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Medio Ambiente

Boyan Slat, el basurero del fondo del mar

Le temblaba la voz, pero no el pulso. Frente a una selecta audiencia, Boyan Slat aseguraba tener en sus manos la clave para acabar con la basura del fondo del mar. Su fue a casa convencido de que su idea tenía que materializarse. Su tesón le hizo regresar dos años despúes al mismo lugar. Lo hacía con un estudio de viabilidad de más de 500 páginas. Tenía razón. El prototipo no solo es factible; también es viable. Su próximo reto será mejorar el sistema con el que devolvió la esperanza a los océanos.

Boyan Slat, el basurero del fondo del mar

Dejar el fondo del mar sin basura es el objetivo del sistema diseñado por Boyan Slat (Adrees Latif/REUTERS)

El fondo marino es, además de un gran tesoro, un auténtico vertedero. En medio de especies marinas de ensueño navegan toneladas de latas, bolsas de plástico y miles de desperdicios que acaban en lo más profundo del mar. Desde la superficie, apenas vemos el azul del agua. Sin embargo, quienes se adentran en las entrañas del basto océano han buceado entre la basura. Fue el caso de Boyan Slat. Pero, a diferencia de otros, este chico de apenas 19 años emergió pensando cómo aplacar el problema. Al principio, todo parecía indicar que su idea iba a naufragar. Pero salió a flote. Los océanos podrían respirar gracias al sistema diseñado por él: una especie de aspiradora capaz de acabar con la basura del mar.

Debut a lo grande

Su puesta de largo fue en el marco de las prestigiosas conferencias TED, en Estados Unidos. El mismo escenario por donde han pasado otros nombres ilustres de la ciencia y la tecnología cuyos proyectos forman hoy parte de nuestra vida cotidiana o de nuestra realidad. Se ponía así a la altura de Bill Gates (Microsoft), Larry Page (uno de los fundadores de Google) o el presidente estadounidense, Bill Clinton.

Boyan Slat saltó al escenario con los nervios a flor de piel el 2 de junio de 2012. Un chaval de 19 años entraba en escena y la hacía pisando fuerte. De su boca fueron brotando, una a una, las palabras que armaban su idea: deshacerse de la basura que ahoga los océanos. Regresó a su ciudad, Delft, en Holanda, convencido de que su conferencia debería materializarse en un proyecto. Se negaba a que cayese en el olvido. The Ocean CleanUp daba entonces sus primeros pasos.

El proyecto emerge

La vida cotidiana puede ser el mejor laboratorio de ideas por fraguar. En el caso de Boyan Slat fue el buceo, una de sus grandes pasiones, el encargado de iluminar lo que ahora es el proyecto profesional más importante de una carrera que aún comienza. Estaba de vacaciones en Grecia cuando, atónito, descubrió que en el fondo del mar había encontrado más basura que peces. “¿Por qué no podemos limpiarlo?”, se preguntó. Reflexionó sobre ello y llegó a la conclusión de que el ser humano no dejaría nunca de arrojar basura océano. El mar habría de ser el brazo ejecutor de su propia higiene.

Su primer paso fue un proyecto escolar. Aún era un alumno de educación secundaria. Decidió dedicar medio año a investigar la contaminación por plástico y los problemas asociados a la limpieza. Se fraguaba entonces el proyecto que presentaría en la conferencia TEDx. Propone limpiar los océanos con sistema que se estima 33 veces más barato que las propuestas de limpieza convencionales. Su propuestas para por la instalación de una serie de barreras flotantes que, ancladas al fondo marino, acumularían todo el plástico a través de las corrientes de agua. Ese plástico acumulado sería extraído por una plataforma alimentada con energía solar. El plástico sería reciclado en tierra.

La aspiradora del océano

Si hubiese que definir de forma coloquial en qué consiste “The Ocean CleanUp” podríamos concluir que se trata de una especie de “aspiradora del océano”. De acuerdo con el proyecto de viabilidad que acaba de presentar, este sistema permitiría eliminar en 10 años la mitad de la basura que se almacena en el fondo marino sin perjudicar a la fauna.

Su efectividad ha sido puesta a prueba en las Islas Azores. Allí se instaló una barrera flotante sometida a una profundidad de no más de tres metros. Según la investigación previa, a esta profundidad no se captura el zooplancton. No representa, por tanto, ningún peligro para las especies marinas. La corriente atrae los plásticos y éstos se acumulan delante de la barrera flotante. El siguiente paso es recuperar ese plástico para proceder a su extracción. Para ello, se colocarán unas matrices que absorberán ese material. Su destino final será una plataforma que funciona con energía solar. Iniciará entonces su viaje a la tierra donde se procederá a su reciclaje.

Dónde podría actuar

Teniendo en cuenta que la clave de su funcionamento es la capacidad de atracción de la corriente del agua, este sistema contaría con cinco emplazamientos claves en el Océano Índico, el Atlántico Norte y el Atlántico Sur y el Pacífico Norte y el Pacífico Sur. Allí se encontrarían las conocidas como sopas de plástico, los principales vertederos del fondo marino.

Las sopas de plástico son, por tanto, las áreas donde se concentran los desechos marinos en los océanos. Se han formado gradualmente como consecuencia de la polución marina agrupada por la acción de las corrientes. Según la investigación encargada por Boyan Salt, se estima que la sopa del Pacífico Norte mide 1.400.000 km2.

Los expertos que consultó para su conferencia en Estados Unidos, calculan que para 2020 habrá 7,25 millones de toneladas de dicho material flotando en los océanos. Equivalen a 1.000 torres Eiffel. Sus consecuencias en el ecosistema marino son terribles. Dañan el zooplancton, base de la cadena alimenticia de las especies marinas. Los animales se alimentan de partículas de plástico que almacenan en el estómago. Otros se ahogan rodeados por restos de redes o bolsas en las que se quedan atrapados.

Sigue caminando

Paso a paso, Boyan Slat ha logrado ir cerrando etapas. Sin embargo, no ha concluido su peripecia. A su regreso de Estados Unidos, convertido en un fenómeno viral, puso en marcha la fundación que lleva el nombre de su proyecto. Se rodeó de un equipo de 100 personas. Emprendía un nuevo reto: demostrar que su idea era factible y viable. El 3 de junio de 2014 abrazaba su nueva conquista. Más de quinientas páginas de investigación ponen de manifiesto que su idea puede liberar al océano de las ingentes cantidades de basura que lo asfixian.

Pero se ha fijado otra meta: reducir la incertidumbre y mejorar el diseño del prototipo a través de un proyecto piloto. En esta segunda fase, pretende llevar a cabo pruebas a mayor escala para recopilar más datos y mejorar la tecnología de los equipos ya diseñados. Para ello, ha optado por una campaña de crowdfunding con la que recaudar dos millones de dólares en cien días. En poco más de un mes, han logrado recaudar 1.076.680 dólares.

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