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Cultura

60 cuentos y seis ilustraciones para visibilizar a las mujeres escritoras

Llega a las librerías ‘Esas que también soy yo’, una antología de cuentos de 60 autoras que visibiliza y reivindica el trabajo de las mujeres escritoras.

60 cuentos y seis ilustraciones para visibilizar a las mujeres escritoras

Esta semana llega a las librerías Esas que también soy yo, una antología de cuentos escritos por autoras españolas y latinoamericanas como Rosa Montero, Marta Sanz o Cristina Peri Rossi.

 

Hay páginas que nacen de la pura necesidad. Como Esas que también soy yo, una antología de cuentos escritos por autoras españolas y latinoamericanas que pretende visibilizar y reivindicar el trabajo de las mujeres creadoras. “En las antologías literarias las mujeres ocupan un 10 o un 15 por cierto del total de los autores. Cuando preguntábamos por qué no había más siempre nos respondían, es que no hay mujeres que escriban”, explicó la escritora Carmen Peire, coeditora de este libro, durante su presentación en el Centro Cultural Conde Duque. “Entonces pensamos, vamos a demostrar que sí, que hay muchas mujeres que escriben, y reunimos a estas 60 autoras y seis ilustradoras. No hemos podido llegar a todas y sabemos que se nos han quedado muchas en el tintero”, pero es un buen comienzo impulsado por AMEIS, Asociación de Mujeres Escritoras e Ilustradoras, y la editorial Ménades, ambas de reciente cuño.

Autoras españolas consagradas como Rosa Montero, Almudena Grandes, María Tena o Marta Sanz comparten este volumen con reconocidas escritoras latinoamericanas como Cristina Peri Rossi, Mariana Torres o María Fernanda Ampuero. También hay sitio para las voces más jóvenes, entre las que se encuentran Marina Perezagua, Cristina Morales, Gema Nieto, Gloria Fortún, Sonia Aldama o Gemma Pellicer. En resumen, desde creadoras veteranas como la mexicana Angelina Muñiz Huberman, de 83 años, hasta la benjamina nacida al filo del siglo XXI en Madrid, Lucía García Díaz Miguel, de solo 19. Las acompañan, asimismo, ilustraciones de poderosas artistas como Sara Morante, que resaltan los aspectos más llamativos de algunos cuentos.

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Imagen vía Editorial Ménades.

“Somos una asociación muy joven, llevamos cuatro meses”, contó a The Objective la otra editora, la también escritora Isabel Cienfuegos, sobre AMÉIS, “pero queremos ser muy activas. Hace tres meses surgió la idea del libro porque pensamos que sería la mejor manera de visibilizar nuestros objetivos y la verdad es que todas respondieron con entusiasmo”, dijo sobre las autoras. ¿Y por qué una antología de cuentos? “Hay dos cosas: si tú tienes una antología con muchos relatos te da la posibilidad de conocer voces que luego puedes ir a buscar, por eso hacemos una pequeña reseña biográfica al final. En lo que respecta al cuento, se está viendo que es un género que tiene mucho auge: la época que vivimos es rápida, fragmentaria, condensada y este tipo de formato habla mejor de las experiencias que estamos teniendo; y es más experimental, puedes transgredir y buscar formas nuevas”, aseguró.

Desde el prólogo, otro argumento relaciona los cuentos con la creación femenina: la falta de tiempo. Cuando preguntaron a Alice Munro, premio Nobel de Literatura, por qué escribía cuentos y no novelas, respondió que se acostumbró a escribir en el horario de la siesta de sus hijas. “El proceso creativo femenino está marcado, cuando menos, por muchos zigzags desde que se inicia, ya que está influido por aspectos tan vitales como la maternidad, los cuidados, las dependencias, los horarios extralaborales…”, señalan desde AMEIS.

El título de la antología, Esas que también soy yo, invita al lector a sumergirse en este enorme valle de historias, muchas veces ignoradas. “Es narrativo, abre una intriga, quiénes son esas y el yo que habla. Y transmite algo esencial: en la escritura los personajes salen de nosotras mismas y pretenden hablar de lo que nos pasa. Nos hacen falta personajes que cuenten la visión que tenemos del mundo las mujeres. Porque si no tenemos esa voz, no somos capaces de hablar de ello y si no le ponemos nombre, es como si no existiera”, afirmó Cienfuegos.

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Imagen vía Editorial Ménades.

En cuanto al subtítulo, Nosotras escribimos, “el acto de escribir es individual y personal, pero no es un proceso aislado. En primer lugar, nos nutrimos de la tradición, pero también nos relacionamos con nuestros coetáneos. Creemos que falta ese apoyo y esa visión menos narcisista y patriarcal, más de reconocer la influencia, la interrelación y la cooperación, valores esencialmente femeninos”, continuó diciendo. “Uno de nuestros objetivos es, frente a la sociedad literaria, crear comunidad literaria. Reflejarnos y alegrarnos de lo que las otras escriben porque lo podíamos haber escrito nosotras. Y disfrutar de esa sensación de mimetizarte, discutir y corregir tu obra con otras. Nosotras estamos defendiendo que haya un trabajo en equipo a través de talleres, encuentros o antologías de este estilo”, concluyó.

Huelga decir que la literatura escrita por mujeres no solo está dirigida al público femenino, pero muchas autoras reconocen que aún tienen que luchar contra la idea de que la obra de los hombres –y por tanto, sus experiencias– son universales, mientras que la mirada y el relato de las mujeres son un nicho mucho más reducido con el que ellos no se pueden identificar. María Tena, una de las cuentistas de la antología y Premio Tusquets 2018 por su novela De nada que no sepas, apuntó divertida: “Los señores que no nos leen se equivocan. Los listos sí lo hacen. No sé por qué sigue existiendo este machismo en la sociedad porque hacemos de todo. Pero la sociedad se puede cambiar. Por eso este libro, aparte de ser una pasada de bueno, es una cosa muy a celebrar porque a nosotras nos va la vida en esto: en que se nos considere personas humanas”.

En lo que respecta a Ménades, un proyecto editorial filológico y literario, feminista y reivindicativo, sus tres líneas de publicación reflejan unos intereses similares: recuperar autoras desconocidas (Olvidadas), dar espacio a creadoras contemporáneas (Actuales) y publicar ensayos críticos que contribuyan al estudio de género (Trincheras). Además de alabar su trabajo, Cienfuegos apuntó: “estas antologías ayudan a las pequeñas editoriales a salir adelante porque son long-sellers: se van vendiendo bien a lo largo de mucho tiempo”.

En conclusión, en Esas que también soy yo no están todas, pero sí hay muchas, de manera que este libro puede convertirse en una obra de referencia que, según Cienfuegos, “marque un antes y un después”. Al menos, nadie podrá decir que no hay suficientes mujeres escritoras ni que sus historias no son fascinantes. De hecho, ya sueñan con editar un segundo volumen.

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