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Tres, dos, uno… ¡Acción y fuera besos!

Tres, dos, uno… ¡Acción y fuera besos!

Cedida por TVE

En la época de la Covid, la ficción está saliendo adelante con el complicado objetivo de representar el amor sin que los actores puedan acercarse demasiado, todo un reto de guion e interpretativo del que hablamos con Gabino Diego, Cecilia Solaguren y Magüi Mira (protagonistas y directora de la obra teatral Los Mojigatos) y con la actriz Paula Prendes, la directora Alexandra Graf y el guionista Roberto Goñi (Servir y Proteger, de TVE).

“Yo no estoy acostumbrada a tener citas con tíos que no saben jugar al billar”, dice el personaje que interpreta Cayetana Cabezas en la serie Servir y Proteger (que produce Plano a Plano para Televisión Española) mientras empuña el taco de billar y le asesta un buen golpe a la blanca. Acto seguido, eleva la mirada de la mesa y la fija en el personaje de Iván (Luis Fernández), a quien acaba de conocer, para añadir: “Pero contigo puedo hacer una excepción”. Comienza entonces un juego alterno de miradas y silencios, de bromas, que termina en esta conversación:

–Ah, que no estás a punto de irte.

–Depende.

–¿De qué?

–Adónde.

–Conozco un sitio.

–Vamos.

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Escena de la grabación de ‘Servir y Proteger’. | Foto: Pipo Fernández | Cedida por TVE.

Y, con ese último ‘vamos’, vemos a los dos actores salir de plano al enfilar la puerta del bar. En la siguiente escena, ambos aparecen en un cuarto de hotel, ya vestidos y amanecidos, hablando sobre la noche anterior: “Hacía tiempo que no me lo pasaba así de bien”, dice Iván. No hemos visto en pantalla un solo beso, ni un roce, ni una subida de tono y, curiosamente, no ha hecho falta para entender que entre ellos ha habido tomate. “Ahora trabajamos mucho con la elipsis y usamos otros gestos de cariño. Incluso un beso en el cuello. O hacemos que solo le baje un tirante a la chica en la escena; en ese sentido, estamos volviendo un poco a los años cuarenta, a sugerir”, dice entre risas Roberto Goñi, coordinador de guion de Servir y Proteger. El trabajo de todo el equipo de guionistas de esta ficción les acaba de valer el premio ALMA al mejor guion de serie diaria, un reconocimiento que agradecen más si cabe en estos tiempos en los que la Covid impone verdaderos vericuetos en la escritura de las escenas.

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Escena del detrás de cámaras de ‘Servir y Proteger’. | Foto: Pipo Fernández | Cedida por TVE.

“Nosotros vamos en horario protegido, por lo que no teníamos escenas subidas de sexo, pero sí besos y abrazos que estamos sustituyendo por un esfuerzo de guion y de los actores, que tienen que contar su historia con el recurso de la mirada y las caricias, porque las manos están desinfectadas y, tras tocarse, vuelven a desinfectarse”, cuenta la directora, Alexandra Graf, que explica que también las detenciones de esta serie policíaca se realizan ahora pensando en cómo mantener lo más a raya posible al virus: “En las escenas de forcejeos y detenciones no es lo mismo acercarte a una persona de frente que de espaldas, y es algo que se tiene en cuenta”.

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Escena de la grabación de ‘Servir y Proteger’. | Foto: Pipo Fernández | Cedida por TVE.

Precisamente, en uno de los episodios de esta temporada la agente Lara Muñoz, interpretada por la actriz asturiana Paula Prendes, realiza una de esas detenciones volteando a un maltratador hasta dejarlo de cara a la pared, donde le coloca las esposas. Ella, como el resto de reparto, tiene que hacer frente al reto interpretativo que supone transmitir con la distancia que la Covid marca: “Se trata de trabajar el menos es más y, al igual que la radio debe llegar al oyente solo con la voz, sin apoyo de la imagen, nosotros ahora trabajamos sobre todo desde la mirada, sin contar con un acercamiento excesivo”, desarrolla. Su personaje encarna a una policía de la UFAM, unidad especializada en la lucha contra la violencia de género, en la que, como explica, las agentes son “un poco policías y un poco psicólogas”. “El sentido de la televisión pública es informar, formar y entretener, por lo que la misión de esta serie no es solo entretener, que por supuesto, sino también formar, a través de los casos que contamos y ahora, también, dando ejemplo con la toma de todas estas medidas sanitarias que impulsan el mensaje de distancia social”, apunta la actriz.

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El departamento de vestuario de ‘Servir y Proteger’. | Foto: Pipo Fernández | Cedida por TVE.

Y, además del trabajo actoral y de guion, su directora explica cómo también los propios espacios de rodaje se han modificado:  “Antes rodábamos las secuencias de los briefings, en los que la inspectora jefa Claudia Miralles informa a todos los policías de los casos que están abiertos, en un decorado en el que estaban muy juntos -que es como sucede realmente en las comisarías-, y lo que hemos hecho ahora es trasladarlas a la sala central, que es bastante más amplia, para que haya más distancia entre ellos”. Estas secuencias son, además, de las pocas en las que se puede ver a muchos actores a la vez, pues también en Servir y Proteger han reducido las escenas corales y la cantidad de extras.

Además, los actores están con mascarilla durante toda la jornada y hasta el momento inmediatamente previo al icónico ‘acción’, en el que un miembro del equipo se la recoge. “Y hay más protocolos aún: en maquillaje y peluquería tienen todos los productos y pinceles que van a tocar a cada actor individualizados, e igual con el vestuario, la ropa se desinfecta y se le entrega a los actores en unas fundas. El departamento de arte cuida de cada objeto que van a tocar los actores y cada día se toma la temperatura a todo el equipo y se entregan mascarillas. De momento todo esto está funcionando, toco madera…”, suspira la directora. Por ahora pueden decir que sí, porque están sacando adelante un rodaje diario con un equipo de doscientas personas sin un solo positivo por Covid. Una hazaña en este tiempo de pandemia sin certezas.

Los Mojigatos: besos y pasión que transporta el aire

¿Y el teatro? Sobre las tablas no hay corte que valga y la acción es continua, así que, ¿cómo fintar la realidad para darse un beso cuando el guion lo demanda? La respuesta la sabe bien todo el elenco de Los Mojigatos, el montaje dirigido por Magüi Mira, que desembarcó hace poco más de una semana en el Teatro Bellas Artes de Madrid. Protagonizada por Gabino Diego y Cecilia Solaguren, la obra plantea con claridad su premisa nada más comenzar: “Hemos venido aquí a tener sexo”, dice la pareja protagonista, que lleva nueve años junta y declara abiertamente no haber mantenido relaciones sexuales los últimos catorce meses. Así, el empeño central de Jaime (Gabino Diego) y Cecilia (Cecilia Solaguren) pasa por conseguir acercarse progresivamente el uno al otro, pero, ¿cómo se hace eso en la época de la distancia social?

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‘Los Mojigatos’ en escena. | Foto: Javier Naval

“Ahora voy a poner mi cabeza sobre tu hombro, ¿te parece bien?”, le anuncia Cecilia a Jaime en un momento dado. Y lo hace: reclina su cabeza sin moverse de su butaca, situada a tres metros de la de su partenaire, y encuentra en el aire el hombro imaginario de aquel. Después lo acaricia, también a la distancia, pero con la misma pasión. “Mi mano está en tu muslo, te acaricio en pequeños círculos”, musita con los ojos vueltos. Entonces él corresponde a tanta pasión con un beso desaforado y ella, al fin, grita: “¡Me has besado! ¡Me has comido la boca!”. Y, de este modo, la pasión se va tejiendo y destejiendo sin dejar de cumplir, rigurosamente, todas las medidas anti Covid.

“Es un trabajo muy bonito. Uno se lo imagina, somos actores y, al besarnos a distancia, sentimos que realmente nos estamos besando en ese momento, y el espectador yo creo que también lo siente. Es como cuando estás hablando por teléfono desde Brasil con alguien que está en Japón, dices ‘te mando un beso’ y parece como que te lo estás dando también, ¿no? Pues el teatro es imaginación y lo bonito de esta función es que el espectador imagine y ponga de su parte también”, cuenta Gabino Diego con una sonrisa en la voz. “El caso es que Anthony Neilson (el autor del texto) es un iluminado, porque él estrena la obra en Londres en 2018, cuando la pandemia ni asomaba”, apunta la directora Magüi Mira. Y Cecilia Solaguren añade: “Yo creo que es un recurso teatral inteligentísimo, porque el espectador permanece con la tensión de que nunca nos llegamos a tocar realmente. ¿Qué ha pasado? Que además ha sido providencial que hayamos puesto en marcha el espectáculo en esta época. Nosotros no nos tocamos y, cuando lo hacemos en algún momento, nos limpiamos después. Es una obra como escrita para esos tiempos”.

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‘Los Mojigatos’ en escena. | Foto: Javier Naval

Y es cierto que se limpian, y lo hacen durante la misma función. Dos botes de gel hidroalcohólico flanquean cada lado de la escena, apoyados en las mesitas individuales de los actores. Y tras el agitado baile que Gabino y Cecilia se marcan en una parte de la obra, esta le recuerda oportunamente que se ponga gel, “que nos hemos tocado, Jaime”. La precaución es la línea maestra que sigue todo el montaje, ya desde sus ensayos: “Para ensayar teníamos mascarilla, pantalla, un recorrido al entrar al ensayo en el que nos quitábamos los zapatos de la calle y un cuadrado en el escenario en el que solo podíamos entrar Gabino y yo. Magüi y María, la ayudante, estaban fuera en una mesa. Había momentos en los que Magüi se quería levantar para explicarnos algo y la cabeza interfería para decir ‘ay, que no se puede’. Pero han sido muy bonitos, y lo que yo me he sentido es muy honrada de poder estar en este proceso. Una vez que te metes a trabajar, trabajas igual que en otra situación, con intensidad y con rigor”, explica la actriz protagonista.

¿Y qué supone para ellos presentarle al público esta obra y promover la cultura en este tiempo malo para la lírica? “El otro día me decía Cecilia ‘¿no te sientes un poco como si estuviéramos en Ay, Carmela?’ Carmela y Paulino, variedades a lo fino, que van por la guerra y van cantando y animando a la gente. Y así es en cierto modo, es muy bonito y especial ver a la gente que viene a verte con su mascarilla en esta época tan rara”, responde Gabino Diego. Su compañera lo secunda:  “Hay una tristeza generalizada ahora mismo, y el teatro lo que hace es sanar esa tristeza durante un buen rato, dejando una resaca positiva, de haber imaginado durante una hora y media un mundo diferente al que estamos viviendo”.

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‘Los Mojigatos’ en escena. | Foto: Javier Naval

Un mundo de pareja que se construye con un cariño emitido a la distancia, y que consigue calar en el patio de butacas y resultar veraz y conmovedor, pese a todos los escollos: “Los besos y el cariño a distancia funcionan entre ellos porque, en el fondo, desean arreglar su situación, necesitar sentirse deseados y amados por el otro, porque el único antídoto para este mundo tan agresivo es encontrar ese ser que te ama y quiere vivir en par contigo”, termina diciendo Magüi Mira. Y la lección, quizá, aplica también para la realidad y no solo en la ficción: aunque las muestras de afecto no sean ahora tan apretadas, el cariño aguarda intacto en todos esos besos y abrazos que nos estamos reservando.

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