Las series que están transformando la visión de la salud mental
Finalmente la televisión ha empezado a reflejar con honestidad, empatía y naturalidad la realidad de 450 millones de personas en todo el mundo
Los problemas de salud mental y las personas que los padecen se han convertido en temas y personajes habituales en las series de televisión. Es el caso de Homeland, un thriller protagonizado por una espía de la CIA con trastorno bipolar. Euphoria, un crudo retrato de las preocupaciones de la Generación Z, la depresión y las adicciones. O Pure, una comedia sobre una joven con TOC asediada por pensamientos intrusivos de carácter pornográfico. Coincidiendo con el Día Mundial de la Salud Mental el 10 de octubre, repasamos algunos de los títulos que están ampliando la representación de estas dolencias en televisión y mostrando con honestidad la vida de estas personas.
Una de cada cuatro personas tiene, ha tenido o tendrá un problema de salud mental a lo largo de su vida, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). De modo que era una asignatura pendiente de la televisión reflejar con honestidad, pero también desde la empatía y la naturalidad, la realidad de los 450 millones de personas que en todo el mundo se ven afectadas por algún problema de esta índole.
Gracias a la llamada guerra del streaming, el número de plataformas y producciones se han multiplicado de manera espectacular. Lo que por suerte también ha redundado en una mayor diversidad de historias y personajes, que en su día a día ya no solo navegan entre el amor, la amistad o el trabajo, sino que también lidian con la depresión, la ansiedad o el trastorno obsesivo compulsivo.
Este sábado se celebra el Día Mundial de la Salud Mental, una oportunidad para revisar las series que están cambiando la forma en que la televisión aborda estos temas. Y recordar, tal y como recoge la Confederación Salud Mental España en su web, que los medios de comunicación juegan un papel fundamental en la percepción que la sociedad tiene de la realidad, reforzando prejuicios y estereotipos o luchando contra ellos.
Porque volviendo a los datos de la OMS, hoy el 9% de la población tiene algún tipo de problema de salud mental y el 25% lo tendrá en algún momento de su vida. El 12,5% de todos los problemas de salud son trastornos mentales, una cifra mayor que la del cáncer o los problemas cardiovasculares. En España las cifras son similares y, desgraciadamente, más de la mitad de las personas que necesitan tratamiento no lo reciben o reciben un tratamiento inadecuado, según la Estrategia en Salud Mental del Sistema Nacional de Salud 2009-2013. En parte, esto ocurre por el estigma que sigue asociándose a este tipo de dolencias. Y dos millones de jóvenes de 15 a 29 años (30%) han sufrido síntomas de trastorno mental en el último año, según publica la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD).
Homeland (2011-2020) y el trastorno bipolar, en Netflix y Amazon
En 2011 se estrenó uno de los thrillers de espías más longevos de la televisión estadounidense, un adictivo drama protagonizado por una agente de la CIA con trastorno bipolar. Ella es Carrie Mathison (Claire Danes), una oficial de operaciones especializada en combatir el terrorismo yihadista que recibe un inquietante aviso: un prisionero de guerra estadounidense ha sido captado por Al-Qaeda. Acto seguido, Nicholas Brody (Damian Lewis), un sargento de los Marines desaparecido en combate desde 2003, es rescatado. Y ella es la única que sospecha de él.
Homeland se convirtió así en una de las primeras ficciones que presentaba a una protagonista femenina con trastorno bipolar que, además de ser la mejor en su trabajo, no está definida únicamente por su dolencia. A lo largo de ocho temporadas esta serie, basada en el drama israelí Hatufim, ha mostrado muchos de los síntomas del trastorno bipolar, entre ellos, la tendencia a tomar decisiones arriesgadas, una mayor creatividad, problemas de sueño, abuso de alcohol o alucinaciones. Tal y como recoge el medio australiano SBS, el drama también ha tratado la vergüenza y el secretismo que acompaña a los problemas de salud mental, especialmente el peligro que pueden suponer para desarrollar una carrera profesional, los diferentes tratamientos de Carrie y la recuperación tras un episodio maniaco.
Lady Dinamite (2016-2017) y la bipolaridad, en Netflix
Si en Homeland Carrie Mathison teme en ocasiones los efectos que el trastorno bipolar puede tener en su día a día, Lady Dinamite da un paso más mostrando esta patología como algo manejable que simplemente forma parte de la vida de la persona que no padece. No en vano, la comedia de Netflix está inspirada en las experiencias de la monologuista y actriz Maria Bamford, quien a su vez interpreta una versión ficcionalizada de sí misma.
Como se puede ver en el tráiler, María vive un momento de éxito abrumador que culmina con una crisis nerviosa. Después de ser internada y buscar tratamiento para su bipolaridad, la serie muestra cómo la comediante negocia un horario razonable con su agente, recupera la relación con sus amigas o busca el amor. Su tono, entre la sátira y el más puro positivismo, es sin duda una rareza en las series que retratan problemas de salud mental. Y una necesaria aproximación a la realidad de una persona con trastorno bipolar que pone el foco en la recuperación. Aunque también muestre los episodios maniacos o de euforia, las alucinaciones que ha padecido o, en general, sus cambios de ánimo como algo que forma parte de su cotidianeidad y que puede gestionar.
Pure (2019) y el trastorno obsesivo compulsivo, en Filmin
Mucha gente relaciona el Trastorno Obsesivo Compulsivo con una dedicación extrema a la limpieza o cierta manía con el orden, como el personaje de Jack Nicholson en la película Mejor imposible. Pero el TOC puramente obsesivo o Pure O se caracteriza por la presencia permanente de pensamientos intrusivos con los que es difícil convivir. Estos pensamientos pueden hacerte dudar de tus sentimientos hacia tus seres queridos, ser de naturaleza violenta o llenar tu cabeza de imágenes sexuales. Este último caso es el de Marnie, la protagonista de Pure, una serie basada en la experiencia de la escritora Rose Cartwright, quien lleva lidiando con este TOC desde que tenía 15 años.
Según cuenta Filmin en una nota sobre la serie, después de años hundida en una gran depresión, en 2013 Cartwright decidió poner por escrito su historia. Primero, en un artículo publicado por The Guardian. Y después, en un libro, Pure. “Era un tema muy tabú, sobre el que nadie hablaba. Las personas con TOC suelen sentir mucha vergüenza y creo que muchas encontraron consuelo en el libro y entendieron que no es algo tan vergonzoso ni que deba mantenerse oculto”, dijo la autora. Respecto a la serie homónima, en la que participa como guionista, confiesa que la experiencia ha sido terapéutica. “¿Quién tiene la posibilidad de ver algunos de los pensamientos que le atormentaron en el pasado reconstruidos por un gran equipo de actores y técnicos de televisión? Lo había llevado toda la vida en secreto y ahora un grupo de profesionales habían sido contratados para convertirlo todo en un gran espectáculo televisivo”, afirmó.
Además de visibilizar este raro trastorno y narrar cómo es vivir con esta dolencia, Pure amplía el retrato de las personas con problemas de salud mental abordándolos desde la comedia. Una comedia negra al más puro estilo inglés, grotesca y desconcertante, valiente e ingeniosa que, en palabras de la actriz principal, Charly Clive, nunca se burla de las personas con TOC. “La clave es no hacer bromas sobre la enfermedad, sino contar situaciones específicas que ha vivido la protagonista, en este caso Rose”, señaló.
Euphoria (2019-), la depresión y el abuso de sustancias, en HBO
A sus 24 años, Zendaya acaba de convertirse en la intérprete más joven en ganar el Emmy a la mejor actriz dramática por su trabajo en Euphoria. Interpreta a Rue, una adolescente que lidia con la ansiedad, la depresión y el abuso de sustancias, sin hurtar ninguna información al espectador. Pues su voz en off describe al detalle cómo la depresión no es una simple tristeza pasajera, sino un trastorno del estado de ánimo enormemente incapacitante que impide a la persona que lo padece experimentar placer, lo que también explica su desinterés en cualquier actividad y la dificultad para superarla. También cuenta el alivio que las drogas y los medicamentos le ofrecen. Y las desastrosas consecuencias que su abuso puede provocar.
Sam Levinson, artífice de la ficción, se basó en su propia experiencia, sus problemas de salud mental y su adicción a las drogas para crear esta serie, un crudo retrato de la Generación Z que muestra las preocupaciones de estos jóvenes sin trivializarlas. Desde la importancia de las redes sociales en su desarrollo a la influencia de la pornografía en sus relaciones sentimentales y sexuales, pasando por la inseguridad ante el aspecto físico o la falta de perspectivas vitales. Además, habla sobre la difícil comunicación entre padres e hijos. Y permite a los espectadores de todas las edades preguntarse si estigmatizar y rechazar a una persona que está sufriendo es la mejor forma de ayudarla.
Bojack Horseman (2014-2020), la depresión y las adicciones, en Netflix
Como explica Dan Dalton en el siguiente videoensayo (cuidado con los spoilers), Bojack Horseman ha logrado subvertir cualquier expectativa que el espectador pudiera tener sobre las comedias y la animación poniendo en el centro de esta serie a un caballo antropomórfico que sufre depresión. La premisa: tras triunfar en los años 90 como estrella de una sitcom, Bojack quiere recuperar la fama perdida. Años de decadencia y una tormentosa vida personal le han sumido en una profunda depresión, contra la que trata de luchar utilizando el alcohol y las drogas.
A lo largo de sus seis temporadas, esta serie logra mostrar la depresión como una dolencia que puede afectar a cualquiera, la multitud de causas que pueden provocarla o las diferentes formas en que cada persona reacciona a ella, tal y como publica Bustle. Esto es importante porque no existen respuestas fáciles a los problemas de salud mental, de modo que el primer deber de la ficción debería ser dar voz a quienes las sufren. Y evitar estereotipos como que superarlos depende de tu fuerza de voluntad, de encontrar un apoyo externo o una pareja, o de experimentar una catarsis que cambie tu vida. Porque todos los días será un esfuerzo levantarse. Pero con el tiempo, será más fácil.
Crazy Ex Girlfriend (2015-2019) y el trastorno límite de la personalidad, en Netflix
Una comedia musical protagonizada por una joven obsesionada con el amor romántico se ha convertido en uno de los viajes más apasionantes de la televisión reciente. Pues Crazy Ex Girlfriend destruye todos los estereotipos alrededor de la ex novia loca para convertirse en un alegato (feminista) por el autocuidado y la importancia de la salud mental. La premisa: Rebecca Bunch es una exitosa pero infeliz abogada que decide abandonar su trabajo en Nueva York y mudarse a un pueblo de California. Su objetivo: reconquistar, por todos los medios imaginables, a Josh, un amor de verano de la infancia al que, de repente, vuelve a ver, 10 años después, para solucionar así todos sus problemas.
No sorprenderá a nadie comprobar que esto no es así. Y que la huida hacia adelante de Rebecca es realmente un síntoma de su sufrimiento. De hecho, Rachel Bloom, creadora, guionista y protagonista de esta serie, confesó que cuando empezó a escribir Crazy Ex Girlfriend junto a Aline Brosh McKenna volcó su propia ansiedad en la ficción.
Cerca del final de la serie, esto sí es un spoiler, descubriremos que buena parte del padecer de Rebecca tiene un nombre: trastorno límite de la personalidad. Más allá del diagnóstico, todo sea dicho, muy poco habitual en la ficción, el viaje hacia el autodescubrimiento de Rebecca permite al espectador entender sus terribles decisiones, reconocerse en algunas de ellas y empatizar con los problemas de salud mental. Lo hace, además, con unos números musicales dignos de elogio, que mientras recomiendan buscar ayuda y acudir a terapia, homenajean clásicos de Broadway, películas de Hollywood, cintas Disney, baladas de los 80 o a las mismísimas Spice Girls.
The Good Doctor (2017-) y los trastornos del espectro autista, en Amazon y Movistar+
Los trastornos del espectro autista (TEA) son un grupo de trastornos complejos del desarrollo neurológico que se distinguen por patrones de comportamiento repetitivos y característicos, y dificultad para la comunicación e interacción social. Por lo tanto, no son problemas de salud mental, pero sus síntomas pueden superponerse y aparecer relacionados. De ahí que se reivindique su visibilidad en este día. Y los tratemos en la ficción con uno de sus mayores éxitos recientes: The Good Doctor.
El protagonista de esta ficción es Shaun Murphy, un joven cirujano autista con síndrome de Savant. Aunque la serie cae en el tópico del genio, este drama médico acierta al presentar la patología de Shaun como una parte más de su personalidad, no la única. Pues a lo largo de tres temporadas hemos visto al médico lidiar con el trabajo y la socialización o enamorarse. Además, el actor que lo interpreta, Freddie Highmore, siempre destaca que su personaje representa una versión diferente de la masculinidad, algo igualmente importante hoy en día. “Shaun no es el típico macho alfa que lidera una serie”, ha dicho en diversas ocasiones.