Aitana de OT, la ‘antiinfluencer’ que da un repaso a las influencers
Aitana de OT es una gran fan de Dulceida, como bien mostró dentro de la Academia de Operación Triunfo durante la visita de la influencer a los concursantes. Mientras estaba en la burbuja del concurso musical, Aitana Ocaña no podía imaginar el poder de convocatoria virtual que iba a tener al salir de ella, ni que incluso podría llegar a amenazar el imperio de Dulceida.
Aitana Ocaña es una gran fan de Dulceida, como bien mostró dentro de la Academia de Operación Triunfo durante la visita de la influencer a los concursantes. Mientras estaba en la burbuja del concurso musical, Aitana no podía imaginar el poder de convocatoria virtual que iba a tener al salir de ella, ni que incluso podría llegar a amenazar el imperio de Dulceida.
Si hablamos de números, comparativamente Aitana se lleva la palma. La segunda clasificada de OT cuenta con más de 900.000 seguidores, frente a los 714.000 de la ganadora, Amaia, los 517.000 de Alfred, los 431.000 de su compañera en Lo Malo, Ana Guerra, y muy por encima de la tercera finalista, Miriam, que tiene 378.000 en Instagram.
Aitana todavía está lejos de los 2,2 millones de usuarios que siguen a su ídolo, Dulceida, en esta red social. No obstante, en apenas dos meses se ha erigido como una auténtica influencer en internet. Y esto ha tenido sus primeras consecuencias: la firma de ropa joven de Inditex, Stradivarius, ha fichado recientemente a Aitana como su nueva embajadora de marca. Es la flamante imagen de la firma de ropa, un acertado movimiento de marketing que ya está dando resultados. La camiseta de Pa Mala Yo, que hace referencia al tema que canta junto con Ana Guerra, ya va camino de convertirse en la nueva cazadora amarilla de Zara.
Aitana es ahora un producto, no sólo musical, sino también en el mundo de la moda. Para Elba Saavedra, responsable de influencers de la agencia de comunicación StyleLovely, “tal vez lo más adecuado sería que una modelo profesional ejerciera de embajadora de una marca de fast fashion como es Stradivarius». Se trata, recuerda, de «un debate que empieza a ser cada vez más recurrente en un mundo en el que las influencers se suben incluso a la pasarela en desfiles como el de Ze García en la pasada edición de la 080 de Barcelona». No obstante, esta estrategia es realmente provechosa para las marcas, a quienes «les interesa vender y es mucho más fácil colgar el cartel de sold out con personajes a los que admira una legión de fans incomparable con el público más outsider que sigue la trayectoria de una modelo”, afirma Saavedra, que añade que «las marcas tienen que poder permitirse ese gasto para contar con un personaje como Aitana», así como con otras influencers.
Pero Aitana no sigue ninguno de los pasos técnicos para tener ese éxito en las redes. No sube fotos a horas concretas –de hecho es habitual ver que publica contenido de madrugada, por ejemplo–, y aún así sigue aumentando su influencia. Aitana “comparte lo que le apetece y no piensa en ningún momento si eso va a tener más o menos repercusión”, asegura nuestra experta en redes. Su feed no responde al de una influencer al uso: la exconcursante “no tiene estrategia a la hora de usar pies de foto específicos, hashtags con un número elevado de publicaciones, apps de edición de foto que ahora están muy de moda o una planificación milimétrica del diseño de su feed, y es que hay perfiles que solo cuelgan fotos que encajen estéticamente entre sí”, nos aclara Saavedra.
Teniendo en cuenta sus virtudes no es de extrañar que sea un fenómeno viral, pero lo de Aitana es de otra dimensión. La exconcursante “reina porque es la más afín al tipo de artista femenina que triunfa dentro pero sobre todo fuera de nuestras fronteras. La ves moverse sobre el escenario y te recuerda a otras divas como Dua Lipa, Ariana Grande, las antiguas Fifth Armony, Camila Cabello», afirma. «Todas tienen en común el ser artistas que combinan un físico muy acorde con los cánones de belleza actuales con un talento descomunal, ya sea a nivel vocal o a un nivel interpretativo”, dice Elba Saavedra, que da un dato revelador: “Con menos de un millón de seguidores y con un carácter mucho más local, Aitana tiene prácticamente el mismo nivel de engagement que la propia Dua Lipa, mucho más reconocida a nivel global y con más de nueve millones de seguidores”. El engagement se traduce en un alto número de reproducciones en sus vídeos, una fuerte interacción en sus publicaciones y una rápida respuesta en términos de ‘me gusta’. Es la que mejor ha sabido rentabilizar su influencia en redes porque “sabe conectar con sus seguidores, y es que en el fondo es una más, una chica que quiere cumplir sus sueños y que, por suerte para ella, va muy bien encaminada”, sentencia Elba Saavedra.
Desde luego, la legión de fans de Aitana es incontestable, y cada día que pasa crece más. El público que principalmente sigue a Aitana está compuesto por “chicas de entre 16 a 28 o 30 años”, asegura Elba Saavedra. Lo normal sería que tuviera un target aún más joven, pero en este caso siguen sus pasos también “aquellas chicas que eran preadolescentes cuando estalló el fenómeno de OT1 y que siguen sintiéndose afines al formato pasados casi 16 años”, apunta.
Su cercanía, su cariz de éxito internacional, su posicionamiento feminista y su espontaneidad son algunos de los atractivos de Aitana Ocaña de cara a su audiencia, y ayudan a construir un mito casi adolescente. “Es raro leer una entrevista de Aitana en la que no haga una denuncia de algo que considere injusto”, nos dice Elba Saavedra, que hace hincapié en la causa feminista que abandera Aitana. “La última ha sido su sorpresa y su rechazo a la polémica que ha surgido cuando le dijo a las personas que esperaban en su firma de discos que iba a cambiarse porque tenía la regla. Es un personaje que le recuerda al mundo que debemos ser naturales y huir de lo encorsetado. Y eso siempre ha gustado”, recuerda.
La nueva diva española del pop con una clara prospección internacional es influencer a sus casi 19 años sin querer ella ser nada de eso, y aún así –y puede que precisamente por eso– se mantiene como un estupendo referente mainstream para las chicas de su edad. Es la definitiva antiinfluencer que estábamos esperando.