Todd Haynes nos invita a todas las fiestas del ayer con 'The Velvet Underground'

La carrera de Todd Haynes (Los Ángeles, EE. UU., 1961) está punteada de tributos a músicos: su corto experimental Superstar: The Karen Carpenter Story (1987) retrataba los últimos 17 años de vida de la cantante del dúo The Carpenters mientras luchaba contra la anorexia; Velvet Goldmine (1998) era una inmersión en el movimiento glam protagonizada por un remedo de David Bowie; I’m Not There (2007), una visión poliédrica de la persona y la carrera de Bob Dylan en los rostros de seis intérpretes; y a la vista, tiene un biopic sobre Peggy Lee que estará protagonizado por Michelle Williams.

«Mi interés va más allá de la música, de si me gusta o no, sino de la manera en que esos personajes influyen en la cultura. Aunque no hubiera sido fan de la carrera de Dylan, y lo soy, hubiese querido rodar igual una película sobre él, porque me interesa cómo refleja la sociedad estadounidense. Son ideas que se expanden y plantean encrucijadas sobre la identidad, que es la columna vertebral de todas mis películas», se justificaba el director estadounidense en el pasado Festival de San Sebastián, donde la cinta se presentó en la sección Perlas.

El realizador, reconocido en Locarno, Cannes, Venecia, Sundance y la Berlinale, asegura que incluso cuando dirige películas no vinculadas a este arte, siempre encuentra inspiración en la música. «La mayoría de mi cine trata sobre el pasado, aunque sea reciente. Me interesa la música porque tiene un sentido del tiempo y te puede transportar hasta el momento en el que creciste. Quizás entonces odiabas una canción, pero cuando suena, te retrotrae a ese lugar y a ese tiempo de manera tan visceral, que me parece de gran ayuda para invocar recuerdos».

Salvo un fragmento de la película coautoral Stephen Sondheim en seis canciones, Haynes no había plasmado su melomanía en el género documental. Hasta ahora. Hoy 15 de octubre, Apple TV+ estrena en en cines y en la plataforma su documental The Velvet Underground.

Un idioma común en el Nueva York de los sesenta

El cineasta disponía de un valioso material de archivo, con entrevistas, películas de los sesenta, archivos fotográficos, canciones y maquetas nunca antes escuchadas. Hay testimonios de Bowie, Jonathan Richman, John Waters, Allen Ginsberg, Jackson Browne y Jonas Mekas, a quien está dedicada la película porque falleció poco después de concederle una entrevista. 

La intención de Haynes ha sido que el filme resultante de esa amalgama no se convirtiera en un documental de cabezas parlantes, sino que la imagen dialogara con la música, así que experimenta con el audiovisual de la forma que antes lo hiciera Andy Warhol. En el relato de la biografía de los integrantes de Lou Reed y John Cale, de la eclosión del grupo bajo el auspicio de The Factory, de su auge y escisión, se sirve de pantallas partidas, de primeros planos y del blanco negro propios del director Danny Williams, responsable de muchos de los hallazgos en el cine de Warhol.

«Quería que fuera una obra que permitiera al espectador sumergirse en el mundo de las imágenes y los sonidos de la época, y que en esa experiencia brotara una historia explicativa, Durante el proceso de edición, aprendí lo mucho que la música de vanguardia se entrelazaba con la innovación que se llevó a cabo en las artes visuales y en el cine del periodo. Desafiaron la forma, la ortodoxia y las convenciones. John Cale, Andy Warhol y Jonas Mekas hablaban el mismo idioma», se explaya el director de Lejos del cielo (2002) y Carol (2015).

Contracultura de ayer y de hoy

La imagen que habitualmente ha trascendido de aquella década es de corte amarillista, deformada por el consumo de heroína y el libertinaje sexual, pero en la película no hay prácticamente referencias a los excesos, la atención siempre se mantiene en la revolución cultural que sus protagonistas lideraron.

«Chutándose heroína en una habitación, John Cale y Lou Reed sentían que eran las dos únicas personas en el universo y que todo lo demás podía irse al diablo»

«No quería hacer un filme sobre cotilleos. Todos dormían con todos. ¡Bien hecho! Pero no hacían esa música por ese motivo. Su sonido no iba a ser diferente porque estuvieran acostándose los unos con los otros. A veces, las drogas alimentaban su espíritu artístico, eran su gasolina. En otras ocasiones, eran su forma de alejarse del mundo, de callarlo. Chutándose heroína en una habitación, John Cale y Lou Reed sentían que eran las dos únicas personas en el universo y que todo lo demás podía irse al diablo. Lo que importa es que su trabajo aún transmite una sensación de libertad», sentencia Todd Haynes.

Uno de los mayores desafíos a los que se enfrentó fue la ausencia de un testimonio presente del malogrado Lou Reed. El largometraje incorpora una entrevista en color de 1973. «Adoro esa grabación, con Warhol en la esquina y Lou, luciendo sus uñas pintadas de esmalte plateado. Entre la creación de la banda y su impacto cultural hubo un desfase, y es algo que la película plasma de manera metafórica, con la presencia y la ausencia de Reed, del mismo modo que la relevancia de esa banda. Existía una estrecha conexión de la Velvet con su tiempo cuando se inventó para ser atemporal».

El autor señala el debilitamiento de la contracultura en los últimos años. Durante su juventud, recuerda que las manifestaciones artísticas le animaban a resistir contra el molde comercial y el mercado. «Cuando te enfrentas a todo eso es cuando encuentras tu identidad, porque te sientes motivado a ser tú mismo, alejado de conformismos», se extiende el director, quien lamenta que el capitalismo haya ganado la batalla a día de hoy, convirtiendo a los creadores en propiedad corporativa. 

Haynes espera que su retrato de una época feroz y creativa, contestataria y poética sirva de inspiración a las generaciones presentes y venideras. «En The Velvet Underground mostramos que la resistencia cultural, el cuestionamiento del poder, del patriarcado y de la dominación en la década de los sesenta era muy diferente a la actualidad, pero aquel modelo puede ser una gran inspiración».