El deshielo en las relaciones EEUU-Cuba, al borde del abismo
La apertura que Barack Obama inició en las relaciones de Estados Unidos con Cuba va a dar un tremendo paso atrás con las medidas anunciadas por el actual presidente estadounidense, Donald Trump, en su visita al exilio cubano en Miami.
La apertura que el presidente Barack Obama inició a finales del año 2014 en las relaciones de Estados Unidos con Cuba, después de más de medio siglo de bloqueo a la isla, tiene los días contados si finalmente se ponen en marcha las medidas anunciadas por el actual presidente estadounidense, Donald Trump, en su visita al exilio cubano en Miami. “Cuando los cubanos den pasos concretos, estaremos listos, preparados y capaces de volver a la mesa para negociar ese acuerdo, que será mucho mejor”, ha declarado el Trump, que asegura que buscará un acuerdo mejor con la isla, siempre que el régimen castrista cumpla ciertas condiciones. Un importante paso atrás en los avances logrados por su predecesor.
Algo más de dos años después de que Obama comenzara el histórico deshielo con el gobierno de La Habana dirigido por Raúl Castro bajo la atenta mirada de su hermano el comandando Fidel, hasta su fallecimiento en 2016, Trump da marcha atrás en este proceso de apertura imponiendo importantes restricciones en varios sectores, como el comercio o el turismo.
Entre las medidas anunciadas por el presidente de Estados Unidos se encuentra la prohibición de cualquier transacción financiera con el Grupo de Administración de Empresas (GAESA), un holding estatal cubano que, según la opinión del Gobierno estadounidense, beneficia directamente a los altos cargos militares de la isla. Además, Washington restablecerá un grupo de 12 categorías en las que los estadounidenses interesados en viajar a Cuba tendrán que encajar sus viajes para poder recibir el permiso, explicó un funcionario de la Casa Blanca.
El proceso de normalización con Cuba, que sufrió un bloqueo por parte de Estados Unidos de más de medio siglo, no avanzará si el régimen de Raúl Castro no cumple unas condiciones muy específicas, entre las que se encuentra la convocación de unas “elecciones libres”.
Aunque Trump no pretende romper las relaciones con Cuba ni deshacer los mecanismos diplomáticos que estableció Obama, no profundizará en el proceso de apertura si el Gobierno cubano no hace concesiones en temas como las elecciones.
La apertura de Obama
Tras 56 años de bloqueo, Obama y Raúl Castro anunciaron, a finales de 2014, el comienzo de un proceso de normalización bilateral que pretendía acabar una histórica enemistad. Estados Unidos pasó así a tener una embajada en Cuba, se amplió el número de categorías de viajeros que podían ir a La Habana, los bancos cubanos obtuvieron permiso para abrir cuentas en Estados Unidos y se desbloquearon las cuentas bancarias en Estados Unidos de ciudadanos cubanos residentes en la isla. Además, poco después, Cuba fue eliminada de la lista negra estadounidense de países patrocinadores del terrorismo.
En 2016, las negociaciones entre Obama y Castro comenzaban a dar sus frutos. Volvían a estar en marcha los vuelos comerciales entre los dos países, el dólar volvía a estar en circulación entre los cubanos y las instituciones financieras de la isla y se firmaron varios acuerdos en importantes sectores como el de la salud.
2016 también fue el año en que Estados Unidos se abstuvo por primera vez en la votación sobre el embargo a Cuba. Tras 25 años recibiendo un rotundo no por parte de Estados Unidos e Israel, la votación de la resolución de “poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba”, realizada cada año en la Asamblea General de la ONU, se sucedió por primera vez sin ningún voto en contra.
Durante los años de la Administración Obama hubo muchas primeras veces en lo que a Cuba se refiere, y una de las más importantes fue la visita del expresidente estadounidense a La Habana para poner abiertamente de manifiesto el inicio de una nueva era. Fue la primera vez en 88 años que un presidente estadounidense pisaba suelo cubano.
La suma de todas estas medidas, de todas estas primeras veces, quería poner fin a décadas de tensiones. Sin embargo, la llegada de Trump al Gobierno de Estados Unidos pone en riesgo todos estos avances diplomáticos y económicos llevados a cabo durante los años que Obama estuvo en el poder.
El eterno embargo a Cuba
Las tensiones entre Estados Unidos y Cuba se remontan al año 1960, cuando el entonces presidente estadounidense Dwight D. Eisenhower embargó de manera parcial las exportaciones estadounidenses a Cuba, con la excepción de alimentos, medicinas y suministros médicos, en respuesta a la expropiación de bienes estadounidenses por parte de Fidel Castro. En 1961, pocos días después de dejar la presidencia, Eisenhower ordenó el cese de las relaciones diplomáticas con la isla.
El embargo se convirtió casi en total bajo el mandato del presidente John F. Kennedy, que amplió las restricciones sin casi ninguna excepción en 1962. Dos décadas después, Estados Unidos se alejó aún más de Cuba al incluirla en la lista de países considerados patrocinadores del terrorismo por su apoyo a comunistas de África y América Latina en los años 60 y 70, así como por dar refugio a miembros de grupos terroristas como ETA y las FARC.
Sin embargo, este bloqueo total ha sufrido varios cambios en las últimas décadas. En 1996 se produjo el más destacado con la ley Helms-Burton, que endureció las restricciones comerciales impuestas al país. Esta norma amplió las penalizaciones a países extranjeros que comercializaban con la isla, permitió a los ciudadanos estadounidenses reclamar las propiedades confiscadas en Cuba, algo que finalmente no fue posible.
Además, el derribo por parte de Cuba de dos avionetas civiles estadounidenses causó la suspensión de todos los vuelos comerciales entre Estados Unidos y Cuba por parte de Bill Clinton, también en 1996. No obstante, fue el propio Clinton quien flexibilizó ligeramente las posibilidades de visitar la isla.
En el año 2003, George W.Bush revirtió estas medidas, pero también hizo algunos gestos conciliadores, como permitir a las empresas estadounidenses vender comida a Cuba por motivos humanitarios.
La llegada de Obama a la Casa Blanca fue el paso definitivo hacia el acercamiento entre los dos países. La Administración Trump está dispuesto a echar por tierra esos pequeños pero importantes avances.