El Diccionario de la Lengua Inglesa de Oxford define el término de Poesía como aquella “composición literaria que se concibe como expresión artística de la belleza por medio de la palabra, en especial aquella que está sujeta a la medida y cadencia del verso”; no obstante, la elocuencia de sus composiciones cabe con mayor sentido en los versos de un poeta, y para descalzar su significado el francés Paul Verlaine escribe:
¡Música entonces, todavía y siempre! / Que tu palabra tenga ese temblor / Del alma que uno siente cómo, alada, / Hacia otros cielos vuela y otro amor.
Que tu palabra sea la aventura / En el viento crucial de la mañana / Donde perfuman menta y mejorana… / Y todo el resto es literatura
La poesía tiene una tradición oral que antecede a la literatura. Los primeros escritores fueron antes que todo poetas, y las obras universales más antiguas fueron escritas en versos y rimas antes de darles la narrativa continua que conocemos hoy en día. El poeta español Federico García Lorca decía que “la poesía no necesita de adeptos, sino de amantes”, y es su romanticismo el que refleja los siglos en versos instintivos y pasionales.
Sus repeticiones rítmicas son prácticamente la consecuencia de la oralidad, de las historias, canciones y ficciones que expresan una necesidad más antigua que las épicas griegas de Homero o las travesías de Gilgamesh. Entre los precursores de la poesía se encuentra los trabajos de la sacerdotisa Enheduanna o los Cuentos del marinero náufrago escrito en hierático alrededor del año 2500 antes de Cristo.
En el Día Internacional de la Poesía escribimos sobre generaciones y movimientos poéticos que sirven como antologías a sus ciclos y estados mentales.
Los griegos y la poesía precristiana
Durante siglos la cultura griega generó una inmensa comunidad poética que se desplegó como esfera cultural central para otros territorios. Fácilmente la mayoría de las formas clásicas y teóricas de la literatura, los coros, las líricas y los escenarios tragi-cómicos fueron precedidos por su cultura. En una tradición que tiene su pico más importante en los cantos de Homero y su estela más baja con el “gobierno” de Alejandro Magno, hay por lo menos varias decenas de nombres que contribuyeron como “generación” a la estructura de la poesía moderna.
Hesíodo, Safo, Píndaro, Anacreonte y Eurípides, Aristófanes, Parménides y Sófocles fueron algunos de los más tempranos dramaturgos griegos que asentaron las bases para el impulso de su práctica.
La escuela siciliana y la era Shakespeare
En 1230, con la corte del emperador Federico II, un pequeño grupo de poetas sicilianos hacen de los versos de amor un precedente para el renacimiento y la obra ancestral que explotaría en Inglaterra durante la era isabelina con Shakespeare.
Con su obra lírica los poetas sicilianos incluyeron la interrupción de líneas repetidas e intercambiables, escribieron poesía para ser leída en vez de musicalizada con otros instrumentos, y crearon la estructura del soneto de 14 líneas. Entre los poetas más conocidos se encuentran Giacomo da Lentini, Pier delle Vigne, Renaldo d’Aquino, Giacomo Pugliese y Mazzeo Ricco.
Más tarde Inglaterra inicia a través de la obra de Sir Thomas Wyatt y Geoffrey Chaucer, autor de los Cuentos de Canterbury, la apertura de la modernización en la esfera poética dejando campo para los famosos sonetos del siglo XVI con Thomas Wyatt, Sir Philip Sydney, Edmund Spencer y William Shakespeare a la cabeza de la escena.
Los poetas románticos
El romanticismo de finales del siglo XVIII es considerado como uno de los más ilustres movimientos de la historia en todas sus disciplinas. Desde William Blake hasta la muerte de Lord Byron esta tendencia se afinca en la naturaleza y su reproducción para homenajear a la belleza. El gran núcleo de poetas románticos incluye a Gustavo Adolfo Bécquer, Samuel Taylor, Percy Bysshe Shelley y John Keats.
Los poetas malditos
Definidos así por el escritor francés Paul Verlaine en su ensayo Los poetas malditos, representan a un grupo de poetas franceses frecuentados personalmente por Verlaine que retaron la literatura del siglo XIX con versos honestos y agrios. Escritores que marcaron la vie bohème de finales del siglo XIX y XX y su filosofía vanguardista se mantiene al margen de la sociedad, desechando el lado romántico de la vida para plasmar en versos –con bastante rudeza- el desencanto y superficialidad de esta.
Además de Verlaine a ella pertenecieron Tristan Corbière, Arthur Rimbaud, Stéphane Mallarmé, Marceline Desbordes-Valmore, Auguste Villiers de L’Isle-Adam y Pauvre Lelian.
Generación del 27
Esta generación española de poetas y escritores comparten un homenaje en común, su nombre surge como motivo del centenario del poeta español Luis de Góngora en 1927. La poesía del colectivo se preocupa por el dolor y la expresión de los sentimientos; es una poesía humanizada en donde la ciudad, la naturaleza, la religión e inclusive temas tabúes para el momento como la homosexualidad tienen cabida.
A ella pertenecieron Pedro Salinas, Melchor Sánchez Almagro, Rafael Alberti y Gerardo Diego, Luis Cernuda, Jorge Guillén, Vicente Aleixandre, Dámaso Alonso, Miguel Hernández y Federico García Lorca.
La generación Beat
En una combinación no excluyente de intelectuales e inconformes este movimiento asentado principalmente en ciudades de Estados Unidos como Nueva York y San Francisco en la década de los 50, se rebelaron contra lo políticamente correcto y los valores tradicionales americanos. Escribieron sobre la liberación sexual, las drogas y el debacle cultural. Es una generación que critica a las masas y absorbe sus catalizadores sexuales y espirituales para desmembrarlos en sus obras.
El poema Aullido de Allen Ginsberg representa la obra cúspide de este grupo con exponentes como Jack Kerouac, William Burroughs, Diane di Prima, Neal Cassady, Diane Wakoski, Leonore Kandel, Marge Piercy, Denise Levertov y Gregory Corso entre otros.
Si me vengo… de Diane Di Prima
Si me vengo a vivir contigo,
¿me prometerías
un pedazo de carne los domingos,
una hojita de azucena
para olerla en la almohada,
un queso en el refrigerador,
un beso de lengua
entre las pesadillas?
Si no es así,
no me vengo contigo.
El imagismo
A principios del siglo XX en Estados Unidos e Inglaterra se expone este movimiento literario que sentó las bases para el modernismo en la poesía. Los imagistas fueron el punto de partida para la precisión de la imagen como centro lírico y como oposición al romanticismo de siglos pasados.
Su argumento era el de la imagen como impresión directa de los sentidos mediante la exactitud de palabra y el uso del lenguaje coloquial. Liderado por el poeta estadounidense Ezra Pound y posteriormente por Amy Lowell, también lo integraron nombres como D. H. Lawrence, Richard Aldington, John Gould Fletcher y Hilda Doolittle.
Con los siglos los movimientos poéticos se han agitado con la cadencia de los acontecimientos políticos y sociales, y por ello la poesía permanece en el colectivo como un estado mental más que como un arte asentado en palabras.