«Maravillarnos es un acto de atención radical»
El periodista y escritor inglés, Caspar Henderson, reivindica la capacidad que tenemos de sorprendernos con lo más mínimo y natural, más allá de la artificialidad que se ha acelerado con internet
Al año se pueden ver desde la Tierra unos dos eclipses y, cada vez que ocurren, son noticia. No es de extrañar que, ahora, nos encante retratarlos para redes sociales o para enviar fotos del evento por Whatsapp. Sin embargo, y más allá de esa necesidad de publicarlo todo, lo que realmente sucede con este tipo de fenómenos es que, ante todo, nos maravillan.
«A veces hacen falta circunstancias extremas o inusuales para que lo cotidiano nos parezca maravilloso», dice el periodista y escritor Caspar Henderson en su libro El mapa de las maravillas (Ático de los libros, 2021). En este amplio compendio de fenómenos y eventos sorprendentes, Henderson cartografía desde el cielo a la más minúscula de las partículas que existen dentro de nosotros, los seres humanos.
¿Y por qué nos maravillamos? No es fácil de determinar, afirma el autor, porque para que algo nos parezca maravilloso todo debe depender de las circunstancias a nuestro alrededor. Desde nuestra historia, nuestra cultura o de la tecnología que tenemos a mano, pero sobre todo, maravillarnos es una cuestión de conectar, de estar atentos. «La maravilla es, al menos, una cuestión de conexión y de procesos, tanto de las propiedades de la naturaleza como de los objetos individuales, los cuerpos o las personas. Maravillarnos es un acto de atención radical, un estado en el que estamos abiertos a la sorpresa», afirma el escritor.
Maravillarnos es un acto de atención radical, un estado en el que estamos abiertos a la sorpresa
Al periodista le parece mejor hablar de ‘maravillas’ que de ‘asombro’ porque siente que esa palabra nos abruma, en cambio, ‘maravillas’, el maravillarnos, es un estado en el que permanecemos en posesión de nuestras facultades intelectuales y nos sentimos emocionalmente elevados. «Tiene mucho en común con el asombro, pero también se superpone con la curiosidad. Experimentar la maravilla nos ayuda a sentirnos más humanos», afirma Henderson.
El mapa de las maravillas es un libro híbrido que cuenta una odisea de periodismo gonzo, con crónica de viajes e investigación científica aunque su autor lo niegue. «Ojalá hubiera habido más periodismo gonzo y viajes. Hice algunas visitas a científicos, escritores y artistas y a un puñado de lugares, pero pasé la mayor parte del tiempo en un cobertizo o en una biblioteca. No creo que Hunter S. Thompson hubiera quedado muy impresionado».
A pesar de no sentirse como el padre del periodismo experimental, Henderson cree en eso que llevaba a Hunter S. Thompson a escribir, a maravillarse desde la creación que se manifestaba al experimentar. Para el autor las maravillas pueden ser tanto naturales como científicas o artísticas, y es por ello que tanto artistas como científicos siempre están encontrando nuevas formas de experimentar para posteriormente poder representar sus descubrimientos y creaciones.
«Ha habido muchas innovaciones maravillosas desde que se publicó mi libro por primera vez. Un pequeño ejemplo es una nueva forma de representar el interior de una célula en profundidad», como lo es el caso de visualización en 3D titulado Cellular Landscape Cross Section Through a Eukaryotic Cell (Sección transversal del paisaje celular a través de una célula eucariota), que se basa en el trabajo del científico y artista David Goodsell, quien creó la representación de un ribosoma, y que es, para Henderson, «una de las máquinas moleculares más extraordinarias y casi milagrosas que hacen posible la vida».
Antes del miedo, mejor aceptar la maravilla de lo que nos rodea
No hay ciencia sin arte, ni arte sin ciencia. Una no está por encima de la otra en la cartografía de maravillas de Caspar Henderson. Es por ello que el escritor quiere volver a encantar al mundo, pero no a expensas de explicaciones científicas. Su lúcido, elegante y amplio ensayo hace un buen trabajo al mostrar cuán fuera de lugar está nuestro miedo al reduccionismo científico. No es de extrañar que el autor afirme en la introducción del libro que se vale de usar «la filosofía, la historia, el arte, la religión, la ciencia y la tecnología en busca de una mejor apreciación tanto de las cosas que nos maravillan como de la naturaleza de maravillarse».
Quizás por esta percepción afirme en su entrevista con THE OBJECTIVE que el mundo, a pesar de estar lleno de peligros, no nos debe coaccionar a vivir en el miedo, especialmente a los niños. Para ratificar su argumento, Henderson nos cita a Jedediah Britton-Purdy, abogado de la Universidad de Columbia en Nueva York: «Pienso en tratar de enseñarle primero el amor y el asombro, antes de que inevitablemente aprenda el miedo». Es así como espera que El Mapa de las maravillas sirva de artefacto que «ayude a hacer llegar más amor y fascinación a personas de casi cualquier edad». Para él la lucha es haciendo, no quejándose y, a pesar de no ser poeta, piensa en una frase de Wisława Szymborska que calza a la perfección con lo que nos cuenta: «Prefiero lo absurdo de escribir poemas a lo absurdo de no escribirlos».
Aunque escriba más sobre las maravillas que sobre el miedo, Henderson sabe que el ser humano, ese ser maravilloso, se lanza hacia la autodestrucción. ¿Es otra maravilla nuestra capacidad de rendición? «Las razones por las que los individuos se autodestruyen prematuramente son, por desgracia, muchas y variadas. Podemos aprender algo de la observación de Nietzsche: ‘Quien tiene un por qué para vivir puede soportar casi cualquier cómo’. Es decir, si tienes un sentido y un propósito -una historia en la que crees-, harás lo que puedas para continuar esa historia, incluyendo, en la mayoría de los casos, la historia de tu propia vida», afirma.
Las razones por las que los individuos se autodestruyen prematuramente son, por desgracia, muchas y variadas
Sin embargo, cree que otro factor importante en la autodestrucción humana «es un tipo particular de estupidez» y al utilizar esta palabra no se refiere a un bajo coeficiente intelectual, más bien explica que «es un tipo de pensamiento que puede ser exhibido por personas que se encuentran entre las más inteligentes según las medidas convencionales», pero lo que ocurre es que se aplican «herramientas conceptuales equivocadas a un desafío», o a tener «una incapacidad para dar sentido a lo que realmente ocurre, porque se intenta forzar los fenómenos en un marco de comprensión preexistente que es inadecuado».
Es por este tipo de situaciones autodestructivas o «de particular estupidez» que Henderson cree en las maravillas y en sus propiedades, ya que «a veces puede ayudarnos a liberarnos de viejas formas de pensar y, así, volvernos un poco menos estúpidos».
Esperanzarnos con la maravilla
Este mapa de maravillas es para el autor un «pequeño intento» contado con «buen humor y algunas bromas» que ayuda al lector a «establecer conexiones que vayan de lo pequeño a lo grande», de una célula al corazón y de ahí al universo, de generar en la complejidad, una maravilla.
«Cada vida, cada sociedad, cada época es diferente, pero también compartimos muchas cosas. A veces parece que tenemos que aprender las mismas lecciones una y otra vez. Una de ellas se remonta al antiguo filósofo griego Demócrito, que dijo: ‘Para un hombre -o mujer- sabio, toda la Tierra está abierta porque el verdadero país del alma es el universo entero’» afirma el autor.
Cada vida, cada sociedad, cada época es diferente, pero también compartimos muchas cosas. A veces parece que tenemos que aprender las mismas lecciones una y otra vez
Henderson es un gran divulgador científico que cree que «a medida que aumenta la comprensión científica, hay muchas más posibilidades de que nuestro viaje por la vida se dirija hacia una comprensión más profunda, más humilde y más alegre del lugar que ocupa el ser humano en el universo y de nuestras responsabilidades para con el mundo no humano». Sin embargo, el autor sabe que nada está garantizado: «Hay mucho margen para cometer errores fatales e irreversibles».
Es posible también entender la maravilla en esos errores, ese maravillarse como una emoción política. «Así lo llamó Martha Nussbaum y yo lo pondría al lado de lo que Martin Luther King llamó la política del amor», afirma Henderson. Según él, esas frases no resuelven en sí mismas ningún problema político, pero pueden ayudar a abrir espacios para encuentros y negociaciones menos conflictivas.
A pesar de los errores inexcusables, el autor está esperanzado y le siguen asombrando casi todos los días cosas que aprende sobre el mundo natural y humano y no ve «ninguna razón para que eso deje de ocurrir».
Henderson se vio profundamente conmovido y maravillado a ver a William Shatner tras su breve vuelo al borde del espacio en octubre de 2021. El actor canandiense, quien interpretó al capitán Kirk en la serie de televisión Star Trek en la década de los 60, tiene 90 años y Henderson relaciona lo conmovido que demostró estar Shatner tras el vuelo con lo que los psicólogos llaman «el efecto de visión general». Este efecto sucede cuando se ve el conjunto de las cosas de nuevo, generando un efecto muy contagioso sobre quienes conocemos, queremos y respetamos. Es por ello que Henderson defiende el todo de las cosas y su complejidad sin cortes literales que desenfoquen la visión, por eso cree que nos debemos encaminar hacia «un sistema que incite experiencias conscientes, un sistema que se preocupe por su persistencia hasta el fondo de sus mecanismos, sin ningún corte arbitrario» para alcanzar así la maravilla.