Yemen, la mayor crisis humanitaria del mundo: estas son las claves del conflicto
Casi 50.000 yemeníes se mueren de hambre y prácticamente la mitad de los menores de cinco años del país sufren desnutrición aguda
Hace apenas unas semanas, Naciones Unidas lanzaba un llamamiento urgente para recaudar 3.850 millones de dólares con un objetivo claro: salvar del hambre a 16 millones de yemeníes, dos tercios de la población total del país.
Casi 50.000 yemeníes se mueren de hambre y prácticamente la mitad de los menores de cinco años del país sufren desnutrición aguda, de los cuales 400.000 corren riesgo inminente de muerte si no se les proporciona la atención necesaria. Este 22 de marzo, la catástrofe humanitaria en la que se ha convertido la guerra yemení cumplirá seis años.
Por qué Yemen es la mayor crisis humanitaria del mundo
- Alrededor de 8,4 millones de yemeníes no saben cuándo podrán volver a comer. En 2020, la ayuda humanitaria ha tenido que incrementarse drásticamente para proporcionar alimentos de emergencia a más de siete millones de personas cada mes.
- Solo en los nueve primeros meses de 2020 se registraron más de 1.500 bajas civiles. La población civil sufre ataques indiscriminados, bombardeos, secuestros, violaciones, detenciones arbitrarias y es víctima de los francotiradores, entre otras muchas amenazas. En febrero de 2021 más de 53 niños han sido asesinados y 92 mutilados en el país.
- Las mujeres y los niños se encuentran absolutamente desprotegidos. Uno de cada cuatro niños en edad de ir al colegio no está escolarizado, jóvenes de diversas edades están siendo reclutados por los distintos bandos y a muchos se les obliga a casarse a edades muy tempranas para servir como fuerza de trabajo y contribuir a los ingresos familiares. António Guterres, secretario general de Naciones Unidas, ha denunciado que «la infancia en Yemen es como un infierno. Esta guerra está tragándose a toda una generación de yemeníes. Debemos ponerle fin y comenzar a responder de inmediato a sus enormes consecuencias (…) Reducir la ayuda es una sentencia de muerte para familias enteras». Es ahí donde entra en juego la solidaridad internacional, pero Guterres considera «decepcionantes» los aproximadamente 1.700 millones de dólares recaudados en marzo de la mano de dichos donantes internacionales.
- En cuanto a las infraestructuras, sólo la mitad de los centros de salud y 2/3 de las escuelas siguen en pie, mientras que la mitad del 5% de las instalaciones en las que poder recoger agua potable funcionan eficientemente. Millones de yemeníes no tienen acceso a agua potable, y el cólera podría rebrotar. De hecho, en 2020, más de un millón de personas sufrían de cólera o diarrea.
- Mantener los puertos y otros canales de entrada abiertos es crucial para que la ayuda humanitaria pueda llegar. Durante 2017, los puertos estuvieron bloqueados, y poco a poco se han ido abriendo para comercio y servicios humanitarios. Yemen importa en torno a un 90% de los alimentos básicos y prácticamente todo el combustible y los medicamentos que necesita el país. Por ello, su aislamiento por motivos bélicos ha supuesto una auténtica catástrofe.
El origen del conflicto
Aunque el inicio del conflicto yemení se sitúa en 2015, primero tenemos que remontarnos a las Primaveras Árabes. Es entonces, en 2011, cuando un levantamiento popular fuerza al presidente autoritario Ali Abdalá Saleh a dejar el poder en manos de su vicepresidente, Abdo Rabu Mansur Hadi. Este fue el único candidato propuesto por el Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo (CCEAG), y ha contado con el apoyo de Naciones Unidas hasta el día de hoy.
Hadi tendrá que enfrentar una etapa de inestabilidad nacional e inseguridad, y aprovechando ese momento de debilidad, el movimiento hutí (que defiende a la minoría musulmana chiita de Yemen) tomará el control de la norteña provincia de Saada y zonas cercanas. A finales de 2014, los hutíes llegan hasta Saná, la capital del país, y tras tomar Adén, donde se refugiaba el gobierno, el presidente Hadi tendrá que exiliarse a Arabia Saudí.
¿Cuál es la situación a día de hoy?
Con Hadi exiliado en el reino saudí, los rebeldes hutíes controlan mayoritariamente zonas del norte y el este. Por su parte, la coalición que apoya a Hadi está presente en las provincias del sur, donde coexiste con el Consejo Transicional del Sur (CTS), el órgano político de los separatistas sureños. El conflicto ha vuelto a reabrir viejas heridas entre el norte y el sur de Yemen, que eran países separados hasta 1990, lo cual complica aún más aún más los esfuerzos de la ONU para allanar el camino hacia conversaciones políticas.
El pasado mes de diciembre, el Gobierno yemení anunciaba la creación de un nuevo Ejecutivo en el que también estaría incluido el CTS, quien se comprometía a participar mientras se atendieran sus peticiones para redistribuir los escasos recursos en las zonas marginadas del sur del país. Sin embargo, la puesta en práctica de este Gobierno de coalición no termina de funcionar: los separatistas ya han acusado a Hadi de nombrar unilateralmente a cargos gubernamentales, sin haberles consultado previamente, y el acuerdo parece pender de un hilo.
Para completar el mapa no podemos dejar de lado los grupos terroristas, como Al Qaeda en la Península Arábiga (AQPA) o el Estado Islámico, que ejercen de enemigo alterno de ambas facciones en Yemen y han aprovechado los seis años de conflicto para reforzar su posición en el país.
¿Quién es quién en la guerra de Yemen?
Aunque el origen del conflicto puede considerarse civil, en estos seis años el país se ha convertido en el tablero de ajedrez de Arabia Saudí e Irán, que se disputan la hegemonía regional de la península arábiga. El reino saudí lidera una coalición para restaurar al presidente yemení exiliado, Abdo Rabbu Mansur Hadi, mientras que los rebeldes hutíes se enfrentan a esta coalición con el respaldo no oficial de Irán.
¿Qué intereses tienen Arabia Saudí e Irán en territorio yemení? En 2015, el reino saudí lanzó una campaña militar para restaurar a Hadi, junto con otros ocho países árabes de mayoría musulmana sunita. Como el Gobierno de Hadi es el reconocido por las Naciones Unidas, Arabia Saudí siempre ha defendido que su intervención es legítima. Además, fue el propio Hadi quien solicitó su intervención en el país, un acto conforme al Derecho Internacional. Sin embargo, ¿existen también otros motivos por los que el reino saudí ha querido intervenir en Yemen? La realidad es que si los hutíes (que defienden la minoría chiita en Yemen) obtienen la victoria, Irán, principal rival regional de Arabia Saudí y país de mayoría musulmana chiita, puede encontrar un fuerte punto de apoyo en la península arábiga.
Eso en lo que respecta a la tensión religiosa entre sunismo-chiismo. Pero la disputa por la hegemonía regional va más allá, y la geopolítica entra en juego: Yemen es ese territorio del sur de la península, entre África y Asia, vecino de Omán y Arabia Saudí. Su orientación estratégica le permite controlar el estrecho de Bab el-Mandeb, principal fuente de hidrocarburos para Occidente, y por el cual circulan entre tres y cuatro millones de barriles de petróleo al día.
Es entonces, precisamente, cuando el petróleo y la estabilidad de la región están en juego, cuando los países occidentales aparecen en el mapa: Joe Biden ha anunciado recientemente que EEUU retiraba su apoyo a la coalición saudí, pero Reino Unido lo mantiene; y se sabe que países como España, Alemania o Francia han contribuido con la venta de armas. De hecho, Oxfam Intermón ha alertado de que los estados miembros del G20 (presidido por Arabia Saudí, representa el 85% del producto bruto mundial) han vendido más de 17 mil millones de dólares en armas a Arabia Saudí desde que intervino en Yemen, tres veces más de lo que los miembros del G20 han dado en Yemen en calidad de ayuda humanitaria.
La posible expansión de Irán en la región (a través de su apoyo a los hutíes) va claramente en contra de los intereses occidentales, cuya principal preocupación es asegurar la estabilidad de las monarquías del golfo (como Arabia Saudí). ¿Por qué? Porque dicha estabilidad les ayudará no solo a nivel diplomático, sino, y sobre todo, a asegurar que los barriles de petróleo que salen de Yemen al Mar Rojo llegan a su destino sin ninguna interferencia. Algo que podría cambiar si Irán, un régimen hostil para Occidente, tomara control de la región.
Porque hace mucho tiempo que la guerra yemení dejó de ser un conflicto aislado, y mientras unos y otros se reparten pedazos de tierra y negocian posiciones de poder, la mayor catástrofe humanitaria del mundo no hace más que cumplir años.