Novedades literarias: 7 autoras que leer por el 8M (o cuando sea)

Se acerca el 8M y se nota –se siente– cómo el interés por las autoras crece; en los periódicos no nos libramos de la tendencia, las cosas como son. Pero, aquí, vamos a hacer como que creamos esta lista porque sí, que nos limitamos a recomendar –esta semana, como otra cualquiera– siete libros fabulosos escritos por mujeres, y recordamos como corresponde que no es necesario que los leas ahora, que puedes hacerlo en abril o cuando sea, que hay otros 364 días en el año y una vida por delante. Aclarado queda. Vamos a la lista.

Puntos de vista de una mujer, de Carmen Laforet (Destino)

Este sello de Planeta reúne los artículos publicados por la autora de Nada en la revista Destino entre 1948 y 1953. Inés Martín Rodrigo, periodista cultural de ABC, se ocupa del prólogo y sostiene: «A estas alturas, pero también desde que el mundo literario es mundo, en España y en Sebastopol, reducir la importancia de su obra a una sola novela es no haber entendido ‘Nada’». Nos encontramos con una Laforet muy personal, muy comprometida, que nos demuestra que también los grandes talentos tienen momentos de duda: «Sí, me parece malo todo lo que he escrito últimamente, y pienso que lo mejor será dejarlo por unos días y marcharme al campo».

Puedes encontrarlo en tu librería más cercana y en la página de la editorial.

Tienes que mirar, de Anna Starobinets (Impedimenta)

Aquí, en este periódico, tuvimos una conversación con el editor Enrique Redel y nos contó qué debe tener un libro para despertar su interés: «Un libro me tiene que romper, tocar por algún lado, me tiene que llamar la atención, me tiene que divertir. Si veo que el libro está simplemente bien, me da lo mismo». En la editorial están emocionados y expectantes por que este Starobinets llegue a las librerías (8 de marzo). En aquella conversación, Redel habló con pasión de Tienes que mirar. Dijo: «Ves todo ese proceso de pérdida de un hijo, un duelo delirante. El libro me transformó tanto, me tocó tanto…». La autora rusa nos lleva de Rusia a Alemania con un niño dentro que no vivirá. Sí, esta es su travesía personal. Sí, el libro rompe. Starobinets no lo esconde: «Una cosa es inventar historias de miedo y otra muy distinta es convertirse en la protagonista de un cuento de terror».

Puedes encontrarlo en tu librería más cercana y en la página de la editorial.

Invierno, de Ali Smith (Nórdica)

Pues bien, llegó. En febrero, cumpliendo con la lógica del calendario y con la voluntad de su autora –libro por estación–, desembarcó en las librerías. El título anterior, Otoño, tuvo una acogida estupenda, opiniones positivas, recibió el Premio Llibreter; fue un motivo de orgullo para la editorial, vaya. Y aquí está Invierno con un inicio fabuloso: «Dios había muerto: para empezar». Y sin embargo: «Sin embargo, otras no habían muerto, de momento. La vida todavía no había muerto. La revolución no había muerto. La igualdad racial no había muerto. El odio no había muerto». El invierno como un momento para la recapitulación y el sosiego, para decir: aquí estamos, y ahora ¿qué?

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Hamnet, de Maggie O’Farrell (Libros del Asteoride)

Desde la editorial se afanan en decir que es una de sus autoras «favoritas». Como la propia O’Farrell desgrana, está inspirada en la vida breve del único hijo varón que tuvo William Shakespeare, Hamnet, que murió a los once años. «Durante mucho tiempo me estuve preguntando –cuenta en una declaración recogida por la editorial– por la relación entre la pérdida de este hijo y la obra Hamlet, que Shakespeare empezó a escribir cuatro o cinco años después de la muerte de Hamnet». En ese tablero se mueve la imaginación y la prosa de O’Farrell. La novela no ha pasado desapercibida fuera de nuestro país: recibió el Women’s Prize for Fiction en Reino Unido.

Puedes encontrarlo en tu librería más cercana y en la página de la editorial.

Yo que nunca supe de los hombres, de Jacqueline Harpman (Alianza)

Es posible que no resulte familiar el nombre de esta escritora y psicoanalista belga, ganadora del Médicis en 1996, y es una lástima, a juicio de sus editores. Así que se han propuesto darle una segunda vida, recobrar el interés o estimularlo por vez primera con esta novela –publicada por el sello Stock en 1995– donde nadie gana, nadie. Esta es la historia de unas mujeres que viven encerradas en una jaula bajo tierra. La más joven de todas no ha conocido otra realidad que esa, donde su  cautividad es custodiada por un grupo de hombres. Pero un día las puertas se abren y la mujeres salen a un lugar que no es el que era.

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Desmorir, de Anne Boyer (Sexto Piso)

En ningún país desarrollado sale tan caro enfermar como en Estados Unidos. De modo que un drama como un cáncer, un cáncer de mama con un pronóstico terrible, se puede convertir en una cuestión política. Pero, más allá de este punto, Desmorir es un relato honesto, profundo y seco –en cuanto que no se deja dominar por la lágrima– de una mujer –una escritora– que sufre un revés inesperado y se aferra con todo a la vida. Este trabajo, que se apoya en la obra y biografía de la Susan Sontag de La enfermedad y sus metáforas, le valió a Boyer el Premio Pulitzer de No Ficción del pasado año.

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Una habitación propia, de Virginia Woolf (Seix Barral)

Una habitación propia es una declaración de intenciones. «Una mujer debe tener dinero y una habitación propia para poder escribir novelas», reivindicó la autora de Orlando. Con esta cuidadísima edición de Seix Barral, que cuenta con las ilustraciones de Sara Morante y el prólogo de la última premiada en el Francisco Umbral, Elena Medel, regresa un libro fundamental de una de las escritoras más influyentes del pasado siglo.

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