Irene Escolar y Bárbara Lennie: «La cultura es una manera de alimentar el alma, pero no se considera una prioridad»
‘Escenario 0’ es la nueva producción de Calle Cruzada para HBO, liderada por dos creadoras esenciales en el panorama español actual: Irene Escolar y Bárbara Lennie. En The Objective hemos hablado con ellas.
Imagine que el teatro puede ser cine, o el cine, teatro. Imagine incluso que las fronteras entre ambos mundos se diluyen en único un proyecto. Ahora imagine a Israel Elejalde (director del Pavón Teatro Kamikaze) con una visera de un perro de peluche, vagando por la meseta castellana tras huir de Madrid para evitar la cárcel. Imagine unos personajes que se desplazan sin dificultad entre espacios ficticios, del hospital a la barra de un bar o a un vagón de metro, como si estos lugares no fueran más que recuerdos recreados por un plató de televisión. Imagine viajar desde Siria a Las Vegas guiado por dos maestros de ceremonias como Ricardo Gómez (Cuéntame) e Irene Escolar (Goya a Mejor Actriz Revelación por Un otoño sin Berlín). Trate de imaginar también unos paisajes montañosos imponentes, que parecen tragarse a los intérpretes de Vania, de Àlex Rigola, con esa banda sonora que derrama tristeza desde el principio. Imagine a Carmen Machi (Aída) como Helena de Troya, defendiendo su inocencia ante las miradas impasibles de los miembros de un club de lujo.
Todo esto es Escenario 0, la nueva producción de Calle Cruzada para HBO que se estrena este domingo 13 de septiembre y que han liderado dos creadoras esenciales en el panorama español actual: Irene Escolar y Bárbara Lennie (Goya a Mejor Actriz por Magical Girl). Seis obras teatrales reimaginadas. Una fantasía que reúne lo más fugaz del teatro, ese espacio de tiempo que sólo los intérpretes y el público comparten; el realismo mágico de la mejor literatura, que diluye a los personajes entre sus imaginaciones y recuerdos, que hace que todo parezca un sueño; y las oportunidades que brindan la cámara, la edición y los juegos del cine. Todo ello reunido en una fantasía que, tal y como insisten sus creadoras, se resiste a cualquier etiqueta, pero que podemos calificar como una auténtica experiencia para los sentidos. En The Objective hemos hablado con ellas.
Habéis definido Escenario 0 como una serie con seis episodios que son “seis obras reimaginadas”. ¿Por qué estas seis obras de teatro?
Irene: Todos ellos son textos de teatro contemporáneos, de dramaturgos de aquí, excepto el de Pascual (Rambert, artífice de Hermanas). Nos parecía importante apoyar la dramaturgia contemporánea española. También por la variedad de la temática, estética, de los lenguajes.
Bárbara: Teniendo en cuenta que eran obras para una plataforma (HBO), tenían que ser funciones con un recorrido, con un reconocimiento y apoyo por parte del público. Había que hacer un paquete que fuera atractivo para ellos.
En el momento en que os planteasteis el proyecto, ¿cuál fue vuestro mayor miedo?
Irene: Queríamos, ante todo, intentar huir del teatro grabado al que estamos habituados, para darle un vuelo diferente y ver si esto funcionaba o no. Esto es algo novedoso, nunca se ha hecho de esta manera y claro, eso implica un riesgo.
¿Cómo ha sido el proceso para vosotras y los demás intérpretes a la hora de transformar vuestro trabajo en material de cámara?
Bárbara: Pues ha sido muy interesante ese viaje, porque te obliga un poco a repensar lo que habías hecho en unos espacios concretos, para llegar a unas gentes determinadas. De pronto, lo que importa es la mirada de la cámara, que te escruta el alma. Todos los directores y directoras lo que han intentado es que esa energía que pones en tu cuerpo, en tu palabra, en tu expresión, hayamos podido adaptarla al espacio íntimo que crea una cámara. Al final, como habrás podido ver, las piezas tienen un tono muy particular, curioso.
Entonces, ¿qué tipo de espectadores disfrutarán con Escenario 0? ¿Cómo convenceríais a un fanático de las series o a un amante del teatro para que se anime con un proyecto tan especial?
Irene: La variedad de la propuesta es tan grande que depende del estado anímico en que estés. Yo creo que los amantes del teatro van a ser un público fiel, porque suelen serlo mucho. Pero también es interesante cómo podemos acercarnos a gente que no está habituada a ir al teatro y que, de repente, viéndolo aquí, descubre algo que no son actores poniendo voces con vestidos de época. El teatro contemporáneo ha evolucionado muchísimo, y tiene cada vez más que ver con los lenguajes a los que estamos acostumbrados. No sabemos muy bien cómo va a ser la recepción, pero si funciona yo creo que será de una manera orgánica y bonita, y que la gente que no esté muy habituada se deje llevar.
Bárbara: Y bueno, tampoco somos tan ingenuas de pensar que esto lo va a “petar” (risas). Es un producto bastante particular, ya que tienen que interesarte a priori ciertas cosas, pero esperamos que tampoco se quede solo en un nicho de gente especialista. Eso también entristece, es una pena pensar que solo ciertas cosas pueden llegar a un público más amplio. Hay que acostumbrar la mirada, y a veces no queda otra que ofrecer algo al público, hacerlo, probar, y a partir de ahí ver cómo va respirando.
En un momento como el que vivimos, en el que la presencialidad y la cercanía entre butacas parecen algo casi imposible de recuperar, ¿cómo salvamos el teatro? ¿Es “Escenario 0” un intento de protegerlo?
Irene: Quizá es más bien para despertar, para llegar a más personas de una manera diferente. Y que igual eso haga que les apetezca pasarse un día por el teatro, que estén abiertos a nuevos lenguajes, también cinematográficos y audiovisuales. A mí me gustaría que tuviera la suficiente recepción no para “petarlo” como decíamos antes, pero sí para demostrar que la gente quiere ver otro tipo de contenidos.
Bárbara: Para salvar el teatro, nosotras, como trabajadoras y parte de la cultura de este país, asumimos nuestra responsabilidad individual: seguir creando, buscar nuevos espacios, hacerlo con seguridad, comunicar a la gente que no es más peligroso ir a una sala de teatro o cine que montarte en un tren o avión o bajar al bar de al lado de tu casa. Y se está haciendo un gran esfuerzo en el mundo de la cultura para salir adelante. Ahora bien, más allá de eso, creo que no es responsabilidad sólo nuestra salvar esos espacios y las artes escénicas. Esperamos que haya una respuesta a nivel estatal.
«Creo que no es responsabilidad solo nuestra salvar las artes escénicas. Esperamos que haya una respuesta estatal»
Bárbara
Una de las principales reivindicaciones en la Gala de los Max el pasado 7 de septiembre era precisamente que “la cultura es segura”, y Blanca Portillo denunciaba hace unos días en una entrevista que “los teatros han sido los primeros en cerrar y los últimos en abrir”. ¿Se ha discriminado la cultura frente a otros sectores de ocio y entretenimiento?
Irene: Yo no establecería una comparación, pero sí creo que es una industria olvidada y no tenida en cuenta. No es una prioridad y jamás lo ha sido, no se considera un bien de primera necesidad como en Alemania, donde se cuida y se apoya de esa manera. Aquí no lo es, no lo ha sido nunca y me sorprendería que lo fuera a ser, porque eso significaría que estamos avanzando hacia un lugar interesante, y yo no veo que eso vaya a ocurrir por ningún lado. Durante el confinamiento la gente en casa consumió ficción muy variada, lectura, música, películas. Fueron cosas que alimentaron el alma. Porque eso es lo que es la cultura, una manera de alimentar el alma. Y eso es lo que debería ver la gente responsable, la que puede tomar decisiones. Pero, desgraciadamente, estamos a merced de ellos.
Carla Simón (Verano 1993) o Carlos Marqués-Marcet (10.000km) son algunos de los cineastas que han reimaginado las obras. ¿Cómo decidisteis qué director o directora se encargaría de cada episodio?
Bárbara: Nosotras hemos propuesto algunos nombres: gente que nos parecía interesante, talentosa, que podía cuadrar con el universo del dramaturgo concreto; y por otro lado ha habido casos en los que el propio director de la obra nos ha propuesto un nombre por cercanía o porque ya habían trabajado juntos. Al fin y al cabo, el proyecto se ha rodado en un mes y medio, así que todo lo que pudiéramos ganar en entendimiento era mejor.
Irene: Por ejemplo, en el caso de Mammón, como era una obra con lenguaje bastante audiovisual, que ya de por sí utilizaba vídeos rodados previamente, Nao Albet y Marcel Borrás se encargaron de todo, sin necesidad de colaborar con un cineasta.
¿Consideráis que las series en plataformas como HBO o Netflix han venido para quedarse, que los creadores de cine y artes escénicas tienen que asimilar esta nueva forma de consumir sus proyectos e interpretaciones?
Irene: Yo creo que esa línea se va difuminando cada vez más: la gente que hace teatro hace cine, la gente que hace cine hace televisión. Afortunadamente todas esas líneas que antes estaban más marcadas ya no están tan claras, hay más posibilidad de trabajo y de crecer como artistas. Todos ellos son lenguajes que están evolucionando, y esto me parece muy interesante.
Bárbara: A mí también me parece estupendo, lo único en lo que creo que hay que tener una antena muy aguda, como actrices o como creadores en general, es lo relativo a la línea ideológica, al discurso de “produce cualquier cosa”. Me parece un poco alarmante perder la independencia creativa. Cada vez es más difícil levantar una película fuera de las plataformas. Pero, al mismo tiempo, gracias a ellas ha habido muchas películas y series maravillosas que se han podido hacer. A mí me encantaría que pudieran convivir, que no por ello las salas de cine se vaciaran y se cerraran, porque no es la misma experiencia ni la misma forma de ver.
A raíz de lo que comentas sobre ese miedo a perder la independencia creativa, Bárbara, ¿qué opinas de la postura de David Trueba, que ha estrenado su última película, A este lado del mundo, en su propia web donde puede alquilarse, asegurando que “eso es independencia y pagar impuestos en España”?
Bárbara: Me parece que es un acto de resistencia, y creo que hablará por sí mismo. Si el público tiene ganas de acercarse a ello, se verá. También lo hizo en su momento Cavestany con Gente en sitios, así fue como se estrenó y así fue como la vi yo, por ejemplo.
¿Os gustaría seguir con este proyecto en el futuro, hacer una nueva temporada, reimaginar alguna otra obra de teatro que se os haya quedado en el tintero?
Irene: Sí, de hecho se nos quedaron unas cuantas, en un principio el abanico era muy amplio. Ojalá la gente responda de manera positiva y demuestre el interés suficiente para que tenga sentido hacer más. Ojalá que sí, porque eso significará también dar trabajo a más gente, generar nuevos estímulos. No será fácil, porque una de las características de este proyecto es que ha sido posible por el momento en el que nos encontramos, ha sido una experiencia muy única. Juntar tanto talento en tan poco tiempo no es tan fácil.