El pasado sábado 18 de febrero, 160 mil personas salieron a las calles de Barcelona a exigir al Gobierno de Mariano Rajoy la acogida de refugiados. En 2015 el Ejecutivo central se había comprometido con la Unión Europea en recibir a 16.000 demandantes de asilo de Siria, Irak, Afganistán y Eritrea. En la actualidad se habla solo de 1.100 reubicados en España, aunque Amnistía Internacional pronostica menos.
El problema de los refugiados no es nuevo. El pasado siglo fue testigo de los miles de desplazamientos productos de dos guerras mundiales, de los conflictos soviéticos durante el mandato de Stalin o los nacidos de la disputa de los territorios palestinos. Las persecuciones políticas o étnicas en África y Asia o la actual guerra civil Siria, multiplica los ejemplos en nuestros días. Sin embargo, la perspectiva sobre el problema ha cambiado desde la aparición de las redes sociales. En la actualidad cualquier persona puede tratar de influir en el pensamiento social, utilizando las diferentes herramientas que proporciona la era digital.
Caso Aylan Kurdi: historia y transmisión de una fotografía
Cuando el cuerpo sin vida de Aylan Kurdi se descubrió varado en una playa de la ciudad turca de Bodrum, en septiembre de 2015, la fotógrafa Nilufer Demir capturó la tragedia. La imagen producida por Demir encarnaba la metáfora del horror de la crisis y abría el debate global sobre la inmigración. En ella se magnificaba un sentimiento que iba más allá de estadísticas y de los números: un niño de tres años, blanco, vestido como cualquier otro, boca abajo, muerto, en la orilla de una playa. Podría ser el hijo de cualquiera.
Para Peter Bouckaert, director de emergencias de Human Rights Watch el origen étnico del niño juega un papel importante en el impacto de la imagen. «Se trata de un niño que se parece mucho a un niño europeo. La semana anterior [a la muerte de Aylan], fotografías de decenas de niños africanos que fueron arrastrados hasta las playas de Libia no tuvieron el mismo impacto. Sin duda, hay un poco de etnocentrismo en la reacción a esta imagen» explicó Bouckaer en una entrevista para TIME Magazine.
Según el informe del centro de investigación británico Visual Social Media Lab presentado por Farida Vis en el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB), la trasmisión de la fotografía de Aylan Kurdi comienza en la agencia de noticias turca Dogan Haber Ajansi (DHA). Esta fue la primera fuente en reportar 12 refugiados sirios que murieron ahogados, mientras intentaban llegar a la isla griega de Kos. La noticia incluía una galería con cincuenta imágenes, de las cuales cuatro eran de Aylan Kurdi.
Dos horas después del lanzamiento de la noticia se reporta el primer tweet realizado por la periodista turca Michelle Demishevich, que incluía la imagen del pequeño. “El tweet no enlazaba a ninguna fuente de noticiosa, solo contaba con un título, la imagen y cinco hashtags que incluían #Refugeeswelcome y #Syrianrefugees” afirma Farida Vis en la conferencia en el CCCB.
Dicha publicación en Twitter generó 33 retweets y varias respuestas con mención a la imagen. Más de una hora después, el mismo Peter Bouckaert, desde Ginebra, es clave para la distribución en Twitter: publicó tres fotografías de Kurdi y realizó un comunicado sobre la necesidad de un plan urgente para hacer frente a la crisis.
Después del tweet de Bouckaert, las imágenes se habían compartido en Twitter y habían llegado a una audiencia de medio millón de usuarios en 100 países. Sin embargo, no es hasta que la jefa de la oficina del Washington Post en Beirut, Liz Sly comparte el tweet que la foto se convierte en viral, la más difundida del conjunto de datos estudiados por el Social Media Lab sobre la imagen del niño. El tweet es compartido 7.421 veces, cambiando la escala de la difusión: en los primeros 30 minutos su post se compartió la misma cantidad de tweets que se habían generado en las dos horas anteriores.
De qué sirvió la viralidad de la fotografía para la crisis de refugiados:
- Horas después de haberse hecho viral la fotografía de la muerte de Kurdi, la empatía y los movimientos de voluntariado en Europa fueron notorios. Según reportó Lin Prøitz, una de las primeras respuestas vino del grupo Refugees Welcome to Norway #RWTN. El grupo, creado en Facebook en julio de 2015, con unas pocas personas, cambió repentinamente cuando la imagen del infortunado niño se volvió viral: aumentó a 90.000 miembros de ciudadanos que se ofrecieron a ayudar en varias formas, voluntariado, donaciones de comida, ropa o juguetes.
- Dos días después de la muerte del pequeño, Alemania aceptó admitir a miles de refugiados que habían quedado varados en Hungría. La medida alentó a los líderes de Europa Central y Oriental a crear un corredor humanitario desde el norte de Grecia hasta el sur de Baviera, mientras que Canadá prometió ubicar a 25.000 sirios. En la actualidad todas estas cifras y acuerdos han cambiado; sin embargo, la inmediatez de respuesta en la toma de decisiones políticas fue activada con una imagen y la capacidad de una herramienta tecnológica.
El legado de Aylan Kurdi después de su muerte ha sido despertar la conciencia social. La narrativa visual generada con la imagen se entrelaza con la capacidad de una red social como Twitter para actuar como catalizador y hacer que una historia comenzara a propagarse antes de que lo hiciera un medio de comunicación.
En la actualidad el potencial para el activismo positivo es más rico que nunca. En la era digital, la cultura de la imagen es una herramienta a la mano de cualquiera, que puede obstaculizar tanto como ayudar a mejorar las condiciones de miles de personas en el mundo. La dupla fotografía – Twitter en el caso de Aylan Kurdi es un ejemplo del poder positivo del uso de las nuevas tecnologías; no todo es negativo.