Lluvia artificial, dinosaurios robot y playas que brillan en la oscuridad: así es NEOM, la futura ciudad de Arabia Saudí

El príncipe heredero de Arabia Saudí Mohammed bin Salman (MBS), envuelto en la polémica por el caso del periodista Jamal Khashoggi, no vio un desierto ni un área yerma cuando aterrizó en la árida región costera de Sharma en su helicóptero hace unos años. Él vio el futuro, e ideó un plan para una ciudad-estado que pretende suplantar a Silicon Valley en tecnología, a Hollywood en entretenimiento y la Riviera francesa como lugar de veraneo. Un ambicioso proyecto llamado NEOM que tendrá un coste aproximado de 500.000 millones de dólares y que pretende estar listo en 2030. Una ciudad que, entre otras cosas, contará con nubes artificiales que generarán lluvia, una gran luna artificial y robots dinosaurios.

NEOM prevé abarcar una extensión que ronde los 26.000 kilómetros cuadrados en una zona de desierto rocoso y costa, una cifra extremadamente monstruosa, puesto que es aproximadamente tres veces el tamaño de la Comunidad de Madrid. Una ciudad para atraer a las «mentes más grandes y los mejores talentos del mundo», aseguran, y es que el príncipe Salman quiere que en NEOM estén disponibles los últimos avances tecnológicos, sin embargo, no será una ciudad para todos los públicos, ya que sus habitantes tendrán que pagar un precio elevado por vivir ahí.

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Según los documentos confidenciales a los que ha tenido acceso el diario The Wall Street Journal y que cuentan con más de 2.300 páginas de planificación, algunas de las ambiciones de esta urbe serán más propias de un parque temático que de una ciudad del futuro. Este informe elaborado por las consultoras Oliver Wyman, Boston Consulting Group y McKinsey & Co. señala que, entre otras novedades, la ciudad contará con coches voladores y profesores en forma de holograma.

Nada ha quedado al azar en la planificación del proyecto saudí, una metrópoli sin límites para la imaginación en la que los negocios, la innovación, el desarrollo y el lujo tendrán cabida en una geografía paradisíaca, en la costa del Mar Rojo. Su localización es estratégica, ya que el 10% de las rutas comerciales pasa por el Mar Rojo y la zona está interconectada con América, Europa, África y Asia a menos de ocho horas de vuelo.

NEOM, un acrónimo de la palabra griega  ‘neo’ (nuevo) y la palabra árabe ‘mustaqbal’ (futuro), se centrará en nueve sectores de investigación cuyo objetivo será el futuro de la civilización humana, incluidos el futuro de la energía y el agua, del transporte, las biotecnologías, la alimentación, las ciencias técnicas y digitales, la industrialización avanzada, la información y la producción mediática, el entretenimiento y la vida, así lo aseguró el príncipe Mohamed bin Salman en el acto de presentación del proyecto.

Concretamente, el heredero al trono saudí quiere que en esta ciudad rodeada de desierto se puedan crear nubes artificiales que generen lluvias y alimenten los campos de cultivo. Tampoco olvida el ocio: el magnate saudí sueña con una urbe que cuente con la tasa más alta del planeta de restaurantes con estrellas Michelin por habitante y con playas de arena que brillen en la oscuridad, a pesar de que los ingenieros no han descubierto todavía una forma segura de hacerlo.

Por si fuera poco, NEOM tendrá un parque poblado de dinosaurios robot al más puro estilo Jurassic Park, en el que los ciudadanos puedan pasar sus ratos libres, y una especie de luna artificial. Cada noche, una flota de drones debería crear la ilusión de una luna en todas su fases; creciente, menguante o llena. Para que eso suceda, Boston Consulting Group ha sugerido asociarse con la NASA para hacer de la luna falsa «la más grande del mundo».

Como ministro de Defensa, MBS tampoco olvida la seguridad. Para mantener a NEOM a salvo, las cámaras, los drones y la tecnología de reconocimiento facial permitirán a los servicios de inteligencia saudíes rastrear a todos los ciudadanos. «Todo se puede grabar», declaró la junta fundadora.

El uso de energías renovables «de los que el mundo aún no ha oído hablar» o clínicas que investiguen y desarrollen la edición de genes humanos para fortalecer a las personas son otros de los sueños de Mohamed bin Salman.

Por supuesto, NEOM tendrá taxis voladores, asistentes robóticos, y puede que, a diferencia de en el resto de Arabia Saudí, el alcohol esté permitido, según han asegurado personas familiarizadas con el plan a The Wall Street Journal.

Una ciudad-estado independiente

Las empresas extranjeras han evitado durante mucho tiempo invertir en Arabia Saudí debido por su sistema legal opaco, la corrupción y las restricciones sociales que prohíben el alcohol y requieren que las mujeres obtengan el permiso de un pariente masculino para realizar algunas actividades. MBS ha encontrado esas estructuras tan arraigadas que ha considerado más fácil desarrollar una nueva ciudad desde cero.

Para favorecer la mudanza de multinacionales a Arabia Saudí, NEOM se independizará de la legislación saudí y su sistema fiscal. «Operaremos como una zona económica al margen, con sus propias leyes e impuestos, especialmente creados para impulsar el crecimiento y la riqueza de la región, sus residentes, y los inversores», reza la web oficial del proyecto.

Los problemas: desalojo forzado de tribus y alto coste

Pero no todo es positivo en este mastodóntico proyecto. Para desarrollar Neom, el gobierno saudí planea reubicar a la fuerza a más de 20.000 personas que han habitado el área durante generaciones. Un plan de reubicación que MBS quiere que esté listo para 2022. Los residentes de la zona dicen que solo han escuchado rumores y que la reubicación sería devastadora. “Estás desmembrando una sociedad entera. Para nosotros, es como la muerte ”, aseguró uno de los habitantes a The Wall Street Journal.

Los consultores de Boston Consulting Group han aconsejado seguir los estándares del Banco Mundial para reubicaciones forzadas y la junta ha decidido que tal vez algunos residentes podrían quedarse si adquieren las competencias necesarias para residir en la elitista urbe. Las personas recibirán compensación y beneficios, incluido un programa de becas para «obtener las habilidades necesarias para ser parte de la visión de NEOM», asegura la organización.

Además, construir NEOM requerirá dinero que Arabia Saudí no tiene. Recientemente, el país ha tenido déficit presupuestarios. El reino ha usado dinero prestado del extranjero para financiar las primeras etapas de este sueño futurista, según personas familiarizadas con el asunto.

Pero a bin Salman poco parece importarle el desalojo de tribus o el dinero. El príncipe heredero y cabeza visible del cambio en el reino lo tiene claro: quiere que cuando NEOM vea la luz en 2030, se convierta en el eje sobre el que girará el mundo. Un desafío ambicioso, como poco.