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Madrid

Pablo Llama Sierra: "Un videojuego en sí no es adictivo, es la relación que la persona desarrolla con él”

“Los videojuegos no son adictivos, es la relación que la persona desarrolla con los videojuegos lo que puede volverse adictivo”, asegura Pablo Llama Sierra, psicoterapeuta en el programa de adolescentes y familias de Proyecto Hombre, especializado en adicciones

Pablo Llama Sierra: «Un videojuego en sí no es adictivo, es la relación que la persona desarrolla con él”

Hace días que los escolares disfrutan de sus vacaciones y en estos merecidos días de asueto la actividad favorita de muchos será jugar con sus videojuegos. Precisamente a mediados de junio, la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoció el uso abusivo o la adicción a los videojuegos como un desorden de comportamiento en la primera actualización de su Clasificación Internacional de Enfermedades en casi tres décadas; estimando, además, que entre un dos y un tres por ciento de los jugadores tienen un comportamiento pernicioso. ¿Esto significa que los videojuegos son peligrosos? ¿Qué consejos de uso debemos seguir para que no perjudiquen nuestra salud física y mental? Y si ya existe un trastorno, ¿qué deben hacer los padres?

“Cada vez hay más jugadores de diferentes edades en multitud de soportes y plataformas. Cuando una conducta se generaliza aumenta el riesgo, pero esto no significa que dentro de uno año vayamos a vivir una epidemia de adicción a los videojuegos” explicó Pablo Llama Sierra, psicoterapeuta en el programa de adolescentes y familias de Proyecto Hombre Madrid especializado en adicciones, en una jornada dedicada a la relación entre los niños y los videojuegos celebrada en el Espacio Fundación Telefónica. Y en entrevista con The Objective añadió: “El juego es atractivo y tiene que serlo, pero de ahí a que una persona se vuelva adicta tiene mucho que ver con qué le pasa a esa persona. ¿Por qué hay gente que puede desarrollar una adicción y otros que pueden pasar horas jugando al World of Warcraft sin desarrollarla? El videojuego en sí no es adictivo, es la relación que la persona desarrolla con el videojuego lo que puede volverse adictivo”.

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Pablo Llama Sierra durante su presentación en Fundación Telefónica. | Foto vía Fundación Telefónica.

Para utilizar los términos con propiedad, el psicólogo comenzó explicando qué es la adicción “porque si no podemos patologizar la vida cotidiana y pensar que todo es adictivo”. En primer lugar, “existe una pérdida de control por parte del sujeto”, que aunque sabe que está haciendo algo nocivo para él, sigue jugando. Como en las adicciones a las sustancias o el juego, los adictos sufren abstinencia cuando dejan los videojuegos. “No hablo de una pataleta sino de que realmente se sufre durante un tiempo”. A esto se suma la tolerancia, es decir, “cada vez necesitamos más para obtener el mismo placer que antes”. Y finalmente una interferencia grave en la vida cotidiana, que para el psicólogo es lo más importante. “Se altera la vida social o familiar, las responsabilidades domésticas o laborales, dejamos de comer o dormir. En esos casos hablamos de una adicción. Y esto es raro”, asegura Llama.

Para evitar situaciones de peligro y lograr que el videojuego siga siendo algo lúdico, creativo y divertido, Llama recomienda a los padres supervisar su uso y, sobre todo, trabajar con ellos las habilidades de la vida diaria en la era digital. “Que con dos años un niño maneje el ipad mejor que su abuela de 60 no quiere decir que esté preparado”, apuntó en este sentido el psicólogo. “A veces ponemos la atención en que desarrollen habilidades digitales para protegerse, pero la cuestión no es que conozcan los filtros de seguridad, sino que quieran usarlos”, señaló.

 

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Participantes de la dinámica ‘Pantalla de inicio’ en Fundación Telefónica. | Foto vía Fundación Telefónica.

 

“En un mundo más demandante, con muchas posibilidades, si tienen pensamiento crítico van a saber discernir y elegir. En un mundo en constante evolución y con cambios drásticos es necesario el pensamiento creativo para adaptarnos”, explicó Llama. Ante la posibilidad de tener abundantes relaciones, también es importante desarrollar la empatía y la asertividad, “que tomen contacto con sus necesidades y aprendan a expresarlas de manera no agresiva”. En definitiva, la gran cantidad de oportunidades y retos que presenta el mundo digital convierten la gestión emocional y el manejo del estrés en algo fundamental para los chavales.

Mario Fernández Sánchez, licenciado en Antropología Cognitiva y Máster y Doctorando en Neurociencia por la Universidad Autónoma de Madrid, habló también de la necesidad de establecer unas normas concretas y adecuadas a la edad del niño, que se pueden negociar con ellospero, una vez fijadas, deben respetarse. Por ejemplo, entre los tres y los 12 años aconseja un máximo de dos horas al día de videojuegos. Con los más pequeños, hay que prestar atención a las horas de sueño y no dejarles jugar de noche. “El cerebro tiene un comportamiento y cuando se ha ido el sol segrega melatonina”, una hormona relacionada con el ciclo nocturno. “Los juegos excitan así que despiertan al niño”.Y a partir de los seis años deben “vigilar los contenidos no aptos o inadecuados” y jugar con ellos para normalizar este comportamiento y supervisar cómo los utilizan.

Ambos hicieron hincapié en la necesidad de buscar y ofrecer al niño actividades alternativas al videojuego. Llama apuntó en este sentido: “Tiene que haber otras posibilidades, no solo decirle ‘deja de jugar’”. Además, recomendó controlar o evitar algunos juegos online, cuyas atractivas características pueden generar adicción en personas no preparadas. “La actividad no cesa cuando uno deja de jugar. No hay un final establecido de modo que siempre se puede seguir jugando. Generan sensación de pertenencia al jugar en equipo con otros compañeros. Y este equipo puede ser muy exigente cuando es necesario ejecutar acciones complejas de cooperación”, explicó.

 

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“Que con dos años un niño maneje el ipad mejor que su abuela de 60 no quiere decir que esté preparado” | Foto: Kelly Sikkema | Unsplash

 

Otra cuestión extremadamente peligrosa en opinión de los dos expertos es la introducción de micropagos o lootboxes en algunos juegos modernos. “El videojuego se entiende como un juego de habilidad. Lo que me preocupa son las cajas botín porque añaden el carácter de azar al micropago. Son aleatorias y no sabes lo que puedes conseguir, por lo que incitan a comprar y comprar”, explicó Llama, que advirtió: “esto es como meter una tragaperras en la habitación de nuestro hijo de 10 años”. Y llamó a legislar tanto estos micropagos como el juego de apuestas online en general.

Si ya existe un trastorno, Llama considera que el trabajo con la familia es crucial. “Esto es un proceso difícil, largo y duro. Los adolescentes tienen poca conciencia del problema con los comportamientos abusivos o las adicciones. Son los adultos que les rodean quienes detectan el problema y nos cuentan una foto de cómo está la situación”, afirmó. “A partir de ahí se trata de poner una estructura normativa adecuada. Hay que hablar con el chico, pero si la conducta es muy grave hay que empezar a intervenir, cortar la conducta o reducirla”, señaló. “Si el problema ya es muy grave y dedicamos mucho tiempo a convencerle nos vamos a frustrar porque las vías de comunicación en la familia suelen estar muy dañadas. Lo primero es impedírselo e ir convenciéndole después”. 

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