Por qué las bolsas de tela no son tan buenas sustitutas del plástico
Dejando de lado la cuestión de los residuos, una bolsa de papel o de tela es peor para el medioambiente que una de plástico
Una vez declarada la guerra al enemigo público número uno de los océanos, el plástico[contexto id=»381817″], la pregunta es imperativa: ¿cuál puede ser su sustituto? Dos de las respuestas más comunes a este dilema son «papel» y «tela», pero la cuestión es más complicada. Si no se tiene en cuenta el residuo que generan (las bolsas de plástico no son biodegradables, terminan superpoblando los océanos de todo el mundo, acaban siendo ingeridas por animales…), una bolsa de papel o de tela es peor para el medioambiente[contexto id=»381816″] que una de plástico.
Es la conclusión de un estudio del Ministerio de Medioambiente y Alimentación de Dinamarca, que saca conclusiones similares a otras investigaciones en ese mismo campo. Esto no significa que una opción eco-friendly sea el plástico, ojo. En cuanto a residuos, es la opción menos eco-friendly[contexto id=»381730″] por goleada. Pero dejando a parte ese (importantísimo) factor y teniendo en cuenta solo los demás criterios (también importantes), como la fabricación y la manufactura, resulta que en realidad las bolsas de plástico son la alternativa más sana para el planeta. Un ejemplo sencillo, fabricar una bolsa de papel implica contribuir más a la deforestación y utilizar más agua y más energía que una de plástico.
Existen distintos tipos de materiales con los que se pueden fabricar bolsas y el resultado del informe danés es que, por ejemplo, una bolsa de algodón orgánico debe utilizarse 20.000 veces para que tenga el mismo impacto medioambiental de una de plástico. Otra conclusión es que el algodón orgánico es unas tres veces más dañino para el medioambiente que el algodón convencional. Hay que tener en cuenta, eso sí, que el estudio que arroja estas cifras parte de la premisa de que las bolsas de plástico se incineran (la opción menos contaminante, según los autores) al final de su vida, es decir, que no terminan en los océanos.
Estos resultados pueden ser contradictorios con la creencia popular pero tienen su explicación. Por ejemplo, uno de los motivos para justificar la diferencia ecológica entre el algodón orgánico y el tradicional es que, para producir algodón orgánico, no puede haber sido sometido a manipulación genética (una práctica común para que la planta produzca más algodón que una natural). De ese modo, para fabricar la misma cantidad de algodón, se necesita plantar más semillas, lo cual requiere utilizar más tierra, más agua y más fertilizantes, entre otros recursos.
Más de 100 países del mundo han aprobado medidas restrictivas en contra de las bolsas de plástico, pero con qué sustituirlas es todavía una cuestión abierta.
Guía para una compra sostenible y con poco plástico
Elegir qué bolsa utilizar es una de las pequeñas acciones con gran impacto sobre el medioambiente que podemos emprender. Lo principal es contar con lo que tenemos ya, es decir: reutilizar lo que tenemos a mano. Si amontonamos las bolsas de plástico, no debemos tirarlas para empezar a utilizar una de tela. Lo recomendable es reutilizar las de plástico tantas veces como sea posible y, en última instancia, utilizarlas como bolsas de basura. Lo importante es que las reutilicemos y que no incorporemos bolsas nuevas a nuestra colección hasta que sea imprescindible.
Una vez le hayamos dado el uso total a todas nuestras bolsas de plástico (pueden pasar años hasta que esto ocurra) y hayamos procedido a su correspondiente reciclado, entonces debemos plantearnos utilizar una bolsa de uno u otro material.
Más allá de las bolsas, hay otros muchos elementos de los que podemos o debemos prescindir, o que aunque los utilicemos debemos saber cómo desecharlos correctamente. Por ejemplo, aquí encontraremos una lista de productos que jamás deben tirarse por el inodoro, aunque sea habitual hacerlo en la mayoría de casas.
Cuando vayamos a la compra, no solo tenemos que preocuparnos de reutilizar nuestras bolsas, sean del material que sean. La mayoría de supermercados ofrecen la carne, el pescado, la fruta y la verdura envueltas en plásticos. Comprar en carnicerías, pescaderías y fruterías es una buena solución para evitar la sobrecarga de plásticos en los productos orgánicos. Por otro lado, hacer uso del comercio local, ir a pie o en bicicleta a la compra y no desperdiciar alimentos simplemente por tener un aspecto diferente, también es recomendable si queremos contribuir al planeta con una compra sostenible.