Dulceida

Hasta 100.000 dólares por publicación: la industria de los 'influencers' es real y necesita regularse

Hasta 100.000 dólares por publicación: la industria de los 'influencers' es real y necesita regularse

Tienen cientos de miles, si no millones, de seguidores. Los influencers, de cualquier tipo, actúan de lo que siempre hemos conocido como líderes de opinión en diferentes campos: moda, belleza, videojuegos, cultura, entretenimiento… Las marcas ya no se fijan tanto en personalidades públicas como actores y actrices o modelos de pasarela para promocionar sus productos, sino en los jóvenes que marcan tendencia en la red. Esto se traduce en una cantidad gigantesca de dinero.

Barbie Savior, la cuenta satírica de Instagram que se ríe de los salvadores blancos

Barbie Savior, la cuenta satírica de Instagram que se ríe de los salvadores blancos

La polémica que ha desatado la bloguera e influencer catalana Dulceida en su viaje a Sudáfrica ha logrado poner sobre la palestra una problemática bien conocida por el entorno de los voluntarios y las ONG: el complejo del salvador blanco. Esta costumbre, cada vez más extendida entre los visitantes del primer mundo que viajan a países con problemas con el ánimo aprovechar el contexto del drama humano para retratarse como personas solidarias, también es conocido por el nombre de ‘volunturismo’: voluntariado a cambio de unos cuantos likes en Instagram. La dudosa ética de esta práctica, acusada de racista, irrespetuosa y narcisista, es conocida y criticada por los voluntarios que no necesitan compartir sus experiencias en las redes.

Querida Dulceida: el ‘influencer’ era Fernán Gómez

Querida Dulceida: el ‘influencer’ era Fernán Gómez

A mí lo único que me interesa de la ropa es lo que encierra: la desnudez. El mundo de la moda me parece una de las mediocridades mejor premiadas por esta civilización pusilánime, acojonada, sin discurso, que se atrinchera en escudos estéticos porque le cuesta sudor y sangre desarrollar personalidad propia. Algunos iluminados han descubierto que con un par de plumas sobre el cráneo y una falda mordisqueada uno puede fingir que no es insignificante.

Los nanofans

Los nanofans

Puede parecer una contradicción y de hecho lo es, pero existen famosos a los que no conoce nadie. Son esos a los que Xavi Sancho llama en este artículo “nanofamosos”. Celebridades de Instagram, o de Youtube, o de Vine, con cientos de miles de seguidores, a veces millones, y cuyos nombres suenan a chino fuera de su ¿minúscula? ¿gigantesca? burbuja de popularidad digital. Son gente como Cameron Dallas, Cory Kennedy, Dulceida o Gianluca Vacchi. Anónimos sin mayores méritos, cuyos quince minutos de fama no suelen durar más de un par o tres de años y a los que, aun sin profundizar demasiado en su obra, resultaría fácil confundir con macarras de bolera zumbándose el dinero de papá, adolescentes insustanciales capaces de ametrallar faltas de ortografía incluso hablando y exhibicionistas del esperpento que avergonzarían hasta a un tertuliano de deportes.

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