¿A qué está dispuesto Estados Unidos respecto a Venezuela?
El presidente Donald Trump ha decidido jugar un papel protagónico en la solución de la crisis política venezolana y ha asegurado que la opción militar está sobre la mesa
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha decidido jugar un papel protagonista en la solución de la crisis política venezolana y ha asegurado que la opción militar está sobre la mesa, pero si no se logra la salida de Nicolás Maduro del poder por medio de la presión diplomática y política ¿estará dispuesto a tomar la vía de las armas? Tres expertos aportan su opinión al respecto.
Durante este largo proceso político de la llamada “revolución bolivariana” muchas veces pareció inminente la batalla final, la temida hora “cero”, el ansiado día “D”. La confrontación violenta entre sectores políticos opuestos para decidir quién se quedaba en el poder. El fin de semana del 23 de febrero, otra vez los venezolanos han aguantado la respiración, cuando los sectores democráticos que respaldan al presidente interino Juan Guaidó, han intentado, de manera frustrada, pasar de Colombia y de Brasil a Venezuela una ayuda humanitaria internacional para mitigar la escasez de medicinas y alimentos que aqueja a los venezolanos.
La peligrosidad de la violencia latente se agudiza. El régimen de Nicolás Maduro insistió en que la ayuda humanitaria era la excusa para una intervención militar de Estados Unidos y por ello ordenó la movilización de las tropas y de personal de seguridad a la frontera, e inició un repentino proceso de reclutamiento voluntario de jóvenes para que se integren en la Guardia de Honor del jefe de régimen.
Aparte de algunos incidentes aislados dentro de la Fuerza Armada –que no han puesto en peligro el poder de Nicolás Maduro– los militares han mostrado una cohesión aparente, pero que se ha resquebrajado en la base. Hasta la fecha más de 100 miembros de la fuerza armada venezolana han cruzado la frontera con Colombia en las últimas horas huyendo del régimen de Maduro, lo que eleva el total de desertores a 270, según datos hechos públicos por la autoridad migratoria colombiana en un comunicado. Lo que da entrada a la interrogante: ¿qué hará Estados Unidos si Maduro, a pesar del aislamiento y las sanciones, logra mantenerse en el poder? ¿Estará dispuesto el presidente Donald Trump a ordenar la intervención militar en Venezuela?
Miguel Ángel Martínez Meucci es un profesor venezolano de Estudios Políticos de la Universidad Austral de Chile y experto en conflictos y pacificación. Comenta que desde la campaña electoral para alcanzar la Presidencia de los EEUU, Trump enfatizó que su país debería fortalecer o recuperar su capacidad para realizar amenazas creíbles, haciendo ver que verdaderamente estará dispuesto a usar la fuerza si lo considera necesario.
Bajo esta perspectiva –comenta Martínez Meucci–, una superpotencia como EEUU sólo podría mantener ese rango si tiene capacidad de disuasión efectiva en situaciones internacionales conflictivas, “lo que sólo es posible cuando sus adversarios estiman que los estadounidenses no sólo pueden, sino que están realmente dispuestos a emplear la fuerza militar para alcanzar sus objetivos geoestratégicos”. En esa línea, acota el académico, “mientras que una actitud apaciguadora sólo termina por hacer más audaces a los adversarios (en tanto que éstos sienten que pueden avanzar sin respuesta alguna) hasta el punto de hacer que el conflicto resulte a la postre inevitable, una nación capaz de realizar amenazas creíbles tendría la capacidad de disuadir previamente a dichos adversarios y evitar así el conflicto armado”.
Pero, ¿qué ocurre si la amenaza no es efectiva? El profesor Martínez sostiene que toda la fortaleza de una política de este tipo se basa en mantener la credibilidad de la amenaza. “Si un régimen tan débil como el que actualmente dirige Maduro no cede ante la presión de los EEUU y éstos no ejecutan la amenaza, la posición de la superpotencia norteamericana se vería comprometida en todo el planeta, pues enviaría una terrible señal de debilidad a adversarios mucho más potentes como Rusia, China, Corea del Norte o Irán”, sostiene.
Por tales razones, concluye, después de haber escuchado el reciente discurso de Trump en Miami donde se refirió a la crisis venezolana, que “los EEUU sí están dispuestos a emplear la fuerza militar si lo consideran necesario, lo cual no quiere decir que sólo dependan de esa opción en estos momentos para cumplir con los objetivos que se han trazado”.
Situación frágil
Lo que se ha vivido en la frontera entre Colombia y Venezuela el pasado fin de semana mantuvo con gran expectación a muchos países. Periodistas de distintas partes del mundo llegaron para cubrir los sucesos que dejaron en la frontera al menos cuatro personas muertas y casi 300 heridos. Dos conciertos frente a frente en el mismo puente, camiones con ayuda humanitaria de un lado intentando ingresar en suelo venezolano en medio de la represión de las fuerzas militares impidiéndolo. Un caos.
Andrei Serbin Pont es un analista internacional venezolano-argentino, especialista en política exterior, defensa y prevención de conflictos, que califica la situación de “muy frágil”. “Creo que podemos estar muy cerca de una escalada violenta entre Venezuela y Colombia, porque hay interés de lado y lado para avanzar sobre una línea más dura”, sostiene.
Considera que mientras Maduro esté más acorralado, se sentirá más proclive a externalizar la crisis por medio de una confrontación armada. Además, “Estados Unidos ha sostenido unos discursos muy bélicos en estos días y siempre ha dejado muy claro que la opción militar está presente. Por su parte, el presidente de Colombia ha asumido un discurso fuerte y dijo que las fuerzas militares van a estar allí para proteger a los civiles”.
Serbin Pont añade que hay otro elemento importante a considerar: con la concreción de los acuerdos de paz entre las Farc y el Estado colombiano, hay una iniciativa muy fuerte por parte del sector militar de Colombia en postular a Venezuela como la principal hipótesis militar de conflicto y la necesidad de invertir acorde a esa hipótesis. Eso significa cambio del equipamiento y adiestramiento en función del posible enemigo, que ya no es la guerrilla. “Si agarramos a los actores más radicalizados dentro del chavismo y dentro de Colombia y EEUU, vemos gente que es proclive a la solución militar y faltaría entonces que se alineen las estrellas en el contexto de Cúcuta y que algún tipo de escaramuza de confusión o error pueda derivar en una escalada militar, cuyo desenlace puede ser cualquiera. Puede ser un impasse como ha habido cientos entre Colombia y Venezuela, o escalar a algún tipo de conflicto armado entre los dos países, que a su vez puede terminar con la intervención de Estados Unidos”.
La estrategia gringa
¿A qué esta dispuesto el Gobierno de Estados Unidos con respecto a Venezuela? El póker es un juego en el que hay que engañar a los adversarios sobre las cartas que tienes en la mano, posiblemente estemos en presencia de un intento de algo similar, de un farol.
Hace un mes se le consultó al jefe del Comando Sur de Estados Unidos, Craig Faller, qué estrategia se podía aplicar respecto a Venezuela. Este respondió: “Hay dos maneras de resolver este tipo de problemas. En 1989 nosotros sacamos a Manuel Noriega de Panamá. Y en 1994 depusimos al presidente de Haití… Por otro lado, al final de la década de los 80 cuando Ferdinand Marcos tenía cientos de miles de manifestantes protestando en las calles de Filipinas, nosotros organizamos su salida y le garantizamos a Marcos que no sería enviado de nuevo a Filipinas para ser juzgado allí por los crímenes cometidos. Creo que esa es la vía para salir de Maduro. Tal vez se la pueda proponer alguien cercano a él de otro país… pero necesitamos darle una salida en la que no sea obligado regresar, y así, posiblemente, salir de este problema sin violencia”, manifestó.
Presionar hasta lograr su salida, esa parece ser la meta. Pero volvemos a la interrogante, ¿y si no funciona? Cuba, por ejemplo, lleva más de 60 años enfrentado a Estados Unidos, le han aplicado duras sanciones. Hoy es un país sumergido en el atraso y la miseria, pero el régimen sigue en pie.
“Está claro que Trump mantiene la opción militar como una forma de presión. Para mí no está claro que sea inminente. Hay eventos ya identificados que requerirían una intervención militar, como un hecho de violencia contra personal diplomático estadounidense. Pero no lo veo probable. Creo que la estrategia es incrementar la presión y respaldar la estrategia de Guaidó. En todo caso, la opción militar dependerá de los eventos que se presenten”, aseveró para Clímax –revista hermana de The Objective en Venezuela–, Michael Camilleri, exfuncionario del Departamento de Estado durante el Gobierno de Barack Obama, exdirector de Asuntos Andinos del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos y miembro del staff de Diálogo Interamericano.
Por su parte, Serbin Pont sí cree factible una intervención militar de EEUU, después de agotadas las medidas de presión. Considera que hay indicadores que llevan a pensar que si el plan “A” (que Maduro renuncie, llegue un Gobierno de transición y convoque a elecciones libres) y el “B” (más presión para lograr su salida) no dan resultados, van a instrumentar el plan “C”, que es algún tipo de intervención norteamericana. “Creo que eso lo están pensando más en el mediano plazo. Nada antes del 2020”, ha indicado.
Uno de los elementos que le hace pensar que la determinación bélica no se llevaría a cabo en 2019, tiene que ver con la política interna estadounidense. El pasado 18 de febrero, Trump asumió el tema de Venezuela en un discurso y puesta en escena que parecían de campaña electoral, al tiempo que prometía que EEUU nunca caería en las manos del socialismo. Al día siguiente el demócrata Bernie Sanders –con ideas socialistas y que se ha negado a reconocer a Guaidó como presidente encargado– anunciaba su intención de aspirar a la Presidencia por el partido Demócrata. Otra adversaria, Alexandria Ocasio-Cortez, una joven descendiente de puertorriqueños, representante demócrata por Nueva York y convertida en una revelación política, ya se había declarado socialista.
Los comicios en Estados Unidos serán en noviembre de 2020. Por ello, Andrei Serbin piensa que la decisión de intervenir militarmente a Venezuela la puede tomar Trump el año entrante.
Michael Camilleri, alerta también sobre esa posibilidad. “Trump parece pensar en Venezuela en función de la política interna de Estados Unidos. Es importante que esto sea abordado como un tema de Estado y bipartidista. No hay muchas diferencias entre las posiciones de los dos partidos (Republicano y Demócrata) respecto a Venezuela”, ha aseverado.
El exfuncionario del Departamento de Estado ha añadido: “El riesgo es que, si se usa el tema en función de ganar beneficio político, (Trump) tiene que mostrar unas diferencias, y para esto debe tomar posturas cada vez más extremas y lo más obvio es la intervención militar. Ese es el riesgo: que Trump tome decisiones con respecto a Venezuela, no orientadas en la política exterior o el beneficio de los venezolanos, sino en la política interna”.
¿Los días contados?
Ante el panorama de aislamiento internacional, sanciones económicas que golpearán aún más a los venezolanos, pero que cortará el flujo de dinero para la élite del régimen, de la creciente impopularidad y una inusitada amenaza militar de la principal potencia del mundo, ¿se puede decir que los días de Maduro en el poder están contados? Andrei Serbin ha respondido: “Tiendo a pesar que realmente le quedan pocas cartas a Maduro para mantenerse en el poder. Creo que estamos en una situación en la que parece tener los días contados. No sé si un Gobierno de su signo político podría continuar”.
Ha agregado que el mejor camino para solventar la situación, es continuar con las presiones necesarias para que Maduro se aparte del camino y dé paso a la transición, pero acota que para ello es necesario ofrecer los incentivos necesarios. Dice que el gobernante debe saber lo que estadísticamente le ocurre a los dictadores cuando salen del poder y por ello, si no le permiten las garantías para retirarse para vivir bien el resto de su vida, será muy difícil que ceda el paso. “El chavismo siempre ha tenido una gran capacidad para reinventarse, pero lo que me parece muy significativo y diferente a los últimos 20 años es que la oposición es el sector proactivo y no el chavismo. Eso me inclina a pensar que Maduro quizás no tiene retorno”, ha comentado Serbin Pont.
Texto original en la revista Clímax