Territorio Moyano, cultura y libros de la mano de la tradición madrileña
En un rincón de Madrid, entre el Paseo del Pardo y el Real Jardín Botánico, el tiempo se para. El sitio, aunque a veces pase desapercibido, lleva 95 años siendo un referente cultural de Madrid. Hablo de la Feria de Libros Permanente de la Cuesta del Moyano.
En un rincón de Madrid, entre el Paseo del Prado y el Real Jardín Botánico, el tiempo se para. El sitio, aunque a veces pase desapercibido, lleva 95 años siendo un referente cultural de Madrid. Hablo de la Feria de Libros Permanente de la Cuesta del Moyano.
Aquí cada día se sacan, se ordenan y se alinean cientos de libros que muy a pesar de su antigüedad y su valor, no se venden. Hubo un tiempo en el que coleccionistas, ávidos lectores e ilustres escritores se daban cita para charlar, buscar un libro o disfrutar de un paseo entre las casetas. Desafortunadamente, la vida de la Cuesta ya no es lo que era. La escasez de incentivos culturales, la digitalización de la lectura y la localización de la Cuesta, casi anecdótica, han acelerado el declive del negocio de los libreros, muchos de los cuales llevan en sus librerías toda la vida.
Para dar vitalidad y evitar la lenta desaparición de la histórica Feria, la Dirección General de Bibliotecas, Archivos y Museo junto a la Red Boquerón, la asociación de los 30 libreros de la Cuesta, lanzó el verano pasado Territorio Moyano, un proyecto pensado para dinamizar el área y crear un espacio cultural joven y activo. The Objective, junto a los libreros de esta histórica cuesta, analiza este plan para conocer de primera mano si realmente está dando los frutos verdes que se esperaba.
El proyecto
El proyecto forma parte del Plan Madrid Territorios de Lectura y cuenta con el respaldo de los agentes culturales del mundo del libro e instituciones como el Museo Reina Sofía y Caixa Forum. La Administración pretende crear un laboratorio de ideas en dónde se aprenda acerca de la participación y la comunicación en el intercambio de conocimiento.
Desde enero de 2017, la Caseta 1 de la Cuesta la gestiona un colectivo de producción cultural, Los increíbles HUL, que se encarga de organizar ponencias, talleres para niños y ciclos de géneros literarios. «Queríamos más visibilidad, atraer a la gente joven y sobre todo que Moyano no fuera un sitio de paso, si no de encuentro, dónde la gente pudiera pasar la tarde», explica Javier Bayo de la librería Roma.
¿Funciona?
Tras unos meses en funcionamiento, los libreros parecen contentos con la atención del Ayuntamiento y las medidas tomadas. «Yo creo que sí ha funcionado. La Caseta 1, el corte del Paseo del Prado de los domingos por ejemplo hace que haya más afluencia. Sobre todo se acerca gente nueva los fines de semana», opina Bayo.
Paloma de la Caseta 25 se muestra más cauta: «De momento todo está muy precario, va todo muy despacio». Si bien también agradece que el Ayuntamiento haga algo respecto a la situación de Moyano.
Otros libreros, como Carmen Rivas, de la Caseta de la Música, no han notado gran diferencia en el negocio. ‘»Es cierto que este ha sido el único Ayuntamiento que ha hecho algo por Moyano y los chicos de la Caseta 1 lo están haciendo muy bien, pero yo no he notado más ventas», asegura. Esto en gran parte, se debe a la digitalización de la lectura y, según gran parte de los libreros con los que The Objective ha podido hablar, a la peatonalización de la calle: «la gente antes pasaba por nuestro lado de la calle obligatoriamente, ahora somos un obstáculo y se va hacia el otro lado», confirma Carmen.
Más mejoras
Para que este proyecto acabe de despegar, y pueda convertirse en el espacio de lectura referente en la ciudad y en un sitio de descanso del ruido de la capital, los libreros proponen algunas mejoras complementarias.
– Poner sombra y cambiar el suelo de granito de la Cuesta, que recoge todo el calor del sol durante los meses verano, para que la gente se pasee con tranquilidad y decida quedarse a echar un vistazo por los puestos.
– Aumentar la visibilidad a través de la publicidad y el color, pues las casetas se mimetizan con el suelo y la cercanía del Retiro o el Jardín Botánico acaban por relegar a la Cuesta a un mera calle de paso.
– Protección de la cultura. La competencia desleal que hacen empresas como Amazon impiden que se desarrolle el negocio tradicional por el que apuestan estos libreros.
La Cuesta del Moyano apuesta por la lectura, por la tradición y por el conocimiento. Los libros campan a sus anchas, fuera en las mesas o dentro en las anárquicas estanterías tras los mostradores. Apilados, estrujados, peleando por el espacio. De fotografía, poesía, música o arte. Los valientes libreros de la Cuesta se niegan a rendirse y la ciudad de Madrid debe premiar esa constancia con reconocimiento. La Cuesta del Moyano es un bien cultural, una seña de identidad de los madrileños y por ello conservarlo y protegerlo es deber de todos.