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La belleza de la guerra

Tiene el poder de congelar ese momento que el tiempo convertirá en historia. Es capaz de captar nuestra atención, de seducir a nuestra retina inmortilizando la barbarie de la forma más sutil, más hermosa. El arma con la que combaten los reporteros de guerra dispara sus objetivos dando en el blanco de la conciencia colectiva. Todo ello gracias a sus cámaras: los proyectiles que apuntan sobre las portadas de los diarios de medio mundo. A veces, su trabajo se convierte en una obra de arte que pinta los escenarios bélicos más sorprendentes. He aquí una muestra.

La belleza de la guerra

(Khalil Ashawi/REUTERS)

Disparan. El sonido de sus peculiares ametralladoras apunta sobre las escenas de los conflictos más sangrientos, crueles y bárbaros que castigan al mundo. Fotografía a fotografía, los reporteros de guerra petrifican la historia. Algunas de sus instantáneas permanecerán para siempre en nuestra retina. He aquí algunos de los conflictos que sacuden el planeta vistos desde el objetivo de los más fotógrafos que se acercaron al campo de batalla.

De la Maidán a la reconquista de Donestk y Lugansk

La Plaza de la Independencia fue el escenario de una nueva revolución en Ucrania. El entonces presidente, Víktor Yanukóvich, suspendía la firma del Acuerdo de Asociación y el Acuerdo de Libre Comercio con la Unión Europea. Los anhelos europeístas chocaban con los prorrusos. La sombra de la Revolución Naranja regresaba a Kiev. Derrocado el presidente en las calles de la capital ucraniana, se avivaba otro frente. Las regiones del este del país clamaban por su independencia. Crimea primero; después, Donestk y Lugansk. El conflicto entre Kiev y Moscú no hacía más que empezar.

(David Mdzinarishvili/REUTERS)

(Olga Yakimovich/REUTERS)

Siria, sin horizonte

Tres años lleva Siria desangrándose. Comenzó en el marco de la conocida Primavera Árabe. Pretendía ser una revolución para acabar con el régimen corrupto y déspota de Bashar al-Assad. El Gobierno sostiene que se trata de una guerra contra el terrorismo de los grupos rebeldes de la oposición que cuentan con el apoyo de determinadas regiones de Occidente.

(Khalil Ashawi/REUTERS)

(Stringer/REUTERS)

Iraq, se reaviva la llama

Una nueva ola de violencia sacude Irak. Los radicales del Estado Islámico de Irak y el Levante (ISIL) castigan al país una vez más. A comienzos del mes de junio, el grupo terrorista se hacía con el control de Mosul. A esta primera conquista sucedieron Tikrit y Tal Afar. En los territorios conquistados se instala la sharia y se ejecuta a los infieles. Se instala el terror en la región. El miedo a una yihad estremece a la comunidad internacional. Estados Unidos acaba de iniciar una campaña militar para poner fin a la barbarie extremista del Estado Islámico.

(Ahmed Jadallah/Reuters)

Gaza, una herida que no cicatriza

El secuestro y asesinato de tres adolescentes israelíes en un asentamiento de Cisjordania prendía de nuevo la mecha. Israel culpó a Hamás. Éste negó su responsabilidad. Las tensiones derivaron en una sucesión de bombardeos indiscrimados contra la población civil en la Franja de Gaza. Las Fuerzas Armadas israelíes lanzaron la Operación Margen Protector para acabar con Hamás. Hamás respondió con ataques sobre Israel. El fuego cruzado llegaba a su fin casi dos meses despúes. Aceptaron una tregua indefinida pactada bajo mediación egipcia. Se abrían todos los pasos fronterizos y, con ellos, llegaba la ayuda humanitaria.

(Mohammed Salem/REUTERS)

(Abu Mustafa/REUTERS)

(Abu Mustafa/REUTERS)

República Centroafricana, a machetazos

Un golpe de Estado en 2013 acabó con la paz. Los rebeldes tomaron el control de las ciudades de Damara y Bossangoa. La capital Bangui era su próximo objetivo a alcanzar. Tras una serie de duros e intensos combates, se hacen con el control de los principales edificios gubernamentales. El musulmán, Michel Djotodia, se convierte en presidente interino del país. Los enfrentamientos  se radicalizaron entre musulmanes y cristianos, éstos armados con machetes conocidos como anti-balaka. Más de 600 muertos y 160.000 refugiados son las cifras que se esconden bajo sangrientos ataques entre ellos.

(Siegfried Modola/Reuters)

(Goran Tomasevic/REUTERS)

Libia, la guerra que sucedió a la revolución

Derrocar a Muamar el Gadafi era el objetivo que sacó a las calles a miles de libios. Pero la brutal represión contra los manifestantes derivó en un conflicto armado. El gobierno recuperó el control del país a costa de crímenes de guerra contra los civiles contrarios al régimen. La muerte de Muamar el Gadafi hizo posible que los rebeldes conquistasen el poder. El Consejo Nacional de Transición no logró aplacar a las fuerzas leales a Gadafi. La intervención internacional no se hizo esperar con un objetivo claro: poner fin a la guerra, recuperar los últimos reductos fieles a Gadafi e iniciar la reconstrucción de país.

(Stringer/REUTERS)

Somalia, una guerra eterna

La principal batalla a librar en el país tiene un objetivo claro: acabar con el grupo islamista, Al-Shabaab. La ruptura de la coalición de movimientos militares que derrocaron a Siad Barre en 1991 y el intento de las diferentes facciones por hacerse con el poder, allanó el terreno a los extremistas. Sin un gobierno estable y con un ejército corrupto, la lucha contra el grupo terrorista no deja de sumar víctimas y alargar la sangría.

(John Moore/Getty Images)

Sudán del Sur, una guerra tribal

El 26 de diciembre de 2013, el presidente Salva Kiir anuncia que se ha producido un intento de golpe de Estado orquestado por su ex vicepresidente Riek Machar. Kiir es un dinka, mientras que Machar es un nuer. Partidarios del primero y fieles al segundo iniciaron una guerra tribal que aún no ha terminado. La violencia étnica continúa derramando sangre en las calles de Sudán del Sur.

(Mohammed Nureldin/Reuters)

(Goran Tomasevic/REUTERS)

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