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La isla de las tentaciones: el fenómeno televisivo a debate

Uno de los principales objetivos de la televisión es la fidelidad del espectador. Mantener los índices de audiencia a lo largo de los episodios es una tarea compleja a la par que importantísima

La isla de las tentaciones: el fenómeno televisivo a debate

Mediaset

El término telebasura se ha utilizado para deslegitimar la televisión refiriéndose de manera despectiva a algunos programas. Este calificativo, que cada vez se usa más en los formatos de telerrealidad, influye de forma negativa en la percepción de la gente sobre la televisión. Los que usan este término cuestionan su consumo a través de atributos morales o de calidad. Sin embargo, paradójicamente estos contenidos tan criticados son los que día a día obtienen los mayores índices de audiencia y son los que causan un mayor impacto social. ‘La isla de las tentaciones’ es un claro ejemplo de ello. El formato en el que las parejas ponen a prueba su amor manteniendo citas con otras personas, ha supuesto todo un fenómeno que no solo ha logrado movilizar a su audiencia, sino que ha traspasado las fronteras televisivas penetrando en la esfera social. Hayas visto o no el programa probablemente habrás escuchado en algún momento frases como «¡Estefanía!» o «La manita relajá». ‘La isla de las tentaciones’ ha logrado viralizar multitud de momentos hasta el punto de convertirlos en gestos cotidianos desvinculados completamente del contexto televisivo. 

El programa ayer finalizó su tercera edición y, desde que se estrenó la primera edición, su audiencia no ha hecho más que aumentar. En esta edición, los capítulos emitidos han alcanzado datos cerca del 30% de share y coronándose siempre como el programa más visto de la noche.

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Foto: Mediaset

Si bien es cierto que la popularidad de la isla de las tentaciones ha crecido enormemente a lo largo de estas ediciones, la polémica también ha estado servida. El uso del término «telebasura» continúa. Muchos señalan que se promueven valores machistas, que se reflejan  relaciones tóxicas o que se normalizan las infidelidades. Sin embargo, un producto que es consumido masivamente y que causa un impacto tan grande dice algo sobre nosotros como sociedad. Pero, para poder entender todo este fenómeno televisivo y lo que implica a nivel social, se ha de tomar como punto de partida cuáles son los elementos de este formato que han conseguido atraer a tantas audiencias.

¿Cuáles son las claves del éxito de la isla de las tentaciones?

La era de la hipertelevisión y la hibridación

El contexto actual televisivo está marcado por la llamada era de la hipertelevisión. Con el auge de nuevas plataformas streaming, la aparición de nuevas formas de consumo y la necesidad de renovación constante, los espacios de televisión han evolucionado hacia la hibridación por medio de la explotación de fórmulas de éxito. En este sentido, la isla de las tentaciones consiste en una fusión de distintos formatos que ya han tenido un éxito probado como ‘Gran Hermano’, ‘Supervivientes’, ‘First Dates’, ‘Jugando con juego’, ‘Exponiendo infieles’… El programa, además, opera con distintos géneros y subgéneros televisivos. Funciona principalmente como dating show, ya que todo gira en torno a las tentaciones y las citas que los personajes deciden tener con éstas. Pero, también el programa contiene algunas dosis de celebrity show ya que cuenta con un casting que combina gente anónima con caras reconocidas que ya han salido en otros programas de la cadena. Por ejemplo, Hugo estuvo en ‘Gran Hermano’, y, Lola y Diego se conocieron en ‘Mujeres, Hombres y Viceversa’. 

Narración serial basada en el suspense

Uno de los principales objetivos de la televisión es la fidelidad del espectador. Mantener los índices de audiencia a lo largo de los episodios es una tarea compleja a la par que importantísima. ‘La isla de las tentaciones’ utiliza herramientas muy potentes que no sólo consiguen mantener esa fidelidad sino ampliar su audiencia conforme avanza el programa. 

El programa presenta una estructura de narración serial basada en el suspense. El espectador se coloca en una posición privilegiada al contar con más información que los propios concursantes. El público observa todo lo que hacen, conoce todos los secretos de cada uno y sabe lo que hacen las respectivas parejas en las villas. El suspense surge, principalmente en las hogueras, por la tensión sobre cómo serán las reacciones de los concursantes al ver las incómodas imágenes de sus parejas. 

El ansia por saber cómo van a reaccionar los personajes se ve alimentado por el uso de cliffhangers. Un recurso narrativo, muy utilizado en series, que consiste en colocar al final del programa el momento de máxima tensión dramática provocando un increíble deseo del público por avanzar. La isla de las tentaciones en absolutamente todos sus episodios utiliza este recurso. Cortan el programa en los momentos más dramáticos, especialmente, cuando se produce una infidelidad o cuando le van a mostrar las imágenes a un concursante cuya pareja le ha sido infiel. De esta manera, consiguen enganchar al espectador con un inicio muy potente de los capítulos y, aunque no ocurra nada de especial relevancia, los espectadores se quedarán hasta el final porque ya saben que el episodio va a terminar en el punto más dramático.

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Foto: Mediaset

Engagement por medio de las redes sociales

En un contexto en el que están surgiendo nuevos modelos de consumo, la estrategia de redes que utiliza ‘La isla de las tentaciones’ es muy fuerte, especialmente en Twitter. A lo largo de toda la semana ofrecen contenidos inéditos y adelantos para que la audiencia mantenga esa  fidelidad y esté en contacto constante con el programa. De acuerdo con el informe Barlovento, en febrero ‘La isla de las tentaciones’ fue el programa de televisión con más presencia en las redes sociales llegando a alcanzar una cifra de 1.716.873 tweets. El live tweetingtwittear mientras se ve el programase ha convertido en una nueva práctica que está revolucionando las maneras de consumir los contenidos televisivos, compartiendo opiniones y sentimientos, generando una multitud de memes y, en última instancia, produciendo nuevos mensajes y significados. De esta manera, el espectador se convierte en una parte fundamental del programa al producir también contenidos.

Las redes sociales constituyen un lugar de encuentro en el que compartir saberes y sentires y en el que se genera un fuerte sentimiento de pertenencia a una comunidad. La expresión de ideas y opiniones en torno a lo que ocurre en ‘La isla de las tentaciones’ produce todo un espacio de conversación y debate sobre la moralidad de los actos de los personajes.

Identificaciones Socioafectivas

Un factor fundamental, y quizás uno de los más importantes para entender este fenómeno tiene que ver con los vínculos emocionales que la audiencia establece con los concursantes. El programa trata sobre un tema universal, que es el amor, y además, se trata de personas reales. Por lo que sentirse identificado es mucho más fácil. Las experiencias compartidas sobre las diversas situaciones amorosas generan un fuerte rechazo o apoyo hacia según qué concursantes. Quién ha sufrido una infidelidad probablemente compartirá el sufrimiento de Melyssa, Lucía o Pablo. Quién se ha liberado de una relación porque ha descubierto que su pareja no le hacía feliz entenderá las acciones de Lola, Marina o Tom. Quién ha sentido miedo de perder a su pareja porque el amor se haya desvanecido comprenderá los dolores de Hugo o Raúl. Y así sucesivamente. Las identificaciones son múltiples en función de las experiencias personales de cada uno y los placeres que se obtienen se producen al reconocer esa experiencia compartida. 

La fidelidad y la toxicidad de las relaciones: un reflejo de la sociedad

Si bien es cierto que el formato cuenta con unos ingredientes muy potentes de éxito, se ha de subrayar que en él, también se representa el amor de una forma muy limitada con relaciones monógamas heteronormativas y construidas bajo el ideal del amor romántico. La fidelidad como muestra de verdadero amor se pone en el foco más allá de otros valores como el respeto, la sinceridad, el apoyo mutuo… y es que, lejos de la realidad, en el programa se reflejan relaciones tóxicas, comportamientos machistas y se pone en evidencia la necesidad de una educación sexual cuando todo se reduce a la penetración. 

Hay una idea de posesión muy definida en la manera de entender el amor. Por ejemplo Hugo idealiza los celos cuando, en más de una ocasión, le dice a Sandra que le encanta que su novia sea celosa. También, esa idea queda retratada en comentarios como el de Lobo cuando le dice a Jesús «en tres días fue cuando te la quité» refiriéndose a Marina, la novia de Jesús. Se reproducen aquí una serie de gestos machistas por medio de una competición de masculinidad en la que tratan a Marina como si se tratase de un objeto que les perteneciera.

La posesión y la dependencia van unidos de la mano con el mito romántico de la «media naranja». En el programa vemos constantemente actitudes de dependencia, especialmente al principio, cuando los concursantes hacen comentarios sobre su sentimiento de vacío al separarse de su pareja. 

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Foto: Mediaset

Por otro lado, cuando las personas que reciben un juicio moral son las que han sido penetradas, aunque ambas partes de la pareja hayan sido infieles, es cuando entra en juego la necesidad de una educación sexual. En última instancia, entender todo el fenómeno social que ha supuesto ‘La isla de las tentaciones’ es conveniente para reflexionar sobre las carencias existentes en las sociedad, porque el programa refleja muchas de las problemáticas que todavía existen en torno a la sexualidad, en torno a los roles de género y pone de manifiesto el machismo en las relaciones de pareja. 

Los discursos de compromiso son fundamentales, sin embargo, desde lo independiente o minoritario el cambio va a ser lento y escaso.  Afrontar las carencias acudiendo a los lugares problemáticos, como ‘La isla de las tentaciones’, es incómodo. Pero ignorarlos o rechazarlos no va  hacer que desaparezcan. Para superar estas debilidades de la sociedad también se puede actuar desde ahí. Desde lo popular, desde lo masivo, y probablemente tenga un mayor alcance. La audiencia también genera significados, y a la vista está con la viralización de los memes, las famosas publicaciones de reflexión Roi Galán o María Esclapez… Por lo tanto, sí que se puede tomar conciencia prestando atención a estos lugares, encontrando las problemáticas, apropiándose de los mensajes y creando discursos subversivos.

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