asentamiento de la nobleza laica y eclesiástica de Galicia y del norte de España propició la consolidación de una comunidad judía importante que administraba y gestionaba los bienes de los señores de la villa.
En esta villa gallega se puede visitar el Centro de Información Judía de Galicia., popularmente conocido como Museo Sefardí de Galicia, situado en la Plaza Mayor. Otros puntos de interés turístico son las puertas de la muralla y del castillo de los Condes de Ribadavia, y la repostería hebrea y tradicional en las tafonas y locales situados en el conjunto histórico.
Segovia
Ciudad Patrimonio de la Humanidad, en Segovia las casas, murallas, palacios, templos y torres se unen y entrelazan formando un singular entramado de calles estrechas y pequeñas plazas. Más allá de la su joya principal, el acueducto romano, merecen también una visita la Torre de San Esteban, el Monasterio del Parral, la Iglesia de la Vera Cruz y el Alcázar.
Tarazona
Declarada Conjunto Histórico Nacional, la leyenda dice que Tarazona fue edificada por Túbal y Caín y reedificada por Hércules. Así figura en el escudo de la ciudad maña. En la actualidad, conserva una hermosa impronta mudéjar en las calles y plazuelas de su barrio histórico medieval, con un importante patrimonio monumental que va de los siglos XII al XX. El monumento más destacado es la catedral de Nuestra Señora de la Huerta, de estilo mudéjar (siglo XV).
La Judería Vieja, llamada la Rúa después de la expulsión, se asienta a los pies de la Zuda –hoy Palacio Episcopal–, en la barriada del Cinto, una zona urbana de ambiente medieval y con acentuadas características mudéjares.
Toledo
La madinat al-Yahud, o ciudad de los judíos, constituye un amplio espacio urbano que ocupa prácticamente el 10% de la Toledo amurallada. Dividida a su vez en diferentes barrios, que se corresponden con las distintas etapas de su expansión, la judería toledana es un intrincado laberinto que guarda grandes joyas, como la Casa del Judío y diferentes sinagogas: Santa María la Blanca, la Sinagoga Vieja o la del Tránsito.
Tudela
Al sur de Navarra se encuentra Tudela, la segunda ciudad en extensión e importancia del territorio foral. Fundada en el año 802 por Amrus ibn Yusuf al-Muwalad bajo el mandato del rey Al Hakan I, es una de las ciudades de origen islámico más importantes de España y de Europa. En ella convivieron, durante más de 400 años, musulmanes, judíos y mozárabes, quienes imprimieron a la ciudad un mestizaje cultural reflejado en sus monumentales edificios y del que visitante es testigo al pasear por sus callejas retorcidas, pasadizos, murallas y atalayas.