¿Por qué ha fracasado el PP?

Este 28-A[contexto id=»383899″] el Partido Popular ha sufrido el peor batacazo de su historia. La formación, con Pablo Casado al frente, ha perdido 3,7 millones de votos en las urnas respecto a las generales de 2016, cuando obtuvieron 137 diputados. Los populares han obtenido 66 escaños y algo más de 4.350.000 votos, lejos de los 107 que obtuvo el partido en 1989 con José María Aznar –y hasta el momento, los peores resultados de la formación– y a años luz del récord del partido, conseguido por Mariano Rajoy en 2011, cuando llegó a los 186 escaños.

El PP solo ha ganado votos en 74 municipios, y ninguno de ellos supera los 1.000 habitantes. Y si en 2016, fue el partido más votado en 40 provincias, en el 28-A sólo lo ha sido en cuatro: Salamanca (2 diputados), Ávila, Ourense y Lugo, con un diputado en cada una. Incluso Castilla y León, uno de los feudos históricos del PP, ha sido ganado por los socialistas, entrando en algunas provincias donde nunca había ganado, como Burgos, Soria y Segovia.

En este sentido, la caída en picado del PP es la segunda mayor registrada en democracia tras la de UCD en 1982, que pasó de los 168 escaños en 1979 a quedarse sólo en 11.

Llegados a este punto cabe preguntarse: ¿por qué ha fracasado el PP? Analizamos junto a los politólogos Ernesto Pascual y Ana Sofía Cardenal, profesores de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), la crisis del partido. Los expertos, que aseguran que esta debacle se debe a «factores multicausales», destacan los siguientes factores.

Fragmentación del voto

El primer factor que ha llevado a esta caída en picado de la formación ha sido la fragmentación del voto. El hecho de que la derecha se haya presentado dividida en tres partidos no ha beneficiado al Partido Popular, que ha visto como 2,5 millones de votantes han confiado en Vox y casi un millón en Ciudadanos. «Al PP le han aparecido dos partidos por ambos lados de su espectro electoral. Por una parte, todos aquellos votante muy conservadores les ha surgido la posibilidad de votar a Vox y, por otra parte, aquellos que son mas centristas y de carácter liberal, les ha surgido la posibilidad de votar a Ciudadanos, de forma que PP se ha quedado en el medio, un sandwich que ha ido perdiendo votos por los dos lados», apunta a The Objective Ernesto Pascual, profesor de los Estudios de Ciencia Política de la UOC.

Por otro lado, destacan los expertos, está la cuestión de que nuestro sistema electoral con la fórmula D´Hont favorece a partidos grandes, castiga la dispersión del voto por circunscripciones y favorece la concentración en las provincias. De esta forma, explica Ana Sofía Cardenal, profesora de Ciencias Políticas de la UOC, «todo voto que no se ha concentrado en el PP en las provincias más pequeñas y ha ido a Vox ha podido ser un voto tirado a la basura».

La explicación es muy sencilla. De las 52 circunscripciones que conforman España, tan solo en 18 de estas han conseguido un escaño o más. En las otras 34 circunscripciones, Vox también ha sumado votos, por supuesto, pero no los suficientes. Esto se produce porque, cuantos menos escaños tiene asignados una circunscripción, más caro es conseguir uno. Por ejemplo, en Ceuta, Cuenta, Huesca, Teruel, Guadalajara, Ávila o Soria, entre otras, un partido político necesita más del 30% del total de votos para tener un escaño. De lo contrario, los votos se pierden, que es lo que le ha sucedido a Vox y la razón por la que la unificación del voto en un solo partido hace la fuerza.

De esta forma, ambos expertos llegan a la conclusión que a la derecha en su conjunto, no sólo al Partido Popular, le ha perjudicado la fragmentación.

La entrada de Vox ha movilizado a la izquierda

La posibilidad de un tripartito de derecha con una formación ultraderechista en el Gobierno ha movilizado a gran parte de los electores. Este 28-A, el 75,75% de los votantes acudieron a su cita con las urnas, con una abstención del 24,25%; y cuando esto ocurre, es decir, cuando la participación sube, la izquierda casi siempre gana. «Siempre que se moviliza el electorado gana la izquierda porque en España el electorado es de centro izquierda», reflexiona Pascual, quien opina que los votantes «se han movilizado en contra del fascismo y la radicalidad perjudicando al PP».

Opinión con la que coincide Cardenal, que apunta cómo la radicalización de los populares sin poner cordones sanitarios a Vox y sin negar que harían pactos con ellos, sino todo lo contrario, «ha movilizado y asustado a la izquierda». Y es que el bloque de izquierda ha aumentado casi en dos millones de votos sus apoyos con respecto a las pasadas elecciones generales de 2016. Así, si el bloque de izquierdas (PSOE, Unidos Podemos y En Común Podem) sumaba unos nueve millones y medio de votos en 2016; en 2019, la suma supera los once millones.

Radicalización del discurso

«Sánchez prefiere las manos manchadas de sangre que manos blancas», acusaba Pablo Casado el pasado 8 de abril durante el acto de presentación del programa electoral del partido en Barcelona; en una comparecencia en Cuenca ante los medios, el líder del PP propinaba hasta 19 insultos a Pedro Sánchez, entre ellos, «okupa, mediocre, irresponsable o traidor».

El discurso radical de Pablo Casado ha sido evidente a lo largo de toda la campaña, y le ha pasado factura. «Una parte de la izquierda asustada por este discurso y por esta radicalización que se aproxima más a Vox, que ha llegado a decir que Sánchez es un partido anticonstitucionalista, ha castigado a la derecha», señala la profesora de la UOC, que asegura que ha hecho que «mucho voto de centro vaya al PSOE como voto útil».

En opinión de Ernesto Pascual, los populares leyeron mal el escenario político y pensaron que utilizando el estilo «trumpista de ser muy agresivos y de mandar mensajes estrafalarios e hirientes» podrían hacerse con los votos de los españoles, «pero se equivocaron totalmente», hace hincapié.

¿El objetivo con este discurso? Pascual lo tiene claro: «Evitar la sangría de votos hacia el conservadurismo de Vox». Teoría que también defiende Ana Sofía Cardenal, que asegura que el endurecimiento del discurso de Casado se debió a un intento de los populares «para no perder votos por el flanco extremo».

Sin embargo, ante los resultados del 28-A y de cara a las elecciones municipales del 26-M, la estrategia de Casado ya había cambiado dos días después de conocer los resultados electorales, cuando se refirió a Vox como la «ultraderecha» y a Ciudadanos como «socialdemócratas».

Corrupción

Según el sitio web Casos Aislados, que recoge los casos de corrupción en España, en este momento hay un total de 544 casos de corrupción y 7.837 implicados. 246, esto es, el 48,6%, corresponde al Partido Popular.

«El PP se ha convertido en un partido difícil de creer y votar porque sus líderes, que prometían una gestión ejemplar, han acabo en la cárcel», recuerda el politólogo.

Una corrupción que no sólo ha pasado factura en la pérdida de votos, sino que sitúa al PP camino de la bancarrota. El juez José de la Mata ha obligado a la formación de Pablo Casado a abonar una fianza de 1,2 millones e IU le reclama 11 millones por su responsabilidad en la destrucción de los ordenadores de Bárcenas. En este sentido, hay que recordar, además, que ahora los ingresos del partido se reducen casi en un 50%, ya que que pasará de recibir 6,4 millones a 3,5 millones por los votos del Congreso, al mismo tiempo que descenderá sus ingresos de 1,6 millones a 0,9 millones por las subvenciones de las cartas que se envían a los electores antes de los comicios.

Habrá que esperar ahora al 26-M para ver si los resultados del domingo tendrán un efecto contagio, el PSOE segue disfrutando de su «luna de miel», o por si por el contrario el PP puede remontar en sus feudos.