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Capital mundial del sobre: radiografía de la corrupción

Somalia, Corea del Norte y Afganistán tienen algo en común. Son los tres países más corruptos del planeta, según recoge un informe de Transparencia Internacional. Se trata de sistemas que funcionan bajo la ley del soborno y la extorsión o sometidos a la férrea figura de un líder totalitario y arbitrario.

Capital mundial del sobre: radiografía de la corrupción

Somalia, Corea del Norte y Afganistán, los tres países más corruptos del mundo (Luis Robayo/REUTERS)

La mayor pandemia que ha castigado a la humanidad echa raíces en cada rincón del planeta. La corrupción lastra a países como Somalia, el más corrupto del mundo. Según la ONU, por cada 10 dólares recibidos, 7 jamás llegaron a las arcas del Estado. En Corea del Norte, el siguiente de la lista, el sistema es tan hermético que sólo transciende la información oficial. El soborno como método de supervivencia lleva a Afganistán al tercer puesto. En 2012, la mitad de los ciudadanos pagaron un soborno por un servicio público

Según el último informe publicado por Transparencia Internacional, el 70% de los países analizados – en total, 177- percibe que tiene un problema grave de corrupción. El abuso de poder, los acuerdos clandestinos y el soborno son los síntomas que delatan a las naciones percibidas como más corruptas. Según Edda Müller, la presidenta de esta ONG, “dos tercios de esos países permanecen por debajo de los 50 puntos, es decir, por debajo de la media. Eso significa que la corrupción en esos países sigue siendo considerada un problema grave”.

La infinita sombra de una guerra que no termina

El país más corrupto del planeta está en la región más pobre del globo, en el cuerno de África. Somalia se alza con el primer puesto con una realidad política, económica y social que parece condenar al país a permanecer eternamente como máximo representante de la materia. Once presidentes del gobierno ha tenido el país desde que arrancó el siglo XXI. Ninguno de ellos ha logrado poner fin a la guerra, la pobreza y el hambre que castigan la nación que dirigen.

Precisamente, es la debilidad del gobierno central y de unas estructuras de gestión y administración de lo público hacen todo lo demás. La corrupción ha germinado con fuerza en las fuerzas de seguridad, la gestión de las infraestructuras portuarias y las aduanas, el sector privado y la administración de ayudas externas al país.

La extorsión y el soborno forman parte del día a día de las fuerzas de seguridad. La falta de recursos para pagar a los funcionarios hace que éstos no duden en vender sus armas y su equipación para poder complementar así un salario precario.

Una realidad que se traslada a puertos y aeropuertos, sobre todo, en la capital. Se desconocen los ingresos recaudados a través de su gestión. Constituyen la mayor fuente de alimentación de la corrupción somalí. Son varios los miembros del Gobierno que se han visto involucrados en fraudes diversos. El último salpicó al ex ministro de Transporte, Muhyadin Kalmoye y ex primer ministro, Abdi Farah Shirdon. Habrían favorecido la cesión de la gestión del aeropuerto internacional de Mogadiscio a la compañía turca Favori LLC a cambio de una ingente cantidad de dinero cuyo paradero aún es un misterio. Una realidad que se extiende hacia las empresas del sector privado, especialmente, en el ámbito de las telecomunicaciones.

En casi 200 páginas de informe, el Consejo de Seguridad de la ONU enumera ejemplos que evidencian cómo han desaparecido fondos destinados al Gobierno Federal de Transición. Según sus cálculos, por cada 10 dólares recibidos, 7 jamás llegaron a las arcas del Estado. Una información que suscribe el Banco Mundial. De acuerdo con este organismo internacional, el 68% de los ingresos del Gobierno Federal de Transición en 2009-10 continúa en paradero desconocido.

Hermetismo total

Corea del Norte ocupa el segundo puesto en la lista de los países más corruptos del planeta. El totalitario régimen de Kim Jong-Un hace imposible el trabajo de observadores internacionales contrarios a su política. El control es absoluto.

La información que transciende denuncia las penurias que padecen los ciudadanos y de fuentes oficiales. Las realidades que ofrecen son dispares. El Instituto Internacional de Investigaciones sobre Política Alimentaria (IFPRI) aseguraba en 2012 que los ciudadanos viven “situación crónica de inseguridad alimentaria causada por una economía débil, un excesivo gasto militar, el mal funcionamiento del sector agrario y la pérdida de cosechas por los temporales”. Mientras, el Ministerio de Defensa pretende incrementar la partida destinada a Defensa en los presupuestos generales en un 4,2% respecto al año anterior, hasta alcanzar la cifra de 33.000 millones de dólares.

Afganistán, el tercero en discordia

La población afgana ha encontrado en el soborno la mejor herramienta de supervivencia. Así, en 2012, la mitad de los ciudadanos pagaron un soborno por un servicio público. En total, han sido 3,9 mil millones de dólares destinados a comprar favores públicos a funcionarios. Una tendencia que, lejos de debilitarse, se consolida. En los últimos tres años, el coste del soborno ha pasado de 158 dólares a 214, es decir, se ha producido un aumento del 29%. Se paga por favores judiciales o policiales, aduanas, beneficios económicos… Según la ONU, la corrupción en Afganistán ha llegado a los 4.000 millones de dólares.

El presidente Karzai se comprometió a garantizar que los nombramientos de los funcionarios públicos fuesen despolitizados. Una medida con la que se podría avanzar hacia el correcto funcionamiento de las administraciones públicas. Una reforma que habría que complementar con un sistema capaz de penalizar el clientelismo en las administraciones públicas. Quizás el mejor ejemplo sean los derechos a la tierra. La mayoría de las disputas por la titularidad del terreno son llevadas a los tribunales, gobernados por un caos jurídico: un abonado campo de cultivo de la corrupción. Las sentencias son favorables al litigante con más recursos económicos. Crecen las oligarquías.

Sin embargo, la principal fuente de corrupción es el narcotráfico. Afganistán es el mayor productor de opio del mundo. En sus tierras se cultivó el 74% del total de opio producido en el mundo en 2012. El negocio entorno a esta actividad delictiva engrosa un importante entramado de sobornos en el sector policial y judicial.                   

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