Poliamor: acuerdos, infidelidades y otras ‘policosas’
Quienes escuchan hablar de poliamor por primera vez suelen preguntarse cómo se hace para no tener celos en este tipo de relaciones
El poliamor es un modelo de relación no monógama que cada vez está más extendido en la sociedad, sobre todo, en Europa y Estados Unidos. En la actualidad se están produciendo cambios radicales en el panorama sexual y relacional, y el número de individuos que buscan alternativas viables a la monogamia no deja de aumentar, según los expertos en relaciones.
«Poliamor es una palabra que está en la boca de todos pero no muchos saben lo que significa una relación de poliamor», comenta Giazú Enciso, doctora en Psicología Social Crítica y Profesora Investigadora en City University of New York, a The Objective. En este tipo de relación no monógama no hay exclusividad sexual ni afectiva, es decir, lo importante no es solo el sexo, sino también los sentimientos y el amor. Es muy importante la comunicación, al igual que en cualquier tipo de relación y, para que funcione, se establecen una serie de acuerdos, de palabra o por escrito, en los que se dejan claros algunos elementos necesarios para el bienestar de los integrantes.
En el poliamor hay sentimientos románticos implicados y por eso, quienes lo practican no están exentos de sufrir celos, aunque también pueden sentir todo lo contrario, compersión (estado empático de felicidad). Las relaciones poliamorosas están llenas de mitos falsos y, por mucho que pueda pensarse lo contrario, las causas de las rupturas suelen ser las mismas que en las relaciones monógamas. Si bien es cierto que tienen sus propios problemas, o como ellos los llaman, ‘polidramas’.
El poliamor está presente cada vez más pero, para la mayor parte de la sociedad, la monogamia sigue siendo la única opción, por razones culturales, incluso para algunos es la elección más ética. El movimiento poliamor se encuentra hoy en día luchando por ser más visible y aceptado, por ser considerado una opción legítima en las relaciones sentimentales y por tener los mismos derechos legales que las parejas monógamas. “El respeto es muy importante, todas las personas queremos sentirnos respetadas en la forma de vivencia y convivencia que hayamos escogido, y por ello hay que hacer lo mismo con los demás”, afirma Iván Rotella, sexólogo, miembro de la Asociación Estatal de Profesionales de la Sexología y director de Atención Sexológica AsturSex a The Objective.
«La sociedad no está preparada para el poliamor, al igual que tampoco está preparada para concebir que el poliamor pueda tener un futuro», opina la periodista y poliamorosa, Noemí Casquet, consultada por este periódico.
El poliamor no está socialmente aceptado. “Se acepta antes cuanto más se acerca a los modelos que conocemos”, nos comenta, por su parte, Miguel Valagume, miembro de Golfxs con Principios, “un grupo de personas a las que les gusta el sexo no convencional entendido como ocio, como manera de socializar, conocer gente”, tal y como se definen a sí mismos. Añade que siempre que sea un hombre el que está con varias mujeres se verá mejor que sí es al contrario. “Mientras que a la mujer se le preguntará si se lo ha planteado bien, al hombre se le considerará un machotes”.
La mayor parte de la comunidad poliamorosa coincide en la idea de que la educación es fundamental para que la sociedad acepte esta forma de relacionarse. “Es la base de todo”, afirma Casquet. “¿Quién dicta cómo se tiene que amar y a quién tienes que amar? Suele tratarse como algo negativo cuando en realidad estamos hablando de un sentimiento bueno”, añade.
Los celos no son exclusivos de la monogamia
Quienes escuchan hablar de poliamor por primera vez suelen preguntarse cómo se hace para no tener celos en este tipo de relaciones en las que no existe la exclusividad sexual ni afectiva. “Los celos no son un sentimiento exclusivo de la monogamia, son emociones complejas que forman parte de la sociedad, y las personas poliamorosas también tenemos celos, no somos robots”, comenta Noemí Casquet, quien mantiene una relación jerárquica, lo que significa otorgar a una persona una prioridad y derechos que no tienen las otras. Pero este no es el único modelo de relación poliamorosa, existe una gran variedad de ellos (trieja, en paralelo, en V, mono-poly, etc.) y al final cada persona es la que tiene que decidir qué tipo de relación quiere tener y cuál es la que mejor le funciona.
Los celos hay que deconstruirlos mediante herramientas de gestión emocional. “Cada uno tiene sus propios mecanismos, a mí me viene muy bien hacer un gráfico y dividirlo en miedo, enfado y tristeza, y ver cuánto porcentaje de cada uno siento y tirar del hilo, ahí es cuando afloran sentimientos que nunca pensabas que saldrían”, explica Casquet. En el poliamor el enfado suele relacionarse con la envidia, la tristeza con la posibilidad de que las cosas cambien dentro de la relación, y el miedo con el abandono.
Un sentimiento que sí existe en el poliamor y no en las relaciones monógamas es la compersión, lo que significa alegrarse de que tu pareja esté feliz con sus otras relaciones. Casquet menciona el problema de que esto se tiene a veces como el objetivo del poliamor y parece que si no se siente no eres un buen poliamoroso. “Yo en la mayoría de los casos tengo un sentimiento neutral, pero no compersión, aunque sí la he sentido”, explica.
“Se puede ser infiel en una relación poliamorosa”, afirma Casquet. En la monogamia la infidelidad está muy centrada en la relaciones sexuales, pero en el poliamor se encuentra en el engaño; en no comunicar a tu o tus relaciones los encuentros, la existencia de otras personas, tus sentimientos… Por tanto, la comunicación, al igual que en cualquier tipo de relación, es clave en este tipo de amor, hasta el punto de que se establecen una serie de acuerdos en los que se determinan las necesidades de los miembros de la relación.
El ‘acuerdo de fluidos’ es una de las cuestiones que se tienen en cuenta a la hora de elaborar estos acuerdos, es decir, con qué personas puedes no usar preservativos. Además, se determinan otros aspectos como qué tipo de relación se quiere tener, qué tipo actividades se pueden hacer con otras parejas, qué prácticas llevar a cabo. Estos acuerdos relacionales pueden ir variando con el tiempo al igual que lo hacen los pensamientos y sentimientos de las personas.
Los falsos mitos del poliamor
El poliamor está lleno de mitos, pero tal y como admite Miguel Valagume, “las personas poliamorosas también acaban comprando todos los mitos del amor romántico”. Afirma que es muy complicado que esto no ocurra teniendo en cuenta que todas las novelas, películas y opiniones van en una dirección y toda la cultura que tenemos alrededor nos está recordando todo el tiempo las expectativas de una relación. “Es muy difícil que todo este relato no te acabe permeando de alguna manera”, comenta.
Uno de los mitos que rodea al poliamor es la promiscuidad, pero cuando Knapp realizó en 1976 una evaluación psicológica a una muestra de parejas poliamorosas no encontró ninguna diferencia significativa con el resto de la población, es decir, ninguno de los grupos fue particularmente neurótico, inmaduro, promiscuo, inadaptado, patológico o sexualmente inadecuado.
Tampoco se ha demostrado el mito que afirma que las relaciones poliamorosas suelen terminar por razones de celos. Un estudio de seguimiento, mencionado en el texto Outcomes of sexually open marriages: The Journal of Sex Research (Los resultados de matrimonios abiertos sexualmente), de A.M. Rubin y J.R. Adams, descubrió que, después de varios años, no había diferencias significativas en la estabilidad marital entre aquellas parejas que habían sido poliamorosas frente a aquellas cuyos matrimonios habían sido exclusivos. Además, las razones que se dieron para la ruptura casi nunca estuvieron relacionadas con el sexo extramarital. Cuando terminaron las relaciones poliamorosas, las razones comunes que se dieron fueron: el crecimiento en los intereses generales, los desiguales niveles de atracción entre los miembros, y lidiar con las tensiones de las relaciones a larga distancia.
Lo que no es un mito sino una realidad es el hecho de que muchas personas recurren al poliamor como forma de arreglar una relación en crisis. “Si se utiliza como un tratamiento o una recomendación para mejorar algo, no va a tener buen pronóstico, porque no surge de la persona sino desde el conflicto y así es imposible construir nada”, comenta Rotella. Por su parte, Enciso, afirma que el poliamor debe introducirse en una pareja cuando esta esté sana y sea sólida, no como forma de salir de la monotonía o de hacer que la relación sea más divertida.
‘Polidramas’, ‘polifakes’ y otras ‘policosas’
Aunque tal y como informa Giazú Enciso, “la mayoría de problemas que ocurren en las relaciones de poliamor no son por ser una persona poliamorosa, sino porque hay un sistema patriarcal detrás que dicta la agenda de la relación”, las relaciones poliamorosas también tienen sus propios problemas o ‘polidramas’, como ellos los llaman. Entre estos se encuentra la dificultad de dividir el tiempo entre varias relaciones. “Se suele decir que el amor es infinito pero el tiempo no”, comenta Enciso.
También hace referencia al tema económico puesto que el dinero tiene que fraccionarse entre diversas personas, en el ámbito de los viajes, salidas, regalos… “Cuando un miembro de la relación comienza con una persona tóxica que termina perjudicando a los demás miembros también es un ‘polidrama’, explica Noemí Casquet, quién afirma que “a la gente le encanta etiquetar las ‘policosas’ dentro del poliamor”.
Dentro de las ‘policosas’ también existen los ‘polifakes’, personas que dicen ser poliamorosas para ligar más, o aquellas que son adictas a ‘la energía de la nueva relación’ y no hacen otra cosa que empezar relaciones y terminarlas cuando se cansan. Casquet recalca la importancia de la responsabilidad emocional que se tiene con las otras personas cuando tienes varias relaciones. “No es válido ir dejando cadáveres emocionales, hay que cuidar a las personas y ser responsables, y si no sabes hacer eso pues no tengas relaciones”, señala. Enciso prefiere no utilizar el término adicción para referirse a los ‘polifakes’, porque “eso significaría justificar una persona violenta y darle permiso a serlo por estar enferma». “Un ‘polifake’ es una persona tóxica, nada más’, sentencia.
El poliamor mejora la capacidad de empatía
Pero el poliamor también tiene beneficios. La guía What Psychology Professionals Should Know About Polyamory (Qué deberían saber los psicólogos del poliamor), desarrollada por expertos -psicólogos y terapeutas sexuales- señala los siguientes: una mayor libertad personal, una mayor profundidad de las relaciones sociales, un fortalecimiento de los lazos conyugales, una sensación de ser deseado, compañerismo añadido, mayor conciencia de sí mismo, variedad intelectual y la posibilidad de que surjan nuevos aspectos de la personalidad al relacionarse con más personas. Además, muchas mujeres disfrutan del sentimiento de ser dueñas de sus deseos, cuerpos y elecciones amorosas como un medio para desafiar a la opresión patriarcal.
R.J. Jenks en su artículo A comparative study of swingers and nonswingers: Attitudes and beliefs (Un estudio comparativo entre swingers y no swingers: Actitudes y Creencias) menciona que la pareja que decide abrir su relación para incluir a otras personas suele estar muy segura de la fuerza de su vínculo. Además, estas personas dan la bienvenida a un mayor número de oportunidades de crecimiento personal.
Iván Rotella afirma que, a pesar de que las relaciones poliamorosas tienen las mismas ventajas que cualquier otra relación que sale bien, la asociación con un mayor número de personas “mejora la capacidad de empatía, de respeto al otro o a la otra, una gran capacidad de dar, de darse y de compartir”.
El poliamor está ganando presencia en el mundo de las relaciones y eso tiene mucho que ver con las redes sociales, que están teniendo una gran importancia a la hora de mostrar, no solo el poliamor, sino todo lo que hoy se considera no normativo. “A nivel político, económico y social no interesa que las personas desarrollemos nuestra propia personalidad, ideologías y creencias, el pensar diferente no interesa, y por ello tenemos que hablar e informar, porque no sabes a cuántas personas puedes ayudar”, comenta Casquet, quien tiene un canal de YouTube en el que informa de todos estos temas. “No entiendo esta aversión a todo tipo de relaciones que se salen de lo normativo, cuando solamente estamos hablando de amor, y el amor es un sentimiento bonito y positivo”, sentencia.