Cómo el pollo se convirtió en la carne más popular del mundo occidental
De los 30 mil millones de animales terrestres que hay en granjas, 23 mil millones son pollos, según un artículo reciente de la investigadora Carys Bennett de la Universidad de Leicester.
Por qué te lo contamos: esta es la historia de cómo lo que era un producto de lujo en los 60 se ha convertido en la carne más consumida por los españoles. Y es que nuestro país es uno de los mayores consumidores de pollo de toda la Unión Europea, con una media de consumo de 24 kilos por habitante y año.
Los seres humanos engullimos muchos pollos. Nos gustan los pollos. Fritos, asados, al horno, empanados… El consumo de pollo ha crecido desde 1990 un 70%, según datos aportados por la OECD; por el contrario, el consumo de carne de cerdo y de vacuno ha permanecido casi sin cambios desde 1990. Y es que de los 30.000 millones de animales terrestres que hay en granjas, 23.000 millones son pollos, según un artículo reciente de la investigadora Carys Bennett de la Universidad de Leicester.
Pero hubo un tiempo, por muy extraño que nos parezca, que el pollo se consumía muy poco, casi no se comía. De hecho, durante siglos se crió sólo por los huevos de las gallinas y para las peleas de gallos, hoy prohibidas en casi todos los países civilizados. Sólo las familias ricas y acaudaladas podían permitirse consumirlo alguna vez al año, en grandes ocasiones.
El cambio, aunque leve, llegó con la I Guerra Mundial. La Administración de Alimentos de Estados Unidos, dirigida por Herbert Hoover, enviaba los alimentos más preciados —carnes de cerdo, ternera, pollo o cordero, azúcar o grasas— al frente para aprovisionar a la Marina y a los aliados. El eslogan era: ‘Food will win the War‘ –La comida ganará la guerra–. Y en 1929, Hoover, en plena campaña republicana a la Presidencia, prometía «A Chicken for Every Pot» –»Un pollo en cada cazuela»–.
Sin embargo, no fue hasta la década de 1940 cuando, con la II Guerra Mundial como telón de fondo, cuando el consumo de pollo comenzó a dispararse. Se temía que el final del racionamiento de otras carnes frenase su consumo. La campaña fue brutal. Se rodó un documental titulado ‘Chicken of Tomorrow‘ –El pollo del mañana–, se grabó la película ‘Chicken every Sunday’ –Pollo todos los domingos– e incluso se lanzaron concursos para granjeros cuyo objetivo, como lo describió la prensa local en ese momento, era «producir un ave lo suficientemente gruesa para toda la familia: un pollo con pechuga tan gruesa que se pueda cortar en bistecs, con un mínimo de hueso enterrado en capas de jugosa carne». El resultado fue algo parecido a lo que hoy conocemos como pollos broiler.
Desde entonces las gallinas han ido creciendo. Un estudio realizado por Martin Zuidhof de la Universidad de Alberta, documentó este cambio al comparar pollos criados selectivamente en 1957, 1978 y 2005. Zuidhof encontró que pollos con 56 días de vida, tenían un peso promedio de 0,9 kg en el año 1957, de 1,8 kg en 1978, y de 4,2kg en 2005. (ver gráfico). Y es que en la actualidad, los granjeros sólo necesitan 1,3 kilos de grano para producir un kilo de pollo, en comparación a los 2,5 kilos de grano que eran necesarios en 1985.
España, a la conquista del pollo
En los años siguientes, el modelo avícola estadounidense se exportó a Europa. En España, en la década de los 60, el cambio en la dieta de los españoles fue espectacular. Dada la debilidad de la economía después de la Guerra Civil, el Gobierno franquista comenzó a destinar ayudas a la producción de cereales que podían servir como pienso para los pollos. De esta manera, facilitaban la proliferación de granjas y, por ende, el acceso de carne barata a la población. Las carnes tradicionales, como la de cerdo o cordero, estaban al alcance de muy pocos, mientras que la de pollo se convirtió en la salvación para personas con pocos recursos. Las cifras no engañan: el consumo anual de ave pasó de 2,65 kilos en 1961 a 14,74 kilos en 1970.
La empresa Avidesa (que hoy conocerás por los helados) fue la primera en construir un complejo industrial para producir y congelar carne de pollos broiler. Hoy, casi el 50% del mercado se encuentra en manos de cuatro grupos empresariales: Sada, Uvesa, Coren y Vall Companys.
La propaganda en la década de los 60 también fue brutal en España. Tuvimos nuestro ‘Concurso nacional de pollos de carne’, en los primeros anuncios de hornos domésticos publicados en la prensa, siempre aparecían pollos humeantes; en 1959, en una feria de ganadería celebrada en la Casa de Campo, los avicultores castellano-leoneses asaron y ofrecieron pollos en sus casetas para demostrar que podía convertirse en una carne asequible… Poco a poco, lo que era un plato para gente pudiente se iba convertido en el consumo de los más humildes, convirtiéndose en la comida familiar de los domingo. En 1962, ya se produjeron 100.000 toneladas de carne de pollo.
Hoy, nuestro país es uno de los mayores consumidores de esta ave de toda la Unión Europea, con una media de consumo de 24 kilos por habitante y año. Sin embargo, los granjeros tienen que luchar con la desconfianza que se ha generado en torno a la crianza de este animal y su salubridad. No obstante, han sabido reaccionar dando más transparencia en el proceso de cría, desarrollando marcas como el pollo de corral.