Xavi Ayén: "No puede haber un boom latinoamericano actual, al igual que no hay un segundo big bang"
«Aquellos años del boom» de Xavi Ayén es una referencia obligada, una pequeña enciclopedia que nos introduce en la historia personal de un grupo de amigos talentosos que cambiaron la perspectiva de la literatura latinoamericana.
El periodista Xavi Ayén tenía 10 años mareando la perdiz con una gran investigación. Era un borrador sobre el boom latinoamericano que estaba en stand by hasta que una amiga editora lo animó a inscribir el libro en el premio Graziel de RBA y es ahí cuando entendió que posiblemente lo ganaría y que debía terminar de pulir el borrador para convertirlo en libro. Ayén ganó el premio y de la mano con un amigo editor hizo un editing en tres semanas. Es así como, para finales del año 2014 se terminó de corregir Aquellos años del boom, una larga investigación que el periodista había hecho sobre el paso de los escritores del boom por Barcelona, una pequeña enciclopedia de la literatura latinoamericana.
Este 2019, luego de que RBA agotara dos ediciones del libro y lo descatalogara, la editorial Debate reedita “Aquellos años del boom” para Latinoamérica y, nuevamente, para España. “Fue Claudio López Lamadrid quien me dijo que el libro tenía que estar en Latinoamérica porque el libro allí no se encontraba”, comenta Ayén, recordando el legado que deja el recién fallecido editor catalán, ese que le dio importancia al nexo entre España y Latinoamérica.
¿Cómo nace tu entusiasmo con el boom latinoamericano?
Yo soy periodista literario y escribo en La Vanguardia desde 1991 y hablando con escritores y editores de Barcelona como Jorge Herralde o Rosa Regàs, vi que tenían muchas anécdotas de cuando los escritores del boom vivieron aquí en Barcelona. Para mí los escritores del boom eran algo mítico porque a los 14 o 15 años, en el instituto, a mí no me gustaba la clase de literatura española porque te daban el Siglo de Oro español y era muy aburrido. Un día nos pusieron a una profesora joven que nos dio a leer La increíble historia de la Cándida Erendira y su abuela desalmada y fue ¡guao!, pero esto qué es. Era como si fuese otra asignatura. Yo iba a un instituto que estaba entre el campo del Barça y un cementerio, y entonces, a la hora del patio, el día que nos comenzamos a leer esos cuentos en clase, yo me iba al cementerio de al lado para no jugar al fútbol y terminar de leerme los cuentos de ese libro. Era algo que me impactó mucho y me sorprendía que habiendo vivido toda esa gente en Barcelona no había una ruta como sí la hubiese si ellos hubiesen vivido en Londres, en París o Nueva York. En esas ciudades seguro habría placas, monumentos, todo el mundo lo recordaría y aquí era todo muy discreto, te explicaban los que los habían conocido, por dónde habían pasado, pero no había esa memoria fijada del paso del boom por Barcelona. Entonces busqué libros y encontré La historia personal del boom de José Donoso que eso se parecía mucho a lo que yo buscaba pero era muy cortito, y eso era Donoso explicando el boom desde dentro y en directo, entonces yo lo que he hecho es buscar lo que me faltaba de esa historia. Yo lo que hago es explicar el boom desde el ahora y con una visión más cenital intentando ver lo que hacía cada uno de los personajes.
Xavi se pierde y vuelve hablar de su libro, ahí se ve su entusiasmo, sigue contándome qué quería escribir y hacer con el libro, de que hizo una investigación muy larga con base en testimonios y entrevistas pero que también hay mucha revisión de archivo: fue a Princeton, a Londres y a Buenos Aires, y se queja al decir que él revisó el archivo de Carmen Balcells pero que ahora no se puede consultar desde que se vendió al ministerio de Cultura porque está vetado el acceso, y que anteriormente se podía consultar porque estaba en casa de la propia editora, en su forma desordenada, pero estaba ahí para la consulta. Señala que en el archivo de Carmen Balcells estaba la última fotografía del Gabo y Vargas Llosa, ese último abrazo que se dan en el puerto de Barcelona los dos autores. Ayén coge su libro de la mesa donde estamos haciendo la entrevista, busca la página y me muestra la fotografía. “Este es el último abrazo que se dan y no se había visto la foto hasta que salió en mi libro”, afirma el autor. Lo retrotraigo a las preguntas y seguimos mientras pienso en la paradoja de los periodistas escritores y en esa capacidad que tienen de hacer miles de preguntas, pero cuando son entrevistados tienen tanto que decir como los mismos autores que ellos entrevistan diariamente.
Ayén me comenta sobre la figura de Carmen Balcells, esa gran editora que él no conocía y que para poder dejarlo entrar en su intimidad como periodista lo primero que le hizo fue una carta astral. “Ella tenía una astróloga italiana de guardia, a la que le consultaba todo, y la astróloga italiana le enviaba cada semana sus predicciones y cada vez que conocía a una persona para saber si podía fiarse de ella le encargaba su carta astral. A mí lo primero que me pregunta Carmen Balcells es: qué día has nacido y a qué hora”. Quizás esta superstición de Balcells venía de su mundo rural, de Santa Fe de Segarra, una anécdota no deja de ser inconexa con los escritores del boom que vivían de contar el realismo mágico latinoamericano. “Después de recibir mi carta astral me llamó y me dijo: tú y yo nos vamos a entender”, afirma Ayén.
Aunque las caras visibles del boom están en la portada de tu libro, fueron muchos los autores de este auge de la narrativa latinoamericana. ¿Podrías determinar quién comenzó el boom y con qué obra?
El boom como fenómeno editorial, con todas las características que explico en el libro, se podría decir que comienza con La ciudad y los perros, que gana el Premio Biblioteca Breve en el 62 y se publica en el 63. Pero como fenómeno masivo no empieza hasta Cien años de soledad en 1967, porque esa es la obra que realmente multiplica el mercado y el número de lectores, provocando el efecto arrastre en todas las demás. Por ejemplo, La ciudad y los perros no provocó que todo el mundo se pusiera como loco a leer a Rulfo, a Cortázar y a Borges, en cambio Cien años de soledad sí provocó eso. Por lo tanto, depende del criterio que utilices sobre cuándo empieza el boom.
Se empieza a gestar en el 62…
Muchos de ellos ya tenían obra publicada en los años cincuenta, pero nadie hablaba de boom ni de grupo, y es con La ciudad y los perros donde ya empieza a vertebrarse en Barcelona con el editor Carlos Barral, cuando Carmen Balcells trabajaba para él, y empieza a quitarle autores para formar su agencia. Ya hay una idea ahí de grupo, ya la marca de literatura latinoamericana empieza a coger un halo, un aura de calidad.
Entonces habría dos líneas, la literaria y la comercial…
Pero sin la comercial no estaríamos hablando de boom porque sería una etiqueta que no habría triunfado. Ahora hay escritores buenísimos pero no se habla de boom. Se habla de boom porque ellos actuaban como un grupo, en México les llamaban la mafia, eran un lobby, un grupo compacto.
¿Entonces sí podemos delimitar a los autores del boom o hay satélites?
El boom era un grupo muy restringido, era el grupo más selecto del mundo. Se dice que solo tenía cinco sillas, en realidad puedes decir que tiene 10, 12, 30 o 100, dependiendo de cómo ensanches tú la etiqueta, pero los indiscutibles son cinco. Además, no podía haber más de uno por país. En Venezuela hubo grandes disputas para ver cuál era el venezolano del boom…
Según Donoso fue Adriano González León.
Sí, es lo más razonable, pero claro, él no participaba en el consejo de redacción de las revistas que dirigían todos ellos, no iba de viaje con ellos, Carmen Balcells no lo representaba. Entonces por ello no se le suele incluir, pero hubiera merecido estar ahí.
Ese elitismo de grupo me hace preguntarme si más bien ese recelo era a favor de la literatura o a favor de sus egos.
Sí, por ejemplo, Jorge Edwards, que mucha gente ya no lo pone porque el chileno ya era Donoso y no puede haber dos chilenos. Él hace todo lo posible por estar ahí, se pone en la foto para que se le vea, pero la gente no piensa en él cuando hablamos de boom.
Uno de los elementos que define al boom es la filiación política de sus escritores. Es paradójico pensar que siendo escritores de izquierda, cuando Vargas Llosa se gana el Rómulo Gallegos sale a relucir la primera carta en contra de la Revolución cubana, en parte por el caso Padilla. ¿Fue allí el primer quiebre del boom?
Sí, el primer quiebre es por Cuba y es en esos años, inclusive un poco antes, que se puede ver en las correspondencias que ya critican a Cuba, pero el caso Padilla es algo que no se puede esconder, es lo que acaba de quebrarlos. Lo que sí es cierto es que la política es muy importante para ellos, porque tienen una idea que hoy tal vez no existe: la del escritor como persona comprometida; que más allá de escribir sus novelas, ellos tienen que implicarse en la mejora de la sociedad. La idea del compromiso, en muchos casos, está influenciada por Sartre, entonces ellos se implican en los primeros años con la Revolución cubana que además está estableciendo un paralelismo entre América Latina y Europa o Estados Unidos, ya que por primera vez está ocupando la cúspide de la literatura mundial contemporánea. Los grandes autores del canon ya no son europeos o norteamericanos y esto no había sucedido jamás y eso es una revolución enorme junto con la Revolución cubana. Entonces lo que pasa es que a Vargas Llosa cuando le dan el Premio Rómulo Gallegos va a Cuba y le dicen por qué no donas el premio a la Revolución y él dijo no, el premio es para mí.
Claro, ahí es donde se pierde la filiación ideológica, una acción en contra de la Revolución, “a favor del capitalismo”.
De todas formas, Vargas Llosa, aunque cambie de idea, no cambia en cuanto a lo que es el compromiso político del escritor. Si lo ves hoy día está en las manifestaciones de Madrid con Ciudadanos. Él sigue teniendo la idea de lo que es un escritor políticamente. García Márquez lo tuvo hasta que se murió, teniendo conversaciones con las guerrillas en Colombia, intentando que Clinton y Fidel Castro se hablaran por primera vez. Ellos mantienen ese compromiso hasta el final, lo que pasa es que cambian de ideología. Vargas Llosa pasa a ser de derechas, pero no es un tipo de derechas que en su casa se lo cuenta a su familia, es un escritor que va a mítines, que toma la palabra, que dice a quién va a votar y recomienda al candidato, y eso lo hace contra viento y marea, a contracorriente y ganándose enemigos que si quisiera una vida fácil solo le bastaría con no decir a quién vota, pero tienen esta idea de que un escritor se tiene que comprometer.
Una idea muy nostálgica, quizás…
Claro, porque ellos son de esa generación. Yo no tengo ni idea de qué vota Juan Gabriel Vásquez o Martín Caparrós… Pero con los de boom sabes perfectamente todo.
Esta ruptura de Vargas Llosa con la Revolución cubana y la ideología de izquierdas ha creado muchos mitos alrededor de la calidad de su literatura, que ahora escribe peores libros…
Es un mito absoluto porque la Fiesta del chivo es de 2001 y entonces ya no puedes decir nada. Si me dices de los últimos años, El sueño del celta posiblemente no sea su mejor novela pero no creo que sea por la ideología. También creo que cada dos o tres años no pueden escribir una obra maestra. De todas formas el peor Vargas Llosa de todos es mejor que la peor novela de cualquier otro escritor que publica habitualmente.
¿El boom se hubiese dado si ese grupo de escritores no hubiesen sido de izquierdas? O si no hubiesen llegado a una Barcelona de la postguerra y con un dictador todavía al mando.
La cosa es que la dictadura de Franco cuando ellos vienen era una dictadura en sus últimos estertores, era una dictadura que todos sabían que se iba a acabar porque ese hombre era muy mayor y se iba a morir. Y había la esperanza y la ilusión de que lo que venía era mucho mejor, entonces había una ilusión muy grande y se creía que en eso que iba a venir tan bueno la cultura tenía un papel muy importante y en especial los libros. Entonces si miran los datos de la época ellos vivían mucho peor que nosotros en cuanto a calidad de vida, pero tenían algo que ahora no tenemos y era que el futuro sería mejor. Ellos pensaban: ahora estamos mal pero lo que viene será mejor; ellos se contagian de esa ilusión y a pesar de que estén en dictadura, están en un ambiente que es el de Barcelona y el del mundo editorial, que está en la oposición y contra el poder con mucha actividad cultural. Y luego lo de izquierdas y derechas es relativo, porque Donoso es más de derechas que de izquierdas aunque sí como norma general se puede decir que eran de izquierda pero con excepciones muy valiosas.
Cómo entrevistar a un Nobel el día que le entregan el Nobel
Los periodistas pueden ser tan arriesgados como la policía secreta o como Dr. House tratando de hallar las pistas de un caso médico. Xavi Ayén tiene mucho de eso, no solo había logrado entrevistar a García Márquez luego de que el colombiano tenía 20 años sin dar entrevistas, Ayén logró colarse en la casa de Vargas Llosa el día que le dan el Nobel, pero ¿cómo ocurrió esto? Pues atando cabos. En 2010 Ayén había llevado algunos ejemplares de su libro junto a Kim Manresa a unos investigadores de la Academia sueca del Nobel y al echar un ojo a las maletas de uno de esos académicos mientras guardaba su libro, pudo ver que estaba leyendo cuatro o cinco libros de Vargas Llosa. Ayén, tan rápido, preguntó: “Ah, se está leyendo usted a Vargas Llosa”, y el académico le respondió: “Sí, mis colegas los están leyendo en sueco pero yo lo estoy leyendo en francés porque es más cercano al español original”. Ahí fue cuando el periodista se iluminó: si sus colegas y él se están leyendo a Vargas Llosa quizás el peruano tenga posibilidades de ganar el famoso premio de la Academia sueca. Ayén ya había entrevistado al escritor peruano pero con esta información provocó hacerle una nueva entrevista al autor el mismo día que se fallaba el premio. Viajó a Nueva York y al encontrarse con el escritor el día antes de la entrega del premio le soltó con todo el morro del mundo: “Si mañana le dan el Nobel puedo ir a tu casa, ¿no?”, a lo que el autor le respondió: “no te preocupes, Xavi, ese tren ya pasó para mí”. A las siete de la mañana del día siguiente Vargas Llosa se había ganado el Nobel y Ayén llamaba para confirmar que podía pasarse por casa del nuevo Nobel latinoamericano:
-¿Puedo venir?
-Sí, ven, me has traído suerte.
Así le confirmaba Vargas Llosa a Ayén que el realismo mágico seguía impregnando las entrevistas que el periodista le hacía a los grandes exponentes del boom.
Después de tantas entrevistas a tantos escritores que quizás admirabas, ¿desmitificaste la figura de alguno de ellos?
Hay periodistas a los que les gusta decir que son amigos de los escritores. Yo, en realidad, he hablado con gente para este libro que no son amigos míos. Con algunos he hablado muchas horas, con el mismo Vargas Llosa he estado en su casa de Madrid, de Nueva York, en su casa de Lima e ido hacer con él footing por Miraflores. He estado muchas horas pero no puedo decir que seamos amigos, y yo lo he entrevistado para el libro y estoy seguro que he puesto cosas que él preferiría que no hubiese puesto. Mejor es mantener esa distancia. Yo antes de ponerme a escribir el libro y de conocerlos, me caía mejor García Márquez que Vargas Llosa, pero después de ver cómo colaboraba uno y cómo te abría Vargas Llosa las fuentes, y todo el tiempo que te daba, y el otro que no quería que le molestara, claro que yo tenía que agradecer más a Vargas Llosa la colaboración que no a García Márquez, pero también lo entiendo. Si yo tuviera un 10% de las solicitudes que tienen ellos, me blindaría más. El hecho de no ser de su círculo íntimo por una parte está bien, pero cuando te pones a escribir a lo mejor necesitas esa familiaridad. En mi caso con quien he tenido familiaridad es con Carmen, que me ha cocinado tortilla de patatas en su casa y a la vez hemos tenido momentos más tensos. Era una montaña rusa.
No es inesperado que Xavi Ayén nos comente sobre Carmen Balcells; Aquellos años del boom es un libro que más que mostrar a los grandes escritores, hombres que cambiaron la historia de la literatura en español, destaca la figura de Carmen Balcells como artífice y madre de un grupo de amigos selectos. Para el periodista experto en este grupo literario hay varios factores que hacen que el boom exista, y Carmen Balcells “es el pegamento, lo único que los mantiene unidos a todos”. Y aunque la mayor parte de su vida la agente catalana se mantuvo en el anonimato, en los últimos años debió pensar que necesitaba una voz que explicase lo que había hecho por este grupo de amigos escritores latinoamericanos. Ahí es cuando aparece Xavi Ayén para hablar de ella, su legado en el mundo literario y la importancia para la ciudad de Barcelona.
Carmen fue el pegamento para algunos del boom en Barcelona, sin embargo, ¿por qué en la actualidad se sigue sacando rédito de ese pensamiento de que el boom es de Barcelona? ¿Es acaso una forma de que la ciudad no pierda su poder en la geopolítica editorial con respecto a otras ciudades como México, por ejemplo?
Es verdad que hubo una época en que la capitalidad editorial estaba más repartida entre Buenos Aires, México y Barcelona. Buenos Aires era la primera, que leíamos todas las traducciones argentinas de los grandes autores de la literatura universal, pero es verdad que en los años sesenta eso cambia, y cambia coincidiendo con la explosión del boom, casualmente si quieres, pero yo pongo los albaranes y Barcelona supera y publica más libros que México y que Buenos Aires. Entonces esa capitalidad que se mantiene hasta ahora en cuanto a número de títulos y sede central de las editoriales y donde quieren publicar los autores latinoamericanos por primera vez, sucede en esa época y sigue siendo así. Lo que pasa es que ahora hay en el panorama editoriales independientes muy buenas en Latinoamérica y hoy si se tuviera que hacer una historia del boom actual pues no habría porque ya no viven todos en el mismo barrio como vivían estos. Ya no viven en la misma ciudad ni en el mismo país. Tienes una ecuatoriana en Madrid, a un venezolano que vive en París, tienes todas las combinaciones posibles. Entonces en el mundo global, los mejores autores están dispersos pero las editoriales potentes sí están en Barcelona.
Pero teniendo en cuenta que donde se firman los contratos es en Barcelona, se publica en España y se distribuye en Latinoamérica, ¿por qué es tan difícil traer libros de autores latinoamericanos a España o traer de promoción a esos autores?
Eso funcionaba mejor en los años sesenta que ahora, aunque ahora se están tejiendo alianzas. Ahora hay sitios en Barcelona donde se pueden encontrar libros de las editoriales independientes latinoamericanas. Por ejemplo, Verónica Gerber es una autora mexicana que la publica Almadía en México, pero aquí han llegado a un acuerdo con Pepitas de calabaza para que se publique en España. Hay una serie de alianzas entre micro editoriales españolas y de los países de América que está empezando a romper eso que había en los grandes grupos. Por ejemplo, si hay un autor colombiano que solo funciona en Colombia pues Planeta o Random House no lo va a publicar en España o en México porque han detectado sus expertos que ese autor que en Perú no vende no lo traigas a Perú porque es tirar el papel. Pero a parte de esas iniciativas de las editoriales independientes como Impedimenta o Asteroide que cada vez se ven más en América Latina, está lo que hace Random House con el Mapa de las lenguas que es una iniciativa con las que aunque sea nos llegan a España 500 ejemplares de los autores colombianos o venezolanos, etc. Se están tomando algunas iniciativas, lo que pasa es que hemos tenido la mala suerte de que esto haya coincidido con la crisis económica del 2008, con la que en España la gente ha dejado de comprar libros.
¿Pero esto se debe a un cambio de mercado a partir de la crisis o por el tema Internet?
Con el boom es un big bang que sobre todo multiplica el mercado y lo hace más grande. El mercado antes del boom era más pequeño y ahora es muchísimo más grande, entonces ahora se ha producido al revés; no sé cómo es en términos de física espacial, pero se ha contraído el espacio, sería como un agujero negro más que un big bang. Pero solo en España, porque en América Latina me dicen que está creciendo, entonces a lo mejor de aquí a diez años cambia la capitalidad, pero aunque crezca el mercado allá quien está vendiendo los libros son las empresas españolas, así que yo creo que ya tienen cogido al mercado editorial.
¿Dónde está el boom latinoamericano actual?
No, no puede haber un boom latinoamericano actual, al igual que no hay un segundo big bang, que ya sería una bomba nuclear que nos matara a todos. No puede haber porque los escritores ya no se asocian por grupos”, me responde Xavi Ayén, lo que me recuerda que en la actualidad lo que impera tanto en la literatura como en el mundo es el individualismo, algo completamente contrario a las particularidades del boom en los años sesenta.
¿No existe un boom por mercado o por cómo está configurado el mundo en la actualidad?
Por las dos cosas, primero ya no hay un agente literario como Carmen Balcells que marque la agenda de las editoriales. Ella decidía que se iba a publicar durante el año. Hoy los agentes no tienen tanto poder. Hoy la agencia Balcells podrá vender un Vargas Llosa pero no podrá imponerle a la editorial que publique a diez autores más, por lo tanto, no funciona como grupo en ese sentido. No hay una fidelidad tan estricta de escritores en la actualidad; se intentó hacer el Crack en México y se vio que era un poco artificial pero como grupo no funcionaban como funcionaron los del boom.
¿Por qué nunca hubo escritores españoles dentro del boom?
Como mucho Juan Goytisolo. También es que una de las características del boom es que son nómadas, que van cambiando de país y Juan Goytisolo fue el único que se fue a vivir a París y estaba representado por Balcells. Pero en realidad España no se integró ahí, quizás porque había una dictadura católica muy opresiva. De hecho hubo una reacción hostil de varios escritores españoles machacando contra los escritores del boom que habían llegado a Barcelona. Unas cosas que dan mucha vergüenza.
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Aquellos años del boom es una referencia obligada, una pequeña enciclopedia que nos introduce en la historia personal de un grupo de amigos talentosos que cambiaron la perspectiva de las temáticas latinoamericanas en la literatura, además de contribuir a la ampliación del mercado editorial en español, así como a la profesionalización de la figura del agente literario.