¿Quiénes son Emmanuel Macron y Marine Le Pen?
Los resultados han dado la razón a los sondeos. El centrista Emmanuel Macron y la ultraderechista Marine Le Pen han sido, con un 23,86% y un 21,43% de los votos respectivamente, los candidatos que se disputarán la presidencia de Francia en la segunda vuelta de las elecciones. De momento, las encuestas son poco optimistas para la representante del Frente Nacional, pero Le Pen ha conseguido apuntalar, con unos resultados históricos, la presencia de un partido que nunca había pisado tan fuerte como ahora. «Las elecciones han reflejado una gran polarización del voto entre los partidos extremistas y los moderados. La ruptura ahí no es tanto entre partidos tradicionales y partidos nuevos, sino entre el voto extremista radical antieuropeo y el voto moderado reformista proeuropeo», considera José María Peredo, catedrático de Comunicación y Política Internacional de la Universidad Europea de Madrid, que analiza para The Objective los resultados de los comicios.
Los resultados han dado la razón a los sondeos. El centrista Emmanuel Macron y la ultraderechista Marine Le Pen han sido, con un 24,01% y un 21,30% de los votos, respectivamente, los candidatos que se disputarán la presidencia de Francia en la segunda vuelta de las elecciones. De momento, las encuestas son poco optimistas para la representante del Frente Nacional (FN), pero Le Pen ha conseguido apuntalar, con unos resultados históricos, la presencia de un partido que nunca había pisado tan fuerte como ahora. Y poco después de la celebración de la primera vuelta anunció que aparcaba la presidencia de la formación para dedicarse por completo a preparar la segunda. «Las elecciones han reflejado una gran polarización del voto entre los partidos extremistas y los moderados. La ruptura ahí no es tanto entre partidos tradicionales y partidos nuevos, sino entre el voto extremista radical antieuropeo y el voto moderado reformista proeuropeo», considera José María Peredo, catedrático de Comunicación y Política Internacional de la Universidad Europea de Madrid, que analiza para The Objective los resultados de los comicios.
Emmanuel Macron
Con los números a su favor (The Economist vaticina su victoria con más de un 99% de probabilidades), Emmanuel Macron está llamado a convertirse a sus 39 años en el presidente más joven de la Quinta República Francesa. Es licenciado en Filosofía, con una tesis sobre Hegel, y graduado en Ciencias Políticas. Inspector de finanzas adinerado, hijo de una familia de médicos de Amiens, ha trabajado tanto en el sector privado, en la banca de inversión, como en el público, donde ha ejercido de asesor del todavía presidente François Hollande y de ministro de Economía en su gabinete. En el Partido Socialista (PS) francés militó hasta 2016, año en que puso en marcha el movimiento ¡En marcha!, de tendencia económica más liberal, que creó para acercar a la izquierda y a la derecha de su país y bajo cuyo paraguas se presenta ahora al Elíseo. De salir elegido presidente, ocuparía por primera vez un cargo sometido a elección popular. «Es el voto moderado, el voto europeísta y el voto reformista», considera Peredo, que añade que este «líder de reciente creación» tiene un mensaje que «puede ser capaz de aglutinar al voto europeísta y al voto centrado, tanto de derecha como de izquierda».
Entre las medidas propuestas por el socioliberal están avanzar en la integración europea, rebajar los impuestos de los franceses -que viven en uno de los países con presión fiscal más alta-, recortar hasta 120.000 puestos del funcionariado e imponer un modelo económico de corte más liberal que el de sus excompañeros del PS y similar al de los países nórdicos. El éxito de Emmanuel Macron es la cara de una moneda cuya cruz es el batacazo histórico de los socialistas, que solo han conseguido arañar un 6,30% de los votos. «El gran hándicap que puede tener Macron es que el partido que le ha llevado a estar en esta elección se tiene que transformar de movimiento popular en una entidad política más amplia y solvente», valora el catedrático.
Marine Le Pen
La candidata del Frente Nacional ha heredado el partido ultraderechista de su padre, Jean-Marie, que lo fundó en 1972 y lo presidió hasta 2011. La candidatura de Marine Le Pen, al igual que la de Donald Trump en Estados Unidos, es personalista y está muy basada en el carisma de su representante. Tanto, que Marine ha terminado por fagocitar todo el partido al suspenderle la militancia a su fundador en 2015. Saturno devorando a su padre. Lo hizo porque este había declarado que las cámaras de gas fueron un «detalle» de la Segunda Guerra Mundial.
En 2011 había expulsado a Alexandre Gabriac tras salir a la luz una foto en la que el joven militante del FN aparecía haciendo un saludo nazi con una bandera con una esvástica de fondo. Porque Marine Le Pen, abogada y eurodiputada nacida en 1968 en una localidad cercana a París, representa la cara amable y sonriente de un partido que ha planteado rescatar la pena de muerte y la cadena perpetua, abandonar la Unión Europea y la moneda única, restablecer las fronteras, prohibir el matrimonio gay -aunque manteniendo la vigencia de los enlaces ya celebrados-, impedir que los hijos nacidos en Francia de inmigrantes irregulares accedan a la escuela pública, agilizar la expulsión de extranjeros y facilitar el cierre de mezquitas extremistas, entre otras medidas.
Con todo, Le Pen, que en 2013 aplaudió la idea del PVV del neerlandés Geert Wilders de prohibir el Corán, rechaza la etiqueta de ultraderecha. «Soy la candidata del pueblo», se define. José María Peredo califica al Frente Nacional de «partido contrario a los principios sobre los que ha avanzado Europa en los últimos 60 años y, por consiguiente, rupturista con esa realidad» y augura que la derrota que los sondeos otorgan a Le Pen «sería un revés muy importante a los movimientos antieuropeístas».