Más allá de Charlie Hebdo: una década de ataques islamistas en Francia
Un total de 264 personas han sido asesinadas en atentados islamistas en Francia desde marzo de 2012. Echamos la vista atrás y repasamos los atentados de esta década en el país
La agresión con arma blanca de este viernes en París cerca de la antigua sede de Charlie Hebdo es el último capítulo en una larga lista de agresiones y ataques islamistas en el país galo. Desde 2012, el número de atentados en Francia ha crecido significativamente, aunque el ataque contra la mencionada redacción de Charlie Hebdo el 7 de enero de 2015 marcó el inicio de un lustro con cerca de una veintena de agresiones, entre ellas numerosos ataques con armas blancas en plena calle. Un total de 264 personas han sido asesinadas en atentados islamistas en Francia desde marzo de 2012, con blancos claros como la policía y las fuerzas del orden, la comunidad judía, los periodistas pero también en gran medidas en ataques indiscriminados como contra los asistentes a un concierto o el público de una fiesta nacional. Echamos la vista atrás y repasamos los atentados de esta década en Francia.
En 2012, Mohammed Merah acabó con la vida de siete personas en un atentado contra militares y un tiroteo en una escuela judía de Toulouse y alrededores. Merah había sido instruido en Afganistán y Pakistán y murió el tiroteo con la Policía en la residencia donde se atrincheró durante horas.
Dos años más tarde, en 2014, un hombre convertido al islam se introdujo en una comisaría en Joué-lès-Tours (en el departamento Indre y Loria) armado con un cuchillo y dejó tres heridos al grito de «Allah Akbar», dos de ellos graves, antes de ser abatido. Esta proclama se repetiría en ataques posteriores.
Uno de los años más negros en la historia reciente de Francia fue, sin duda, 2015. Los días 7, 8 y 9 de enero se produjeron ataques en los que los hermanos Kouachi mataron a doce personas en la redacción del diario satírico Charlie Hebdo, amenazado desde 2006 por haber publicado caricaturas de Mahoma. Los dos días que siguieron otro individuo, Amedy Coulibaly, mató a una agente de policía en las afueras de París y al día siguiente secuestró un supermercado judío en Saint-Mandé, donde mató a cuatro personas. En 2016, la policía española detuvo en Rincón de la Victoria –Málaga– a Antoine Denevi, el hombre que suministró armas a Coulibaly para este atentado.
La segunda parte de 2015 fue igualmente dramática. En agosto, la intervención de varios ciudadanos en un tren de alta velocidad entre Amsterdam y París logró evitar un intento de atentado con armas de fuego. La célula que organizó el ataque estuvo detrás de la organización del atentado de noviembre de 2015 en París y del 22 de marzo de 2016 en Bruselas.
El 13 de noviembre de 2015 130 personas fueron asesinadas en una serie de ataques en la capital, que comenzó con la inmolación de uno de los terroristas junto al estadio de Saint-Denis y después en varios tiroteos en terrazas de la capital y en la sala Bataclan, donde se celebraba un concierto con un millar de personas. François Hollande, entonces presidente de Francia, declaró el estado de emergencia y el cierre de las fronteras. La masacre, perpetrada con seis ataques ejecutados casi simultáneamente, conmocionó al mundo y provocó una oleada de condenas. En un artículo en Le Figaro, el escritor Pascal Bruckner afirmó: «Es nuestra civilización la que quieren destruir». Los ataques despertaron sentimientos de solidaridad y compasión, pero también fueron el fermento de un odio a la inmigración que cristalizaría años más tarde en la eclosión de una serie de partidos de extrema derecha en toda Europa.
Un año más tarde, el 13 de junio de 2016, un terrorista que se reivindicó como miembro del Estado Islámico acabó con la vida de dos policías en Magnanville. El 14 de julio de ese mismo año, durante la celebración de la fiesta nacional, un individuo lanzó un camión por el paseo marítimo de Niza, abarrotado de ciudadanos que seguían los fuegos artificiales, donde acabó con la vida de 86 personas. Otros terroristas emularon posteriormente el modus operandi de Niza, lo que llevó a muchas ciudades europeas a tratar de proteger mejor sus calles reduciendo la movilidad.
LOS ATAQUES SOLITARIOS, UNA SITUACIÓN RECURRENTE
Después de Niza, entre julio de 2016 y 2020 cerca de una veintena de ataques realizados por individuos aislados armados con cuchillos o, en menor medida, con explosivos o furgonetas, se han sucedido en el país. Entre ellos, el asesinato de un cura en la iglesia de Saint-Étienne-du-Rouvray (julio de 2016), el ataque con fusil de un furgón de policía, en el que el islamista Karim Cheurfi acabó con la vida de un agente en abril de 2017; en octubre del mismo año dos jóvenes fueron asesinadas por un hombre con cuchillo, que también se reivindicó del Estado Islámico, en la estación de tren de Marsella.
En marzo de 2018, un terrorista acabó con la vida de cinco personas y dejó quince heridos en el secuestro de un supermercado en Trèbes y Carcasona (sur de Francia). El 12 de mayo de ese mismo año, un hombre acuchilló mortalmente a otro a primera hora de la noche, en una calle cercana a la Ópera de París. El 11 de diciembre, el mercado navideño de Estrasburgo fue blanco de Chérif Chekatt, terrorista aliado al EI y conocido por delitos comunes, quien mató a tiros a cinco personas, antes de ser abatido dos días más tarde en esa ciudad.
En 2019, tras varios ataques que no dejaron muertos, cuatro personas murieron en un ataque contra la prefectura de policía de París el 3 de octubre, a manos de un agente radicalizado.
En abril de 2020, dos personas fueron asesinadas en un ataque con cuchillo en la localidad de Romans-sur-Isère, cerca de Lyon, pero se registraron otros tres ataques a pequeña escala y sin fallecidos.
El Gobierno francés dejó claro en la primera ola de atentados en 2015 que había que «aprender a vivir con la amenaza terrorista», como dijo el entonces primer ministro Manuel Valls, que declaró la dificultad de neutralizar a los individuos radicalizados en el territorio. Por su parte, el ministro del Interior, Gérard Darmanin, dijo el pasado mes de agosto que 61 atentados han sido neutralizados desde 2013, 32 de ellos desde 2017, entre ellos uno de gran amplitud desactivado por los servicios secretos a principios de 2020. Con todo, Darmanin también aseguró que la amenaza terrorista «sigue siendo extremadamente alta en el país».