Elecciones europeas: guía para electores debutantes
Las elecciones al Parlamento Europeo no son muy diferentes al críquet. En ambos casos, los partidos pueden durar varios días y puede ser bastante difícil entender sus reglas. Las elecciones europeas de este año se celebran entre el 23 y el 26 de mayo y los países votan en días diferentes.
Las elecciones al Parlamento Europeo no son muy diferentes al críquet. En ambos casos, los partidos pueden durar varios días y puede ser bastante difícil entender sus reglas. Las elecciones europeas de este año se celebran entre el 23 y el 26 de mayo y los países votan en días diferentes.
No es de extrañar que tan solo unas pocas personas se tomen la molestia de votar en estas elecciones, ya sea porque consideran que todo el proceso es demasiado complicado o porque lo encuentran aburrido (algunas personas sienten lo mismo con el críquet).
Pero la votación de este año está resultando ser más interesante de lo acostumbrado. La oleada populista en toda Europa se está haciendo notar en Bruselas, al mismo tiempo que los partidos euroescépticos intentan causar problemas desde dentro. El fracaso de Reino Unido a la hora de conseguir un acuerdo sobre el Brexit[contexto id=»381725″] le ha dejado en la extraña posición de tener que presentar candidatos, pese a que se preveía su salida del bloque.
Partidos de todo el espectro político han puesto en marcha iniciativas para animar a 400 millones de ciudadanos de la UE a registrarse y votar. El Parlamento Europeo (PE) lanzó la campaña “Esta vez voto” con ese mismo objetivo, así como una aplicación con información sobre el registro y la votación en todos los Estados miembros.
Le explicamos cómo funciona el voto y por qué estas elecciones son tan importantes.
Lo básico
Los ciudadanos de la UE votan para ocupar los 751 escaños del Parlamento Europeo. Aunque, en el improbable caso de que se llegue a un acuerdo sobre el Brexit y el Reino Unido se retire en el último minuto, se votará para cubrir 705 escaños.
Los ciudadanos de la UE votan a los candidatos o partidos de su país de origen o residencia, siempre y cuando estén registrados. Las personas que viven en el extranjero pueden utilizar las embajadas, los consulados o los colegios de su país para votar a un candidato que se presenta en su país de origen. La edad mínima es de 18 años, excepto en Austria y Malta (donde es de 16) y Grecia (donde es de 17). El voto es obligatorio en Bélgica, Bulgaria, Chipre, Grecia y Luxemburgo, aunque no siempre se aplica esta norma.
A cada Estado miembro se le asigna un número determinado de escaños en el Parlamento Europeo según el tamaño de su población (los indicadores económicos o el tamaño del territorio no importan en este caso). Por ejemplo, Francia actualmente cuenta con 74 escaños, Malta y Luxemburgo con seis eurodiputados cada uno y el Reino Unido con 73.
Los procesos electorales varían considerablemente de un país a otro, pero todos incluyen algún sistema de representación proporcional. Por ejemplo, Irlanda tiene tres circunscripciones (Dublín, y las zonas Noroeste y Sur) y los votantes clasifican a cuantos candidatos deseen por orden de elección.
Francia solía dividir a sus candidatos en ocho circunscripciones, pero ahora han sido disueltas. En su lugar, este año los votantes eligen a partir de una sola lista electoral, lo que significa que no votan a candidatos individuales, sino a un partido. Bulgaria también tiene una circunscripción electoral única, pero los votantes pueden indicar sus preferencias con respecto a los candidatos dentro de la lista del partido que elijan. Los ciudadanos estonios y los residentes permanentes pueden votar por vía electrónica.
¿Cómo se organiza el Parlamento después de la votación?
Una vez elegidos, los eurodiputados se organizan en grupos transnacionales que reflejan su afiliación política. El Parlamento saliente tiene ocho grupos, como la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas y la Europa de las Naciones y de las Libertades. Este último reúne a la Agrupación Nacional francesa, la Liga Norte italiana y otros partidos de extrema derecha.
El grupo más numeroso es el Partido Popular Europeo, que cuenta con 216 eurodiputados. En él se encuentran la Unión Cristiano Demócrata (CDU) de Angela Merkel y la Unión Cívica Húngara (Fidesz) de Viktor Orbán, aunque este último ha sido suspendido por el grupo hasta nuevo aviso. También hay 21 eurodiputados que no pertenecen a ningún grupo.
El partido con mayor número de escaños designa al presidente de la Comisión Europea, cargo que actualmente ocupa el ex primer ministro de Luxemburgo Jean-Claude Juncker. El presidente es como un director de orquesta: establece el tempo y se asegura de que la orquesta toque de forma armoniosa, pero no puede elegir el repertorio por sí solo. En el Parlamento Europeo, ningún grupo político tiene la mayoría de los escaños, por lo que tienen que ponerse en contacto con otros grupos y trabajar juntos para aprobar la legislación.
¿Por qué existe un Parlamento Europeo?
La idea de que debería haber una asamblea parlamentaria que representara a los ciudadanos de los Estados miembros se remonta a 1952, cuando se creó la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (precursora de la Comunidad Europea). Por aquel entonces, los 142 miembros eran parlamentarios nacionales nombrados por sus respectivos gobiernos. Estos desempeñaban un papel marginal, mientras los Estados miembros tomaban las “verdaderas” decisiones.
Las primeras elecciones directas al Parlamento tuvieron lugar en 1979 y, con el tiempo, el organismo ha desarrollado una gran fuerza política. Junto con el Consejo Europeo (que representa a los Estados miembros), el Parlamento ahora es el responsable de preparar y adoptar el presupuesto de la UE, que asciende a 165.800 millones de euros en 2019.
El Parlamento legisla sobre todo tipo de cuestiones importantes, desde normas alimentarias hasta derechos LGTB[contexto id=»383891″]. Por ejemplo, en marzo, 560 de los 751 eurodiputados votaron a favor de una nueva ley que prohíbe los plásticos de un solo uso, como platos y cubiertos de picnic, para 2021.
¿Por qué hay una participación tan baja?
A pesar del importante papel que desempeña el Parlamento, la participación electoral ha descendido del 62% en 1979 al 43% en 2014. En algunos países, la participación es increíblemente baja. Así, solo el 13% de los votantes eslovacos acudió a las urnas en las últimas elecciones.
En algunos de los nuevos Estados miembro, la percepción de que votar no supone ninguna diferencia, unida a la desconfianza en los políticos y en la política en general, impide que la gente participe.
Los medios de comunicación europeos tampoco tratan mucho el trabajo que realiza el Parlamento, por lo que no se le presta atención. Rara vez se vuelve viral y, cuando lo hace, suele ser por las razones equivocadas.
Todo esto da la impresión de que el Parlamento no es una organización que deba tomarse en serio. Pero el Parlamento Europeo es, en muchos sentidos, el rostro humano de la Unión Europea. Está formado por personas de diferentes países, que aportan historias y experiencias diferentes: personas como el eurodiputado polaco Marek Plura, defensor de las políticas que promueven una sociedad más inclusiva para las personas con discapacidad (padece una enfermedad degenerativa).
Sin embargo, aún se puede mejorar en lo que respecta al equilibrio de género y a la diversidad étnica en el Parlamento. Las mujeres solo representan el 37% de los 751 escaños y menos de 20 eurodiputados no se consideran blancos (no hay estadísticas oficiales al respecto porque varios Estados están en contra de la recopilación de datos sobre la etnicidad).
¿Por qué debería votar la gente?
Pese a los bajos niveles de participación en las elecciones europeas, cabe destacar que el 50% de los europeos afirma confiar en la institución, mientras que solo el 34% piensa lo mismo de los órganos de gobierno nacionales.
Por lo general, el 68% de los ciudadanos europeos cree que su país se ha el rostro humano de la Unión Europea. Les gusta la idea de viajar fácilmente a otros países y se han encariñado del euro. No en vano, Marine Le Pen, en Francia, y Matteo Salvini, en Italia, cambiaron su discurso sobre la moneda única después de enfrentarse a esa evidencia.
En lo que respecta a Rumania, España y Polonia, la pertenencia a la UE a menudo se considera como una especie de antídoto contra los excesos de los gobiernos nacionales.
También es frecuente que el Parlamento Europeo encabece las iniciativas en cuestiones que son realmente importantes para los ciudadanos europeos, como la protección del medioambiente[contexto id=»381816″], la transparencia y la protección de datos.
Las recientes protestas en Francia y en otros países han demostrado que las instituciones de la UE no han abordado adecuadamente algunas de las preocupaciones más importantes de sus ciudadanos. Muchas de estas preocupaciones tienen menos que ver con los asuntos nacionales, como la inmigración y los partidos políticos, y más con la esperanza de conseguir un futuro más prometedor, justo y feliz. Como organismo transnacional, el Parlamento Europeo desempeña un papel único para abordar estas grandes cuestiones y comunicárselas al público.
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.