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Pendragon, desolación y cuentos al calor de una hoguera

Pendragon, desolación y cuentos al calor de una hoguera

Hay algo que asusta a cualquier creador más que lanzarse a una nueva historia: el atreverse con una que ha sido narrada cientos de veces, con raíces profundas en el imaginario popular. No solo es complicado ofrecer un nuevo enfoque, con interés suficiente para cautivar a propios y extraños; también hay que lidiar, en ocasiones, con prejuicios y recelos difíciles de superar. En este difícil terreno es donde ha decidido adentrarse Inkle, el estudio británico que lleva años insuflando nueva vida al género de la ficción interactiva, de la mano de todo un veterano del género como es Jon Ingold. Pendragon, su trabajo más reciente, disponible para PC e iOS, utiliza la saga artúrica como excusa para ofrecernos una clase magistral de narrativa adaptativa que nos deja perplejos ante sus posibilidades.

Estamos en el año 673 después de Cristo. El esplendor de Camelot ha quedado atrás, la Mesa Redonda se ha dividido a causa de las traiciones, los celos y la ambición desmedida. Mordred campa a sus anchas por una Gran Bretaña que ha perdido la fe en los sueños de grandeza; una inmensa campiña salpicada de castillos en ruinas donde moran los fantasmas, de poblados donde sus habitantes tan solo aspiran a sobrevivir. El enfrentamiento entre Arturo y las huestes de Mordred solo ha traído desolación, y la caída del rey parece inminente. Nosotros somos el último rayo de esperanza, los últimos en acudir a su auxilio.

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Imagen vía Pendragon Press Kit.

Podemos elegir entre dos personajes al comenzar la historia: la reina Ginebra o sir Lancelot. Dos almas entrelazadas, piezas clave en la caída de Camelot, que desean redimirse acudiendo en busca de Arturo antes de que sea demasiado tarde. Poco queda de altruismo heroico en sus motivaciones. Ginebra siente que su deber es encontrar a su esposo y ayudarle, aunque no sienta ya amor por él. Lancelot es un hombre acosado por los remordimientos y el pasado, para quien la obligación moral de auxiliar a Arturo supone una posibilidad de redención. Ideales a los que se aferran, creyéndoles superiores a su propia desdicha, que los sitúan en un plano terrenal, al nivel de cualquier ser humano. La leyenda arrastrada a lo mundano, atravesando el mismo lodo y las mismas miserias que cualquiera de los aldeanos anónimos con los que se cruzan en su viaje.

Inkle decide explorar la faceta humana de personajes legendarios que conocemos de sobra, despojándolos del brillo con el que solemos visualizarnos en la cultura popular. Una visión escatológica del mito de Camelot, con la tragedia como hilo conductor. Nuestra misión es llegar a tiempo a la batalla final entre Arturo y Mordred, y para ello tendremos que atravesar decenas de campos de batalla menores, mientras tratamos de encontrar el lugar de su enfrentamiento. Aunque el componente narrativo es lo más relevante en Pendragon, el juego no es menos minucioso en su faceta estratégica. Cada localización que exploramos está diseñada como un tablero de ajedrez, con unas reglas sencillas de aprehender. Nuestros personajes y sus oponentes (enemigos o aliados) poseen habilidades y opciones de movimiento. Tendremos que resolver cada tablero generalmente llegando a la casilla final, situada en el extremo opuesto, cuidándonos bien de no caer bajo el acoso enemigo. Un movimiento en falso puede dejarnos atrapados, aunque el juego siempre nos permitirá examinar el resultado antes de confirmar la casilla a la que queremos dirigirnos. Nadie es intocable, no hay misericordia en el mundo que nos rodea ni gloria pasada que nos proteja. Lancelot puede caer ante el ataque de un lobo famélico. Ginebra puede acabar sus días en una aldea remota, a manos del cuchillo de un desarrapado.

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Imagen vía Pendragon Press Kit.

La decadencia no es solo evidente en el paisaje que recorremos o en las palabras de aquellos con los que nos cruzamos, almas errantes o campesinos que contemplan con tristeza el caos del reino. Inkle nos la presenta a través de los protagonistas. Además de los personajes iniciales, los citados Ginebra y Lancelot, podremos desbloquear a otros conforme avancemos, dando lugar a decenas de historias ramificadas, diferentes entre sí, aunque todas confluyan en el mismo punto final. No encontraremos en los héroes la imagen clásica de la nobleza caballeresca, la que ha pasado a formar parte de nuestro acervo cultural cuando pensamos en los relatos artúricos. Durante nuestro viaje podemos encontrar a Lady Rhiannon o a Morgana Le Fey; al igual que Ginebra, se trata de mujeres entradas en años, no por ello menos aguerridas. Sir Borlois es un hombre en baja forma física, acosado por la pena y el remordimiento. Sir Gawain, un borracho. Representaciones deslucidas, poco habituales no solo en el imaginario, sino también en los videojuegos. La ficción interactiva, aunque esté viviendo una “segunda juventud” reciente gracias a estudios como Inkle, Failbetter Games o Choice of Games, sigue siendo un género de nicho, y como tal es un terreno idóneo para explorar identidades que se alejan de lo normativo.

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Imagen vía Pendragon Press Kit.

El gran riesgo que conlleva un juego narrativo de estas características, especialmente cuando utiliza el permadeath (la partida que finaliza completamente cuando perdemos, sin posibilidad de recuperarla desde un punto previo de guardado), es que se repitan patrones y que nuestros viajes empiecen a volverse monótonos. Con Pendragon, Inkle mira de frente a este problema y lo supera con una maestría que debería convertirse en referente para cualquier otro estudio afín. Da igual que comencemos una nueva partida con personajes que ya conocemos o que utilicemos a los que acabamos de desbloquear: cada una se siente distinta, una vida diferente, con nuevas elecciones a nuestro alcance. Una generación procedural de la historia y de nuestro trayecto en la que es muy difícil encontrar las “costuras”, ver el juego de manos del prestidigitador. Se apoya en lo que Jon Ingold define como “narrativa dinámica”, en la que tienen gran peso no solo las conversaciones y su contexto sino las relaciones entre los personajes principales, y cómo se van modificando para dar lugar a las ramificaciones. La muerte de un personaje al que otro ama puede otorgar a este una habilidad especial, por ejemplo, lo que hace que la historia se bifurque. Para quien esté interesado en los detalles técnicos detrás de este sistema, Ingold habla en detalle en su blog de Gamasutra.

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Imagen vía Pendragon Press Kit.

Inkle no solo nos invita a descubrir las inmensas posibilidades de la ficción interactiva. También nos facilita el convertirnos en creadores, a través de las herramientas que pone a nuestra disposición: ink, pensada para desarrolladores con algo de experiencia; e inklewriter, perfecta si lo único que queremos es escribir y contemplar cómo nuestras líneas se imbuyen de interactividad. Con Pendragon, han llevado la idea de la autoría compartida todavía más allá. Antes del lanzamiento, abrieron la convocatoria Pendragon Campfire Tales. El objetivo: recopilar breves relatos, de no más de 500 palabras, que serían narrados en el juego en los momentos en los que nuestros personajes se detienen a descansar al calor de una hoguera.

Historias de campamento, cuentos fantásticos, leyendas… Recibieron más de 400 propuestas, nos cuentan en su blog, entre las que seleccionaron 25 que podemos encontrarnos de modo aleatorio durante el juego; por supuesto, acreditadas a sus respectivos autores. “El participante más joven tiene 17 años; el mayor, 62”, nos cuentan. Además de las seleccionadas, podemos jugar a muchas de las que no fueron escogidas en esta recopilación en Itchio. Breves ficciones interactivas que se despliegan, como hilos independientes, en el inmenso tapiz que es Pendragon. Universos dentro de universos, como en un caleidoscopio. Un ejercicio metanarrativo maravilloso con el que Inkle nos conecta con toda una constelación de creadores como nosotros, que nos demuestra que las historias siempre están en movimiento, siempre vivas. Bailando como las llamas en una hoguera y cruzando barreras entre mundos. 

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