El estrés acaba con tu memoria a corto plazo incluso antes de que estés estresado
Seguro que te ha pasado más de una vez: te despiertas con el pulso agitado, con el pecho pesado, ansioso. Probablemente has tenido una época complicada, con muchas preocupaciones. Pues bien, si te ha ocurrido esto, hay algo que debes saber: ese estrés está teniendo unas consecuencias sobre tu cerebro que no imaginas.
Seguro que te ha pasado más de una vez: te despiertas con el pulso agitado, con el pecho pesado, ansioso. Probablemente has tenido una época complicada, con muchas preocupaciones. Pues bien, si te ha ocurrido esto, hay algo que debes saber: ese estrés está teniendo unas consecuencias sobre tu cerebro que no imaginas.
Un estudio de la Universidad Estatal de Pensilvania demuestra que los participantes que se despertaban con un nerviosismo arrastrado desde el día anterior veían cómo la capacidad de su memoria de trabajo –que forma parte de la memoria a corto plazo y es decisiva para el aprendizaje y retención de nueva información incluso cuando no estamos concentrados– se reducía considerablemente con el paso del día.
Lo que es más curioso de la investigación es que los autores apuntan a que este fenómeno, muchas veces, es inevitable. Lo es porque, si bien muchas veces somos capaces de anticiparnos a las situaciones que pueden producirnos estrés, ese esfuerzo en sí también estresa. “Este estudio sugiere que esa actividad puede ser perjudicial para tu memoria, independientemente de si los eventos estresantes se producen o no”, explica Jinshil Hyun, estudiante de doctorado en desarrollo humano y estudios familiares en la citada universidad.
Este deterioro afecta a muchas parcelas de nuestra vida. “Una memoria de trabajo reducida puede hacer que sea más probable que cometas un error en el trabajo o que seas incapaz de concentrarte”, desarrolla Martin Sliwinski, director del Centro para el Envejecimiento Saludable en la Universidad Estatal de Pensilvania. Sliwinski insiste en que este factor es particularmente peligroso en personas mayores: “Tomar una pastilla equivocada o cometer un error mientras conduces puede tener un impacto catastrófico”.
Esta investigación se une a la cantidad de estudios que se han realizado acerca del efecto neurológico del estrés sobre la emoción, la cognición e incluso la fisiología. Lo que hasta ahora ha quedado al descubierto es la faceta memorística, sobre todo por el estrés que genera la anticipación a un suceso potencialmente estresante.
Los autores de la investigación se valieron de un grupo de 240 adultos, de diferentes edades, razas y condiciones económicas, y les hicieron preguntas desde una aplicación móvil durante dos semanas y siete veces al día. Las preguntas planteaban el nivel de tranquilidad o estrés que padecía la persona en el momento. Asimismo, los participantes tenían que completar una tarea de memoria de trabajo cinco veces diarias.
Hyun presume que la posibilidad de contar con una app para el desarrollo de la investigación fue fundamental. De esa manera, los científicos tenían conocimiento del estado del paciente en –prácticamente– todo momento. “Pudimos recopilar datos a lo largo del día durante un periodo de tiempo más amplia”, revela, “en lugar de solo unos pocos datos y en un laboratorio”.
Una de las conclusiones a la que llegan los investigadores es la importancia de la mentalidad vital para nuestra salud neurológica. Por ello, auguran que el estudio abrirá la puerta a soluciones asequibles contra el deterioro de la memoria a corto plazo. Algunas de ellas podrían llegar a través del teléfono móvil, mediante apps. Dicho esto, Sliwinski anticipa que en sus siguientes trabajos planteará que los participantes lleven consigo unos sensores que les dé todavía más información sobre los efectos fisiológicos del estrés.
Mientras tanto, nos da un consejo tan viejo como el hambre: poner la venda antes de la herida nunca resuelve nada, más bien lo complica todo.