Mestizaje, electrónica y folklore andaluz: la inesperada fórmula del éxito de Califato ¾
Del cante al flamenco pasando por la psicodelia, el hip hop o el punk
En 2018 este colectivo de productores y DJs se fue de «campamento musical» a Aznalcóllar y en un fin de semana parieron su primer EP, L’ambôccá. Su objetivo: hacer música de raíces combinando electrónica avanzada con sonidos arraigados a la idiosincrasia andaluza, del cante al flamenco pasando por la psicodelia, el hip hop o el punk. En 2019 repitieron la experiencia en El Ronquillo con su disco Puerta de la Cânne. Y tras otra excursión, esta vez a Ronda, presentan su segundo álbum, La Contraçeña. Hablamos con Esteban Espada, bajo de la banda, de su innovadora propuesta musical, sus peculiares convivencias, las reivindicaciones andalucistas detrás de sus letras o su música y la campaña viral de Cruzcampo Con mucho acento. Y nos asomamos a sus muchas influencias en una playlist confeccionada especialmente para The Objective.
Califato ¾ son tantísimas cosas que es más fácil escucharlos que explicarlo. Pero vamos a intentarlo. Formada por músicos y djs afincados entre Sevilla y Málaga, esta banda ha dinamitado todas las categorías mezclando folklore andaluz con música electrónica, de manera que la tradición y las cornetas conviven con los sonidos de las raves donde solían pinchar. Este vanguardista batido musical, que mezcla sin pudor hip hop, punk, rock, cante o flamenco, nació con un EP, L’ambôccá, creció en su primer disco, Puerta de la Cânne, y se reproduce, colaboraciones incluidas, con el recién publicado La Contraçeña. ¿Y por qué escriben así?
Como explican ellos mismos en su manifiesto, todo en Califato ¾ exuda Andalucía. Por eso decidieron apropiarse del lenguaje siguiendo, en todas sus letras, la EPA (Er Prinçipito Andalûh), una propuesta ortográfica desarrollada en 2017 donde se intenta reflejar la modalidad lingüística andaluza y todas sus variantes. Pero sus reivindicaciones no terminan ahí.
El 4 de diciembre del 2018, día oficioso de Andalucía que conmemora las manifestaciones que en 1977 se celebraron en favor de la autonomía, Califato ¾ publicó el primer adelanto de L’ambôccá. Su objetivo: hacer música de raíces combinando electrónica avanzada con sonidos arraigados a la idiosincrasia andaluza. Desde el Rocío y la Feria a la psicodelia, pasando por la herencia del pueblo negro, gitano, musulmán y judío, cuya influencia, explican, ha sido excluida, marginada y ocultada de su cultura actual. Todo esto lo hacen dando especial importancia al compás de 3/4, propio de los palos y menos utilizado en el panorama electrónico, de ahí su nombre. Y con mucha guasa.
En 2019 repitieron la icónica fecha con su disco Puerta de la Cânne, una fantasía donde las marchas de Semana Santa se cruzan con el reguetón y rumbas, bulerías y soleás dialogan con el funk o el hip hop. Una puerta entre el pasado y el futuro con declaración de intenciones del escritor y activista cordobés Antonio Manuel, incluida.
Este 28 de febrero, Día oficial de Andalucía, llegó La Contraçeña. Y Califato ¾ confirmó su estatus como una de las bandas más innovadoras y atractivas del folklore, español y andaluz, con zambras western, acid house de corte jondo o una guajiras flamencas, homenajes a los míticos Los Sobraos al estilo de Psychic TV o irreverentes encuentros entre Antonio Molina y Public Enemy. Una celebración más de la Andalucía que fue y de la que sueñan donde los ordenadores dejan paso a una mayor instrumentación en su disco más orgánico hasta la fecha.
Para explicar todo esto, The Objective habla con Esteban Espada (bajo), que junto a Manuel Chaparro (capataz y voz), Curro Morales (guitarra y voz), Sergio Ruiz (teclados) y Lorenzo Soria (electrónica) forma Califato ¾. Sin olvidarse, en los añorados directos, de Guillermo Iniesta (guitarra flamenca), Rosana Pappalardo, «los coros, el jaleo, el baile y todo el arte», y Diego Caro (proyecciones). Y nos cuenta cómo son los provechosos campamentos musicales de los que brotan sus trabajos. Las ricas influencias de las que beben, de los romances judeo-cristianos a la música cañí. La campaña viral Con mucho acento, en la que colaboraron con Cruzcampo. Por qué desde toda España el folklore está reinterpretándose, modernizándose y disfrutándose como nunca. Y nos regalan una playlist para poder asomarnos a sus cabezas: «estas son algunas canciones que venimos escuchando últimamente en la furgo. Muy variado, como el paisaje».
En primer lugar, ¿qué es Califato ¾?
Nosotros somos un colectivo, una familia de productores y djs que ponemos en valor el folklore andaluz con otro folklore que es, para nosotros, nuestra experiencia con la música electrónica. Nosotros hacemos música desde Andalucía para todo el mundo.
¿Cómo definiría su método de trabajo?
Con cada disco hacemos un campamento musical. El primero fue en verano de 2018, nos fuimos a una casa de campo en Aznalcóllar y en un fin de semana de convivencia de amigos hicimos el primer trabajo, L’ambôccá. Nos gustó la idea y repetimos el verano siguiente, en 2019, en una casa de campo en los lagos de El Ronquillo, un sitio muy mítico que inspiró El Lago de Triana, y de ahí, en 10 días, nació Puerta de la Cânne. Ahora, cuando se abrió el confinamiento en junio, después de que se nos cancelaran un montón de bolos con el coronavirus, teníamos un montón de ganas de juntarnos y nos encerramos en Ronda para hacer La Contraçeña, 13 demos en cuatro días. Y hasta diciembre hemos trabajando y terminando todas las canciones.
Entonces, ¿la magia surge de juntaros en un entorno idílico y poneros a crear?
Los discos, en verdad, no tienen ninguna pretensión, somos como niños jugando con la música y cada disco refleja una fotografía de ese momento. Nos vamos a un sitio chulo para desconectar y llevar ese carrete de fotos musical y luego revelarlo.
¿Y cómo nace cada canción?
A lo mejor tenemos un loop o un patrón de 20 segundos, un sample o alguna letrilla, y ese folio en blanco se va definiendo solo. Como venimos siendo productores de electrónica y DJS estamos todo el rato escuchado música, así que la frescura nos la da hacer primero las canciones y luego ya vemos la manera de tocarlas. Es al revés que un grupo, que normalmente monta una canción en un local y luego va a grabarla al estudio. Ponemos algún ingrediente y como somos muchos cada canción es un mundo en este disco. Cuando estás tú solo a lo mejor tienes dudas, pero en grupo todo va fluyendo.
¿Algún tema con el que estén especialmente satisfechos en este disco?
Nos encanta Er carrito de lô muertô por la mezcla generacional. Nos hemos juntado nosotros, que somos chavales de 26 a 40 años, y luego Andrés de Jerez, que es una leyenda viva del cante rancio. Nos sentimos muy orgullosos de haber juntado esa pureza y llevarlo a un terreno experimental con la música. Y luego colabora en esa canción Jesús Arispont, que es el bajista de Def Con Dos. E hizo el solo Mangu Díaz, que toca un instrumento muy raro de folklore que se llama bazuki. Es un pasito más en la música de fusión y el folklore andaluz.
El andalucismo está muy presente en su música, desde la propuesta EPA a las icónicas fechas de publicación que han elegido. ¿Cuánto de político hay en Califato ¾?
Nuestra política es la de la calle, la ausencia de prejuicios y también el componente ese de fiesta en el que todo es baile y todos van a una con la música, sin importar de dónde vengas o las clases sociales. Nosotros queremos romper con todo eso, y mezclarlo todo. Pero lo hacemos con mucho humor y mucha guasa como en la Guahira playera. O haciendo temas que no son tan políticamente correctos como La bía en roça. Nos sentimos un poco vacilones.
¿El hecho de autoproduciros a través de Breaking Bass Records os da más libertad a la hora de crear?
Todo el proceso es de autogestión, por eso no hay ninguna pretensión salvo que nos guste a nosotros mismos. Somos el primer público y luego los discos terminan con la gente, que si les gusta, olé, encantadísimos. Pero nosotros hacemos música para nosotros. Y hay tantas personas involucradas en el proyecto que por eso es tan caleidoscópico.
Después de ver vídeos como el de la Çambra der Huebê Çanto parece que el espíritu de fiesta se traslada también a los rodajes.
Ese lo grabamos en Almería, en un plató que usó Ridley Scott. Se gastaron una pasta para poner una espartera y aprovechamos ese decorado que estaba guapísimo. Pero no teníamos ni un baño disponible por el coronavirus, llevábamos la furgoneta cargada de ropa para todos los cambios, el vinagre para envejecerla… Los vídeos son una odisea y una paliza (ríe).
Fuera de Andalucía mucha gente os habrá descubierto a través del anuncio Con mucho acento de Cruzcampo. Más allá de las críticas por el uso del deepfake de Lola Flores, autorizado por sus hijas, ¿por qué quisieron participar en esta campaña?
Esto de resucitar a los muertos es éticamente complicado. Pero a nosotros nos gustaba Cruzcampo como un icono popular. Sobre trabajar con una multinacional, nosotros nos hemos gastado más en cerveza de lo que ellos nos han pagado. Pero más allá de eso, es muy interesante el debate que ha generado alrededor del acento, cómo antes la gente lo neutralizaba al irse, por ejemplo, a Madrid, u ocultaba de dónde era, y aquí hablamos de que hay que mostrar lo que eres. Estamos muy contentos con las cosas tan interesantes que han salido a la palestra. Como un minirreportaje que hicieron en prime time en La Sexta sobre la glotofobia [la discriminación por el acento], cómo en Alemania las personas ganan menos dinero por tener acento o cómo se trata a los extranjeros. Es un logro desbloqueado.
Es curioso cómo el folklore se está reivindicando y transformando desde diferentes puntos de España. ¿Nos estamos reconciliando con nuestro pasado a través de la música?
Puede ser. Sole Parody desde aquí, Rodrigo Cuevas en Asturias, Baiuca en Galicia… Se está poniendo en valor el folklore porque es muy interesante no sonar como suenan los demás y esto te lo da tu vivencia. En un mundo tan globalizado es interesante distinguirse y qué mejor que hacerlo por tus raíces. Y Andalucía es una matria, siempre ha sido un pueblo esponja por el Mar Mediterráneo.
Buena parte de vuestro recorrido como banda ha coincidido con la pandemia del coronavirus. ¿Cómo estáis afrontando esta situación y qué planes tenéis de cara al futuro?
No podemos pensar a largo plazo y tenemos que ir poco a poco. Tenemos un concierto en Barcelona en abril. Estamos deseando compartirlo con la gente. Pero a pesar del éxito nosotros lo que queremos es llegar a fin de mes. Queremos que la música sea nuestro oficio, pero es muy difícil vivir, en general, de esto.