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Karin Valecillos: “Nadie está libre de ser víctima del poder”

Karin Valecillos: “Nadie está libre de ser víctima del poder”

Aunque la palabra amparo signifique refugio o protección, la película venezolana con el mismo nombre, narra todo lo contrario. El Amparo relata la masacre de 14 pescadores ocurrida en los llanos venezolanos en 1988, siendo la voz de dos de sus sobrevivientes el hilo conductor para restablecer y defender la verdad de lo que realmente aconteció en el lugar.

El Amparo, dirigida por Rober Calzadilla y escrita por Karin Valecillos, ha sido ganadora de varios premios internacionales –entre ellos el Festival de Biarritz- y en la actualidad se encuentra en la carrera para optar por los premios Goya en España. Este viernes 24 de noviembre El Amparo se estrena en los cines Girona de la ciudad de Barcelona y para hablar de la película conversamos con su guionista, la venezolana Karin Valecillos.

 

¿Cómo llegaste a la idea del guión de El Amparo? ¿Por qué decidiste junto a Rober Calzadilla contar esta historia y llevarla al cine?

La idea ha vivido con nosotros desde siempre, para mí los hechos del Amparo cambiaron mi manera de ver el país, aunque tenía once años guardaba intacto el recuerdo de la declaración de Wolmer y José Augusto ante las cámaras de Radio Caracas Televisión, también conservaba intacta la sensación que me produjo, el desasosiego. Veinte años después, Rober hizo un trabajo para PROVEA, ese recuerdo volvió y decidimos hacer una obra de teatro, se llama 29/10/88, pero creo que siempre pensamos que era una gran historia que necesitaba ser contada, no por revivir un hecho del pasado, sino para indagar en nuestro presente, y en la dignidad que nos habita y que a veces olvidamos.

 

Te basas en un hecho ocurrido durante el gobierno del presidente venezolano Jaime Lusinchi. ¿No sentías desconfianza de que el gobierno de Nicolás Maduro pudiese usar la película para hacer proselitismo político, teniendo en cuenta que es una película respaldada por el Centro Nacional de Cinematografía (CNAC)?

 

Para hacer cine que tenga sentido, que valga la pena, no podemos hacerlo con miedo. Esa posibilidad estuvo presente, pero no sucedió porque el resultado ha sido una película incómoda, de la que no se han podido apropiar porque no son tan distintos a lo que en teoría criticaban, y que a la vez nos recuerda que todo lo que está sucediendo en el país no viene de la nada. Me gusta la cornisa en donde transita esta historia, fue un gran riesgo, porque no es fácil llevar a los espectadores a la sala, pero cuando la ven comprenden, se conmueven y la agradecen.

 

¿Crees que El Amparo nos puede hermanar con la situación política actual?

El Amparo dialoga con nuestro presente, por eso la hicimos. Hemos recorrido las salas, y cuando conversamos con los espectadores, no hablan de 1988, hablan del país, de nuestro devenir político. Algunos pueden criticar cierta visión romántica, porque la película habla de la determinación de la gente por defender la verdad y la dignidad, pero sucedió, no lo inventamos, un pueblo fue capaz de defender a los suyos y enfrentarse al poder del Estado. Lo que sucedió en El Amparo es un gran referente para nuestra contemporaneidad.

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Póster promocional de El Amparo | imagen vía Tumbarancho Films

La película ha ganado el reconocimiento en varios festivales internacionales, ¿con qué crees que ha conectado la crítica y el espectador?

 

En principio es una película bien realizada, se cuidó cada uno de los detalles. Nuestros productores, Marianela Illas y Rubén Sierra, involucraron a todo el equipo con la historia. Fue un gran trabajo de pre producción que se traduce en una película de gran factura. En cuanto a la historia, toda persona que haya vivido o haya sido testigo de una injusticia se identifica con El Amparo. Lamentablemente, todos los países, sin excepción, hemos pasado por momentos donde el poder nos muestra su peor cara, donde nos hemos sentido vulnerables, desprotegidos. El Amparo ha tenido cinco premios de audiencia en lugares muy distantes, con herencias políticas diferentes, pero el poder siempre es el mismo, y la sensación de que lo único que tenemos en nuestra defensa es la verdad nos une.

 

¿Venezuela está un boom cinematográfico porque tiene buenas historias que contar o porque el país está de moda a nivel internacional por el tema político?

 

No hay que negar que Venezuela está siendo observada por el mundo, eso es un elemento que juega a nuestro favor, sin duda, pero si voltearan la mirada y no encontraran algo interesante que ver, hasta ahí llegaría el interés. El hecho concreto es que nuestro cine ha encontrado un lugar de enunciación estético y político que ha dado películas como Pelo Malo, Azul y no Tan Rosa, Desde Allá, sin embargo, su camino fue mucho más solitario. Para nosotros ha sido un honor compartir festivales con La Familia, La Soledad, El Inca. Lo que está sucediendo con los cortometrajes de Michael Labarca, Marianne Amelinckx es muy alentador. Lo que sí puede ser lamentable que este proceso se frene, la situación económica del país hace cuesta arriba la producción, esperemos que podamos encontrar nuevas formas para seguir, porque solo hay una manera de hacer mejor cine y es haciendo cada vez más películas.

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Fotograma de El Amparo | Imagen vía IMDB

El Amparo se estrena puntualmente en salas españolas este mes. ¿qué le puede decir la película a los españoles sobre Venezuela?

Quizás les pueda dar una clave para entender por qué nuestro país ha llegado a este momento histórico tan complejo, a veces tan difícil de explicar, sin embargo, más que lo que les pueda decir de Venezuela, quizás me interesa lo que le pueda decir de ellos mismos. Nadie está libre de ser víctima del poder. No es una historia lejana de un país caribeño, sucede también en sus ciudades, en sus pueblos.

 

¿Cómo ves el futuro del cine en Venezuela y su proyección internacional?

Quisiera ser optimista y pensar que todo este impulso pueda mantenerse en el tiempo, pero la realidad es otra. Si no se encuentran mecanismos que puedan sostener la producción cinematográfica, se irán haciendo cada vez menos películas. Lamentablemente la ayuda que aporta el CNAC ya no es suficiente, la inflación devora los presupuestos. Algunos han encontrado financiamiento privado pero eso determina el tipo de película que debes hacer, películas más “taquilleras”. Hay una posibilidad que se abre con las coproducciones con otros países, pero es un camino que debemos construir. El futuro es incierto y cada vez está más en nuestras manos no dejar que nuestro cine deje de conectarse con el mundo, y hablarles de quiénes somos.

 

El Amparo intenta narrar la verdad de un país que nunca ha sabido muy bien qué es esa palabra. Karin Valecillos convence y nos da luces de cómo fue la Venezuela pre y post chavista, entendiendo la verdad desde los hechos ocurridos en un gobierno antes de la era Chávez e inspeccionándolo en la actualidad durante un gobierno extremadamente chavista. Un contraste que más que una historia, es una crítica de la gestión de los gobiernos en Venezuela.

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