Jia Tolentino: “Creo que el mundo está diciéndonos que la vida real siempre es mejor que internet”
La redactora del New Yorker analiza los excesos de la sociedad capitalista y los problemas ocasionados en Internet.
Avísame cuando estés conectada y te llamo, le comento a Jia Tolentino (Toronto, 1988) por Skype para poder contactarla y realizar mi primera entrevista de la cuarentena. Al conectar la videollamada, no me sorprende que lo haga desde su móvil, lo que me sorprende es encontrarme con una millennial sin imposturas detrás de un ensayo tan extenso y complejo como Falso espejo. Reflexiones sobre el autoengaño.
Solo le tomó 18 meses a la periodista escribir esta colección de ensayos que ha sido editado en España por el sello Temas de Hoy y que vio la luz un mes antes de que la pandemia[contexto id=»460724″] cambiara nuestras vidas.
Antes de que la conociéramos por Falso espejo. Reflexiones sobre el autoengaño, Tolentino comenzó a hacerse un nombre al escribir en medios digitales de y para mujeres como Hairpin o Jezebel, aunque en la actualidad, después de desilusionarse con esas publicaciones, es parte del equipo de redacción del New Yorker.
Este es su primer libro, una crónica en primera persona que narra cómo intentar sobrevivir al siglo XXI. Tolentino afirma en muchos de los capítulos del libro que vivimos en una sociedad que hace que todo parezca fácil y placentero siguiendo una serie de sistemas que sabemos que son corruptos o caducos pero que, a su vez, es difícil –o casi imposible– no participar en ellos de manera activa.
Pero cómo sobrevivimos en ellos, se pregunta la autora, y casi como un capítulo de Black Mirror ella, como buena millennial nacida y criada en la era digital, se responde sobre la identidad en Internet, la estética de la «vida ideal» en la mujer moderna, la influencia de los reality shows o la Iglesia, así como la estafa de grandes emprendedores como Billy McFarland o Sophia Amoruso.
Si el inicio del ensayo es un prólogo donde entendemos que el deseo no subsiste a la frustración cuando se tienen falsas expectativas, el final del libro nos invita a temer de nosotros mismos: “siempre he acomodado todo aquello a lo que me gustaría oponerme”. No es fácil vivir fuera de u oponerse significativamente al capitalismo, al sexismo, al racismo o al control en una cuarentena.
Este libro comienza con una afirmación donde todo es una negociación personal con tus expectativas y tu deseo. ¿Cuánto crees que negociaste contigo misma para llegar a ser la persona que eres hoy?
Es una pregunta interesante porque pienso que estoy más guiada por el deseo que por las expectativas. El deseo es personal y las expectativas son sociales, externas. Las expectativas sobre mí misma son intensas pero me guío mucho más por el deseo y este se moldea a mis propias expectativas. Cuando escribí este libro fue el deseo de querer escribir un libro, de publicarlo. Quería pasar dos años escribiendo algo por mí misma, que nadie leyera, como un proyecto secreto. Estar tan absorbida por él; porque escribir en internet es muy rápido y con el libro quería experimentar esa lentitud, algo diferente.
Es un libro extenso. ¿Cuánto duró esta investigación?
Escribí el libro muy rápido, en 18 meses, pero hay partes del libro en las que llevo investigando toda mi vida. El capítulo Heroínas puras es una investigación que viene dada por todo lo que vengo leyendo desde que tenía cuatro años; entonces podría decir que he estado construyendo un cuerpo de conocimiento sin pensarlo demasiado. Quizás el libro tiene demasiada información porque siempre siento que, cuando estoy escribiendo sobre algo, debo estar al tanto de lo que otras personas hacen porque si no, no diré nada nuevo. Estoy demasiado atenta a las investigaciones de otras personas porque quizás hay un profesor en alguna parte del mundo que lleva toda su vida investigando sobre el mismo tema, mientras que yo solo estoy investigando para escribirlo en un solo ensayo. Estoy muy atenta a eso para no molestarme y no molestar a otros.
Criticas la capitalización del yo, así que vale la pena preguntarte: ¿cómo no convertirte en un producto cuando empezaste a promocionar este libro?
Sí, esto estuvo a punto de volverme loca el año pasado. Yo creo que promover un libro es como vender algo y durante mucho tiempo, antes de terminar el libro, pensaba: “Si va a ser sobre el libro, no va a ser sobre mí”, pero al publicar el libro fue “Oh, es sobre mí” y eso realmente me descontroló. No puedes huir de eso, no puedes obviar ese proceso, así que intenté negociar el caso por caso tan bien como pude. Pasé dos meses haciendo muchísima promoción en Estados Unidos y entonces me dije: “No lo voy a seguir haciendo”.
¿Sí? ¿Cómo lo tomó tu editorial o tu publicista?
Sí. Tú quieres que la gente lea el libro, pero también quiero tiempo para escribir otro, así que le dije a mi publicista que no podía hacerlo más. Disfruté mucho siendo entrevistada por periodistas, pero en el momento en que empecé a sentir que fingía un entusiasmo que no sentía en las entrevistas, dije: “No puedo más, vamos a terminar lo más rápido que pueda”. Una de las cosas en las que siempre pienso es la representación de algo versus ese algo en sí mismo. Promover un libro es justamente eso, representar que has escrito un libro versus escribir un libro. Una cosa es que me guste escribir y otra promocionar; entonces fui muy cuidadosa con no vincularme a marcas o de hacer cosas de las que no estuviera orgullosa de tener que hacer.
¿Cómo has vivido esta cuarentena? ¿Qué crees que está revelando o revelará del futuro en internet?
No me gusta decir que viene algo nuevo o que tenemos un internet nuevo. Es cambiante, se transforma. Creo que estamos viendo lo mejor y lo peor de todo simultáneamente. Estoy más agradecida que nunca, porque en este momento internet es lo único que va a conectarnos con nuestros amigos y creo que la gente es más amable ahora.
¿Crees que realmente la gente es más amable estos días?
Quizás lo veo en el retroceso que han hecho las celebridades en este momento. Está muy claro que ciertamente no es cool pero no es lo más inteligente ni moral estar posteando fotos de tu hermosa casa o de tu gran patio en un momento de crisis. Y es interesante para mí porque siempre hay una crisis y toda la situación se ha hecho bastante intolerable y ciertos comportamientos son muy tontos, entonces lo que me preguntaba en este momento es cómo se está visibilizando la disparidad que existe internet y la vergüenza que está alrededor. ¿Tu cómo crees que va a cambiar?
No lo sé, más tiempo en digital y menos en el mundo real, menos atención ¿no? Por lo menos por dos años, no creo que la vacuna vaya a venir pronto…
No sé, yo seguro que estoy pasando más tiempo en internet. Antes, después del trabajo, iba al bar a ver a mis amigos pero ahora hablo con ellos por Zoom, 90 minutos cada noche. Yo creo que el mundo está diciéndonos que la vida real siempre es mejor que internet. La vida afuera siempre tiene más significado, es más natural, lo que las redes sociales nos pueden proporcionar es la facilidad de conexión y estoy agradecida por ello, por la simulación de la conexión, pero tengo una sensación brusca con respecto a esto, me desengaña saber cuánto de esta situación realmente encaja con lo real y, si se prolonga, espero que no se sienta como una emergencia. Está bien sentirse afortunado por no estar fuera. De todas formas, será muy extraño estar en el mundo real otra vez, pero actualmente se siente muy bien estando resguardado.
Eso me hace pensar en tu capítulo “Nunca dejes de optimizar”, donde haces una crítica a ciertas feministas e instagrammers y, a su vez, a la falsedad de las redes sociales. ¿Por qué preferimos la máscara, la impostura, la falsedad, antes que la realidad en redes?
Muy poca gente entiende lo que realmente es el feminismo; lo confunde con lo que se cree que es y no por lo que realmente es. Sí, hay que luchar por el colectivo pero está el feminismo que muchas corporaciones han vendido, ese del éxito individual, hacer más exitosas a mujeres en lo individual y si crees en eso, y claro que vas a creerlo, vas a optimizarte porque tienes que ser más visible, más guapa, tienes que esforzarte más, tienes que hacer lo que sea y, si compras ese tipo de feminismo, que es lo que hace mucha gente instintivamente, porque claro que quiero hacer algo más con mi vida, pues claro es eso, la falsedad. Quizás no está incluido en mi libro pero lo engañoso de eso es que no es completamente falso, tú quieres que no haya límites para tener toda la libertad, para hacer lo que quieras ser, sin embargo, el éxito no es realmente lo importante o lo políticamente valioso.
La promoción de que el éxito es lo falso, mostrar que la perfección falsa e imposible es lo exitoso…
Sí, haz esto o haz lo otro, sigue esta rutina y tendrás un día maravilloso. Es como ser una Barbie. Es algo que vi claramente en mí misma cuando estaba promocionando el libro el año pasado. Las mujeres exitosas, ricas y atractivas no crean las historias interesantes y estoy interesada en saber cómo la gente vive su cotidianidad. Estoy más interesada en las rutinas diarias de un trabajo ordinario que en el de una mujer exitosa que dirige una empresa de belleza o lifestyle.
Esto también va ligado a qué se muestra y qué no, la moralidad en internet, ser o no una buena persona… ¿Cómo las redes sociales han pervertido nuestra moralidad?
Ahora es interesante porque hay muchos performances y juicios morales. La actividad bajo cuerda de las redes sociales es descubrir qué comportamientos y cualidades son deseables y cuáles no. Nosotros estamos proyectando cómo ser la mejor representación de algo, y claro que es importante comportarse correctamente, más ahora, pero la representación de eso es el problema. Es tan importante como la representación moral. Actualmente la presión social de “Quédate en casa” es útil, pero esa tendencia será moralmente innecesaria con juicios que no sean bien recibidos por un colectivo. Hay mucha gente haciendo pan estos días y eso realmente no importa, muchas de las reacciones individuales no son importantes en absoluto. En la vida real tenemos formas naturales de hacernos ver, pero ahora no tenemos esas formas de que otros nos vean, por eso estamos activamente comunicándolo. Estamos viviendo tiempos interesantes.
¿Cómo podemos construir una identidad fuerte en tiempos digitales?
No lo sé, porque internet nos absorbe más que la vida real y tu identidad digital es más vívida y fuerte que la vida real pero, personalmente, no tengo una idea clara sobre cómo hacerlo porque estoy consciente de ello. El sistema está construido para monetizar eso porque crecí, participé y me beneficié de internet y escribo sobre esto todo el tiempo, entonces es así como yo lo veo, esa es mi propia identidad. No me interesa construir nada, yo uso internet, trato y quiero que mi versión de internet no sea mejor o peor que yo y, además, quizás eso tampoco importe porque la vida es importante para mí y la vida no es internet. La vida que te construyas en internet no importa, lo que realmente importa es tu vida real.
Si tuvieses que decirme alguna referencia actual sobre algo que estés viendo en internet estos días, ¿qué dirías?
Todavía hay muchas cosas buenas en internet, por ejemplo Wild Life Cameras. Si no estás haciendo nada es perfecto para ver un montón de búfalos corriendo al atardecer. También me gustan mucho los comentarios de Youtube; por ejemplo, si buscas una canción que te gusta, están todos estos comentarios de personas y te consigues con alguno muy cómico o extraño que dice: Tengo 85 años, vivo en Portugal y estoy descubriendo esta canción por primera vez. Los comentarios son geniales en Youtube.