José Luis Ábalos y Koldo García han visitado 11 países desde que el exministro salió del Gobierno en julio
El exministro de Transportes y su asesor de confianza han viajado juntos a República Dominicana, Guinea Ecuatorial y un tercer país sin especificar. Además, García ha ido a otros ocho destinos siguiendo instrucciones de Ábalos.
José Luis Ábalos y su asesor de confianza, Koldo García Izaguirre, siguen siendo uña y carne tras la salida de ambos del Ministerio de Transportes el pasado 10 de julio. Lejos de distanciarse, han formado un binomio sin fisuras que les ha llevado a organizar 11 viajes al extranjero en sus primeros tres meses alejados del poder, según confiesan a THE OBJECTIVE fuentes próximas al exministro. En tres de estos viajes –República Dominicana, Guinea Ecuatorial y un tercer país sin especificar- han ido juntos. Los otros ocho desplazamientos los ha realizado García en solitario, pero siguiendo instrucciones de Ábalos. Según las fuentes consultadas por este periódico, no se trata de meros desplazamientos por ocio, sino de viajes de naturaleza más bien comercial.
La sorpresiva salida de Ábalos del Gobierno tuvo un inmediato efecto dominó. Koldo dimitió de su cargo de asesor el mismo día en el que se produjo el cese de su jefe, el 10 de julio, aunque luego desde el departamento de la nueva titular, Raquel Sánchez, se hablase de un cese. Una semana después, Ábalos abandonó la vivienda oficial que había ocupado en los últimos tres años y pasó varios días en el domicilio de su asesor hasta que pudo alquilarse un nuevo inmueble en la capital.
El ministro y su fiel escudero entraron juntos en Fomento a mediados de 2018 tras el éxito de la moción de censura y, a los pocos meses, Koldo añadió una nueva condición a su estatus de protector y confidente de Ábalos: la de miembro del consejo de administración de Renfe Mercancías, un puesto con una remuneración adicional al de su trabajo como asesor en el Ministerio. García no tenía experiencia previa ni formación en materia ferroviaria y desde Fomento se justificó su ingreso en esa empresa pública por su papel como «puente de comunicación con el gabinete del ministro».
Antes de conocer a Ábalos, Koldo García Izaguirre trabajó como escolta en los años duros del terrorismo de ETA y fue edil socialista de Huarte (Navarra). Curiosamente, el primer padrino que tuvo dentro del PSOE fue el también navarro Santos Cerdán, quien ahora ha tomado el relevo de Ábalos como secretario de Organización. El dirigente del Partido Socialista de Navarra (PSN) fue el que los presentó y cuando el político valenciano entró en la sala de máquinas de Ferraz se llevó con él a este fornido militante.
El nombre de Koldo salió a la luz por primera vez por su relevante papel en el ‘Delcygate’ acaecido en enero de 2020. Ábalos prescindió aquel domingo por la noche de sus escoltas y del vehículo oficial para subirse en el coche particular de su asesor y poner rumbo al aeropuerto de Barajas, donde se produjo el encuentro de más de una hora con la todopoderosa vicepresidenta venezolana, Delcy Rodríguez, quien tenía prohibida su entrada en España por las sanciones de la Unión Europea. El ‘guardaespaldas’ de Ábalos no accedió al interior del aparato, pero sí que pasó esa madrugada en la sala VIP de la terminal ejecutiva junto a Rodríguez y su séquito, hasta que la comitiva venezolana puso rumbo a Doha en un vuelo comercial desde la T-4. Por lo tanto, fue un testigo privilegiado de la exclusiva destapada por Vozpópuli.
Otro episodio que salpicó a Koldo García fue el viaje de Ábalos hace un año a las Islas Canarias. Tras una serie de actos oficiales en Las Palmas y Tenerife en medio de una crisis migratoria, el ministro pasó un fin de semana de carácter privado en el hotel Palacio de Isora junto a su familia y comitiva. El Partido Popular apuntó en sucesivas baterías de preguntas al pago de botellas de champán y un masaje para el propio ministro con una importante suma de dinero en efectivo, que varias fuentes elevaron a 1.800 euros, pagados con billetes «grandes», algunos de 500 euros. La formación de Pablo Casado llegó a preguntar en el Congreso si se trataba de fondos reservados del propio Ministerio.
Los trabajos de consultoría
Ábalos, por su parte, fue consultor en proyectos de cooperación internacional antes de entrar en la primera línea política y, gracias a ello, en los años ochenta y noventa trabajó en Latinoamérica. De aquellos años colaborando con ONG y agencias de cooperación se labró una importante red de contactos de la que sigue echando mano para ayudar a amigos y familiares directos. Por ejemplo, una de las amistades que mantiene de aquella época es con el actual canciller venezolano, Félix Plasencia, como se descubrió cuando estalló el citado ‘Delcygate’.
Curiosamente, el entonces ministro de Transportes tenía previsto viajar a Colombia unos días después de que estallase aquel escándalo. En Bogotá quería asistir a una feria vinculada al sector que él dirigía y en su agenda había varias reuniones con ministros de Iván Duque y encuentros con empresarios españoles afincados en este país sudamericano. Un viaje de diplomacia económica en el que iba a estar entre amigos y que se fue al traste por la polémica de su encuentro en Barajas con la ‘número dos’ de Nicolás Maduro.
Otra amistad con trascendencia política ha sido la del embajador español en Cuba, Ángel Martín Peccis, quien llevaba 15 años trabajando en Bogotá para una organización panamericana cuando Ábalos logró imponer su nombramiento en el Consejo de Ministros tras convencer a Pedro Sánchez y Arancha González Laya. Peccis se convirtió hace un año en el quinto embajador político pese a su desconocido currículum para los diplomáticos que llevaban los asuntos iberoamericanos en Exteriores.
El «comandante» Ábalos
Uno de los últimos desplazamientos de Ábalos a Colombia antes de convertirse en ministro fue en 2016 para participar como observador internacional en el acuerdo de paz que firmaron el Gobierno y la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Ya contaba con experiencia en este tipo de acuerdos de desmilitarización en Colombia, pues estuvo involucrado a finales de los ochenta en la disolución de la antigua guerrilla del M-19, de la que salió el partido de la Alianza Democrática, cuyos herederos encabezan la Alianza Verde que dirige algunas de las más importantes alcaldías del país, empezando por la misma Bogotá. De aquella labor de mediación le apodaron «el comandante». Un apelativo cariñoso con el que algunos políticos y periodistas de su Valencia natal aún se dirigen a él en privado.
En su currículum colgado en la web del PSOE, Ábalos se presentaba como «experto en cooperación internacional desde 1989, especializado en el fortalecimiento institucional en América Latina, que ha ejercido como consultor para diversas agencias de desarrollo públicas y privadas, entre ellas la Agencia Alemana de Cooperación GTZ y para diversas entidades públicas y privadas latinoamericanas».
Asimismo, se declaraba autor «por sí mismo, y en colaboración, de varios libros sobre descentralización local y regional y servicios públicos». Además, «reúne diversas distinciones y reconocimientos de países latinoamericanos». Por ejemplo, es doctor honoris causa por la Universidad de San Pedro (Perú). El exministro de Transportes puso en marcha en 1989 el programa de Cooperación y Solidaridad Norte-Sur de la Generalitat valenciana, en el que trabajó durante tres años. De aquella experiencia laboral logró entrar en el circuito de consultores y cooperadores vinculados a Latinoamérica. Toda esa actividad le permitió conocer casi toda Centroamérica y la totalidad de Sudamérica, en especial Colombia y Perú.