Ese famoso abismo. Conversaciones con Enrique Vila Matas es el producto de un diálogo de tres meses entre el autor y la periodista cultural Anna María Iglesia. Editado por Wunderkammer, el libro se adentra en el universo literario de Vila Matas dejando claro desde la primera página que la línea que separa la ficción de la realidad es solo una convención.
Enrique Vila Matas pertenece a ese grupo de autores que son, en sí mismos, una forma de literatura. En Ese famoso abismo, Anna María Iglesias sirve de guía en una conversación que repasa los pilares sobre los que se estructura toda la obra literaria del autor de Historia abreviada de la literatura portátil. Aunque a primera vista podría parecer un libro que solo interese a los lectores de Vila Matas, este recorrido por las grandes preguntas que plantea el acto creativo resulta muy interesante tanto para aspirantes a escritor como para amantes de la literatura en general.
¿Cómo surgió la idea de este libro?
Hablando con la editora de Wunderkammer, Ese famoso abismo pertenece en la colección Áurea, donde ya había un libro de entrevistas de Pierre Michon. Yo ya había publicado antes La revolución de las flâneuses con la misma editorial y un día, en un tren, empezamos a hablar de cómo continuar esa colección después del libro de Michon que había tenido muy buena acogida.
A mí hacer entrevistas es lo que más me gusta. Supongo que es, sobre todo, porque preguntando aprendes, me gusta mucho el género. Le dije que a mi un libro de entrevistas me interesaría mucho y si tuviera que hablar de un autor sería, sin duda, Vila Matas. La editora me dijo que si hablaba con él y lo convencía íbamos adelante con el libro.
Conozco a Vila Matas desde hace bastante tiempo, un día quedé con él para un encuentro muy normal, nada de pensar en trabajo, y al final de la charla le dije oye, Enrique, te voy a hacer una propuesta y él me dijo que sí. Esto fue como quince días antes del confinamiento, a partir ahí no le he vuelto a ver.
Cuando vi que este era un libro de entrevistas, lo primero que pensé es que era una conversación en persona pero no fue así.
Claro, el motivo primero fue porque empezó el confinamiento y por tanto había la imposibilidad física de verse. Y luego me dijo, cosa que yo ya sabía porque le había entrevistado en otras ocasiones, que él se sentía más cómodo escribiendo, así que comenzamos a trabajar por email.
Yo me despertaba cada mañana y le escribía y él, al mediodía o por la noche, me contestaba. Hubo algunas conversaciones telefónicas para hacer puntualizaciones pero fue, sobre todo, un diálogo de emails, a veces podían ser entre cuatro o cinco al día y otras veces solo dos. Un ir y venir constante de preguntas, comentarios y respuestas. Fue muy rápido y muy intenso, el proceso duró tres meses, más o menos, de marzo a junio. Hicieron falta unas revisiones en septiembre pero, estrictamente, a finales de julio el libro estaba hecho.
Una de las cosas que me gustaría destacar del libro, antes entrar a analizarlo en detalle, es que son 170 páginas, aparentemente muy leve, pero al mismo tiempo porta una densa carga literaria.
Teníamos claro desde el inicio que no queríamos hacer algo biográfico, ni un simple anecdotario. Queríamos hablar de libros y un poco de su trayectoria. Evidentemente hay elementos personales pero no es una biografía ni un libro de memorias. De ahí el chiste inicial en el que él me pregunta si tiene que contestarme la verdad y yo le digo que claro que no, que esto no es una biografía. Todo lo personal que aparece en Ese famoso abismo está sujeto a ese mundo vilamatiano de la ficción. Yo no he comprobado si esas anécdotas si son reales o no porque no era ese el propósito.
Yo diría que esa premisa es lo que queda más coherente teniendo en cuenta el tipo de autor que es Vila Matas.
Claro, para mí el juego era ese. De hecho, ese inicio, forma parte de una conversación telefónica que yo decidí transportar al texto. Me pareció que era la puerta de entrada perfecta al mundo vilamatiano, es decir, donde ficción y realidad se juntan y empieza el juego. De ahí también la actitud mía de no voy a decir qué es verdadero y qué es mentira. Este es el mundo de Vila Matas y aquí o entras en esta clave o no entras.
Ese famoso abismo comienza desde la misma introducción estableciendo que la realidad imita a la literatura, esta idea ya aparece en La decadencia de la mentira de Oscar Wilde y Vila Matas la retoma hablando de Nabokov que suspendía a sus alumnos porque alababan la sinceridad en un libro como si fuese un valor. En un ambiente literario como como el nuestro, el español, hablar contra la sinceridad y contra la realidad es una postura sumamente radical. Tú mencionas que, al principio, tienes problemas con la idea de la realidad imitando a la literatura.
Sí, claro, porque primero, desde un punto de vista de lo más inocente, dices pero ¿cómo puede ser que la realidad imite a la literatura? Debería ser al contrario. Pero claro, si entras dentro de lo que entendemos como relato entiendes que nosotros mismos somos una construcción propia de los demás. Por lo tanto, primero se deconstruye o se desmonta la idea de realidad porque no existe una realidad a priori sino un relato o una construcción. De ahí pasamos al segundo nivel, la supuesta realidad no es más que la transformación de un relato que nosotros asumimos como real. En este punto empieza la imitación a la inversa, no hay ninguna realidad a la que imitar, sino son los varios textos que se van acoplando y van creando una realidad que intenta corresponder de cierta manera a esos relatos ya construidos.
Al inicio te descoloca, yo hago el juego de la inocente que intenta imitar a la literatura y se da cuenta de que no, es justamente lo contrario. Vivimos en relatos e intentamos que nuestra vida se corresponda a esos relatos para bien y para mal. Desde el punto de vista incluso político se podría decir que muchos relatos se nos imponen y nosotros intentamos adaptarnos a ellos. Siempre hay una sobreestructura, un relato a priori y una supuesta realidad que intenta corresponder a ese relato.
De hecho, en La decadencia de la mentira Oscar Wilde decía, entre otras cosas, que la niebla no había existido en Londres hasta que los impresionistas la pintaron. Fue entonces cuando todo el mundo se dio cuenta de que era romántica y misteriosa. Y en el principio mismo de la literatura, cuando era puramente oral, su objetivo era explicar nuestro lugar en el mundo.
Totalmente, acabo de terminar el ensayo de Juan Jacinto Muñoz Rengel, Una historia de la mentira y es muy interesante. En general, yo siempre asocié la mentira al lenguaje y a un cierto artificio, sin embargo, dice Juan Jacinto que la mentira ya está en la propia naturaleza. En la atracción física para la reproducción, por ejemplo, y no hablo ya de los seres humanos sino de los animales. Existe un autoengaño que hace entender a un animal qué pareja es lo suficientemente atractiva para reproducirse. Podemos decir, por lo tanto, que la mentira es algo casi biológico. Nos contamos un relato para darnos cuenta de la niebla, del atractivo del otro… porque de no ser así lo pasaríamos por alto.
De esa manera se convierte, yo diría, en un mecanismo de supervivencia. Te hace, por ejemplo, eludir temas que te resultan dolorosos o reexplicarte algo que te ha pasado y que no consigues soportar.
Sí, claro. De hecho en el fondo, los personajes de Vila Matas tienen todos un punto de inadaptados. Intentan sobrevivir y el mal de la literatura que les acecha es ese, la incapacidad de vivir.
Otro gran tema que recorre toda la conversación es la defensa de la imaginación. Aquí Vila Matas es muy tajante y afirma “el poder de la ficción no lo pueden suplir la inteligencia y el conocimiento, y menos aún la erudición, la imaginación está destinada a prevalecer”.
Sí, yo creo que ahora estamos en un momento de la llamada no ficción. Mencionamos en varias ocasiones durante la entrevista el hecho de alabar a los libros porque digan la verdad, porque sean sinceros. Sin embargo la verdad, de haberla, está en la imaginación, la imaginación como fuerza creadora de mundos posibles y no solo utópicos, de pensar en otras posibilidades, en otras maneras de ser, en otras maneras de vivir y en otras maneras de pensar. Eso es lo que decía Goethe cuando hablaba de poesía y verdad. Eso es imaginar y eso es crear, porque para conseguir hacer realidad algo que no existía antes tiene que intervenir la imaginación.
Parece que estamos en un momento en que la imaginación está como puesta de lado y lo testimonial se ha impuesto a lo imaginativo, lo explica muy bien Vicente Luis Mora en La huida de la imaginación. Con esto no quiero que parezca que lo testimonial no me interesa, creo que hay novelas y libros testimoniales interesantísimos pero el hecho de que cuenten la vida del autor o que lo hagan con sinceridad no es, de por sí, un valor añadido.
Kafka, que es uno de los autores que sale citado más veces en el libro, decía justamente que la literatura es una expedición a la verdad. Aceptando esta premisa es obvio que el único camino para llegar a esa verdad será siempre a través de la ficción.
Sí y además, yo creo que en la ficción es donde la literatura ha ido, digamos, transgrediendo o abriendo caminos nuevos. Tú ahora citas a Kafka, otro autor muy importante es Perec, son todos escritores que han roto y se han salido del camino, por decirlo de alguna manera. Han ido más allá del concepto de vanguardia que como dice Vila Matas, nadie debería denominarse vanguardista o posmoderno, eso siempre que te lo digan los demás. Pero sí es cierto que estos autores que abren vías nuevas lo están haciendo desde la imaginación. No creo que se esté haciendo desde la no ficción, ni desde novelas o libros más o menos biográficos. Es la imaginación la que ha abierto caminos y ha hecho que la literatura y la novela, lejos de morir, se estén constantemente reinventando.
Yo creo que aquí entra también una reflexión que dice Vila Matas en un momento dado que es que la novela se construye sobre los interrogantes y no sobre las certezas. No es lo mismo escribir para tratar de entender que para explicar algo que se supone que ya sabes, en el primer caso hay una búsqueda que para la literatura es fundamental.
Y yo creo que ahí está lo interesante de la obra de Vila Matas, él toma esa idea también en lo que refiere el ensayo, otro concepto ha sido un poco como denigrado o apartado en en favor de la no ficción. Por un lado está la no ficción y el ensayo es otra cosa. El ensayo justamente se basa en las incertezas, en las preguntas. El ensayista, desde Walter Benjamin en delante, no es alguien que busca dar una respuesta sino preguntarse constantemente y es consciente de que, tal vez, no habrá una respuesta final. Yo creo que ahí es donde confluye la narrativa o la novelística Vila Matas con el ensayo, en las preguntas y las incertezas. Él dice no voy a explicar el mundo, voy a interrogarlo.
Ahí es donde, yo creo, están los bordes difusos y el abismo, el famoso abismo es asumir ese riesgo.
Totalmente. Vila Matas como autor es alguien que puede ser que guste más o menos pero, sin duda, hace la literatura que quiere hacer y ha sido así desde el inicio. Independientemente de modas, tendencias editoriales, mercado… lo ha hecho asumiendo unos riesgos, es decir, él entiende así la literatura, como un abismo al que tienes que enfrentarte. Y repito, no es una cuestión de gustos, ni de que todos los críticos lo tengan que aplaudir pero yo creo que ese reconocimiento sí debería tenerlo. Ha hecho lo que quería y lo ha hecho planteándose la literatura como algo distinto, como un riesgo al que tenía que enfrentarse.
Por eso creo que este es un libro no es solamente para amantes de la literatura de Vila Matas, yo se lo recomendaría a los aspirantes a escritor para entender qué tipo de desafío tienen por delante. En su caso, por ejemplo, él asumió todos los riesgos en solitario y los críticos tardaron muchísimo en darle el reconocimiento.
Sí, llegó muy tarde. De hecho, se podría decir que llegó con Bartleby y compañía, ¿no? Para muchos es como si Vila Matas hubiera nacido con Bartleby y no, no nació ahí. De hecho, para entender Bartleby y compañía, entenderlo en toda su complejidad, necesitas leer muchas de las cosas que había escrito antes empezando por Historia abreviada de literatura portátil. Estas preocupaciones están antes, pero es verdad que para la crítica e incluso para el mercado, digamos, Vila Matas apareció con ese libro. Sin duda es esencial y central en su carrera, él no reniega de ello, pero también le interesa mucho subrayar que Vila Matas es mucho más que Bartleby. Por eso obviamos cualquier referencia en el título porque hay más Vila Matas antes y después de Bartleby.
Según avanzas en la lectura de Ese famoso abismo te das cuenta de que Vila Matas es ciertamente un extraño en nuestra tradición literaria. Reivindica la levedad como valor que incluiría, no solo la síntesis dentro del propio texto, sino también que se puede hablar de temas muy serios sin necesidad de hacer frases con cinco subordinadas. A veces parece que si no escribes más de doscientas páginas la obra se considera apenas un ejercicio de estilo, eso fue lo que le reprocharon a él con La breve historia de literatura portátil.
Sí, parece que cuantas más páginas escribas mejor. Es muy curioso porque por un lado es muy comercial, es decir, tenemos el concepto de bestseller, ese libro que te llevas a la playa y puedes poner debajo de la cabeza para tomar el sol. Esta es una categoría que se escapa de los términos literarios de los que estamos hablando. Por otro lado está el escritor de muchas páginas, el escritor denso, digamos. Este fenómeno pasa también con los ensayistas que cuantas más páginas y más incomprensibles parece que su valor aumenta y dices, bueno, no sé, a lo mejor en medio de esta incomprensión no se está diciendo nada.
La realidad imita a la literatura, la defensa de la imaginación y la levedad, sobre estos tres pilares se estructura toda la obra de Vila Matas.
La levedad está también muy vinculada a Italo Calvino, a la idea de juego. El entretenimiento como placer intelectual, como algo que te hace pasar un buen rato. Lo leve es eso también, algo que es lúdico en el mejor sentido de la palabra
Decíamos que Vila Matas es un extraño en la tradición española. Él se define como un escritor francés con su momento anglosajón y Rodrigo Fresán dice de él que es el escritor español más argentino. A ti qué definición te parece más acertada o cómo repartirías esos porcentajes.
Me gusta mucho la definición de Fresán. Primero porque permite reunirlo con Francia e Inglaterra, es decir, con toda la tradición. Argentina es ese país que tienen a Witold Gombrowicz que es el escritor polaco más argentino que hay o el escritor argentino más polaco. Y eso es en realidad Vila Matas, ¿no? Argentina es el país que tiene a Borges que decía él leyó el Quijote en inglés por primera vez, son esas boutades las que me parece que conectan con la tradición británica o inglesa. Además, muchos de los teóricos de los años setenta, del estructuralismo y gran parte de la literatura que interesa a Vila Matas llegaron a España a través de Argentina o de México.
Así que me parece que la definición de Fresán permite unir esos elementos anglosajones y franceses en uno. En ese sentido, Vila Matas es un escritor a la orilla. Es argentino pero es anglosajón y es francés y, de todas maneras, hay un salto inglés en un momento dado pero había ya referencias anglosajonas anteriores aunque él fuera muy afrancesado. El shandy está desde el inicio y Oscar Wilde es un escritor que está en el fondo siempre. Sí que hay un salto inglés sobre todo en la ambientación, él deja a París y se va Irlanda. Esto es interesante, no se marcha a Inglaterra, se va a la patria de Beckett y escribe en inglés y en francés. Es un salto importante, pero una parte de él se queda siempre en Francia.
Sería una vuelta de tuerca muy vilamatiana que en cinco o diez años volvieseis a reuniros para hacer este libro de nuevo con otras preguntas y otras respuestas, inventadas o no.
Lo hablaré con él. Quedan muchas cosas por saber. Estamos hablando de un autor con su obra en curso, a medida que siga avanzando surgirán nuevas preguntas además de los temas que no hemos hablado aún. Por ejemplo, él es futbolero y no hemos tocado ese tema, el vínculo fútbol y literatura daría por lo menos para un capítulo.