¿Por qué no podemos abastecernos solo de energías renovables?
La transición energética hacia las renovables sí se está llevando a cabo, pero no es algo sencillo y se necesitan décadas para completarla
Con la escalada del precio de la luz, que parece no cesar, son habituales los comentarios en redes sociales y en conversaciones de bar sobre por qué en España no se hace ya una transición hacia las energías renovables y aprovechamos el clima del país para desprendernos de los combustibles fósiles.
Pero no es todo tan sencillo como parece y la transición energética hacia las renovables sí se está llevando a cabo, solo que despacito y con buena letra, al ritmo justo para que sea segura. Hablamos con tres expertos en el área que nos explican cómo está siendo este proceso y por qué todavía quedan décadas hasta que podamos dejar de lado los combustibles fósiles y las centrales nucleares.
La inestabilidad y la energía de respaldo
El principal problema de las energías renovables es la inestabilidad, explica Antonio Turiel, investigador del Instituto de Ciencias del Mar del CSIC. «Que sea una energía que no está concentrada, que no está focalizada en ciertos centros de producción y que además entra y sale con cierta intermitencia genera un problema de inestabilidad, que es el problema más grande que hay», explica.
«Las energías renovables para funcionar necesitan una red estable y la estabilidad de la red la producen las centrales convencionales, que mantienen la estabilidad del sistema eléctrico, la tensión y la frecuencia», apunta José Luis Rodríguez, director del departamento de Ingeniería Eléctrica de la Universidad Carlos III de Madrid.
Por eso, es necesario tener una «energía de respaldo», es decir, «una energía eléctrica que tiene que entrar cuando tú ves que va a fallar o no va a entrar de manera sincrónica la eólica, la solar, etc.», explica Turiel.
El hidrógeno verde como opción de almacenamiento
Esta energía de respaldo no tiene por qué proceder de los combustibles fósiles y por eso se están pensando varias opciones para que se proporcione de una manera más limpia. Una de ellas es el hidrógeno verde.
«El hidrógeno es un vector energético, digamos que es como si fuese una molécula en la que se puede meter energía y guardar esa energía para el momento en el que la necesites», explica Emilio Nieto, director del Centro Nacional del Hidrógeno. Con el hidrógeno, lo que se permite es que un parque renovable pueda estar generando toda la energía que pueda «sin preocuparse de si el consumo es alto y hay una cierta demanda de poder consumir esa electricidad», pues cuando la demanda baje, se puede almacenar la energía con el hidrógeno.
«El problema es que la eficiencia de este proceso está al 50%, es decir, esa electricidad la pagarías el doble de cara que la electricidad que se consumió en su momento para producir el hidrógeno», explica Antonio Turiel.
El uso del hidrógeno verde para solucionar el problema de almacenamiento de las energías renovables es una opción viable, «pero todavía le queda mucho recorrido», apunta por su parte José Luis Rodríguez. «Puede ser un vector energético importante, no deja de ser un vector más para almacenar energía y puede ser muy interesante el hidrógeno verde, pero queda todavía mucho camino, esto no se hace en cinco o diez años, la tecnología tiene que madurar».
¿Se puede prescindir de las centrales nucleares?
Si hablamos de energías renovables en la actualidad, el papel de la energía nuclear es «proporcionar potencia de base, porque no es regulable», explica Turiel, que señala que al ahora de hacer la transición a las renovables, las centrales nucleares no van a ser el problema, que «va a estar en esa energía de respaldo, que es esa que te da una respuesta rápida». «Realmente es verdad que aumentando la cantidad de energía renovable, se podría prescindir de las centrales nucleares», opina el experto.
Sin embargo, es algo que hoy en día no es tan fácil como algunos se imaginan. «No es posible hacer la transición directamente a las energías renovables porque por ejemplo hay otras energías, como puede ser la energía nuclear, que funcionan 365 días al año 24 horas», explica Rodríguez, que señala que «la nuclear es la que mantiene la estabilidad del sistema eléctrico».
Esta estabilidad se podría lograr con otras energías y finalmente se podrá prescindir ellas, pero «tiene que ser todo progresivo y tardaremos unos 20 o 30 años más en llegar a ello», insiste Rodríguez.
¿Cuáles son los plazos?
Si la transición ya se está llevando a cabo, ¿por qué los plazos son tan largos? «Estamos hablando de grandes inversiones, grandes instalaciones, esto no se improvisa de la noche a la mañana», dice Turiel. «Es planteable vivir solamente de renovables, pero no con la tecnología ni con los medios que tenemos ahora, hay que invertir mucho, yo creo que por lo menos en 10 años no es viable, que más o menos es el plazo también que han puesto para cerrar las centrales nucleares», añade.
«Se estaba hablando que el 100% de integración de las energías renovables podría llegar en el año 2050», apunta Rodríguez, que explica que se prevé que para el año 2030 se doble la generación eólica que tenemos a día de hoy y se triplique, «es muy ambicioso».
En cuanto a la expansión del hidrógeno como alternativa para almacenar la energía renovable, Nieto opina que «sobre el 2026 o 2027 como mucho va a haber una paridad entre lo que te va a costar el hidrógeno gris con lo que te va a costar el verde a partir de energías renovables», lo que facilitará la extensión de su uso. Sin embargo, el objetivo europeo para descarbonizar las industrias por completo es en 2050, que Nieto considera «bastante retador».
¿Se podrían acortar estos plazos con más inversión? Sí, pero no todo lo que quisiéramos, explican los tres expertos.
«Invertir en renovables desde luego que puede acelerar el proceso», dice Turiel, pero apunta que «hay que mantener la seguridad del sistema» y eso «hay que hacerlo poco a poco, es decir, tiene que salir reglamentación, las energías renovables tienen que cumplir toda una serie de códigos». «Creo que no será tanto una cuestión de invertir más dinero, que lo favorecerá, pero también una cuestión más regulatoria y de ver que el sistema eléctrico funciona y es seguro», añade.
Si hablamos de los avances en el uso de hidrógeno, Nieto explica que hay aspectos que sí podrían avanzar con una mayor inversión y otros que no. Por ejemplo, las tecnologías de alta temperatura «están en un estadio de investigación, no existen equipos comerciales que tú puedas comprar, y escalar no es tan sencillo».
Por su parte, Turiel se refiere al segundo principio de la termodinámica, «una ley de la física que lo que hace es establecer límites a los rendimientos de los procesos, es decir, hay un máximo de rendimiento que no se puede superar». El rendimiento actual se puede superar, sí, pero no hasta el 100%. «Siempre hay un máximo de rendimiento, nunca es el 100%» y en el caso del hidrógeno es de en torno al 60%, un 10% más que en la actualidad.
«En cualquier caso, sí que sería factible», pero se necesitan grandes inversiones y mucha planificación, concluye.