Contra el coronavirus: pruebas, pruebas y pruebas
¿Están haciendo los gobiernos lo suficiente para detectar y contener la pandemia? El crecimiento exponencial de los casos indicaría que no
Última actualización 24 de marzo a las 11.45
383.908 casos, 16.587 muertes y 102.536 altas. Este era el parte de guerra a las 11.40 horas del martes 24 de marzo de 2020. Los casos de coronavirus crecen a un ritmo vertiginoso desde que la epidemia se ha extendido por 162 países del mundo, con Europa occidental ahora en el epicentro. El número de nuevos casos aumenta exponencialmente y el de fallecidos se duplica cada pocos días, con Italia y España a la cabeza del siniestro recuento. Después de China, son los países con mayor número de nuevos casos y de fallecidos en el mundo. Entre los dos suman 99.139 infectados, más de la cuarta parte del total mundial, y 8.393 fallecidos, casi la mitad de todas las muertes provocadas por el virus en el planeta. Ambos tienen las tasas de mortalidad más elevadas de entre los países afectados (9,51% Italia y 6,58% España). Una de las razones es que los dos países mediterráneos tienen el mayor porcentaje de personas mayores de 80 años de Europa. Pero otra, y de mayor gravedad, es la sospecha de que la extensión de la enfermedad en sus territorios es mayor y que no se está detectando bien por la escasez de pruebas de diagnóstico.
La pregunta es si los gobiernos están haciendo lo suficiente para detectar y contener el virus. Y la respuesta de la Organización Mundial de la Salud (OMS) es que no. Alarmada por la imparable escalada de contagios en el mundo, su mensaje esta semana ha sido claro y contundente: pruebas, pruebas y pruebas. Porque los datos demuestran que en los países donde más tests se han hecho de forma preventiva, el porcentaje de mortalidad es muy inferior. En algunos casos es hasta 100 veces menos. La realización de pruebas de diagnóstico a cualquier caso sospechoso y, si este da positivo, proceder a su aislamiento, es según el organismo internacional, la medida más eficaz para frenar la cadena de contagios y ganarle la batalla al virus. ¿Debe España darse por aludida? Mucho me temo que sí.
En un país en el que el número de muertes se ha duplicado esta semana casi a diario, parecería obvio que aplicar la recomendación de la OMS sería más urgente que nunca. Y sin embargo, nuestras autoridades sanitarias siguen reservando las pruebas de diagnóstico para los casos más graves. Ni siquiera se la hacen a los sanitarios que presentan sintomatología leve. Eso sí, hay un colectivo que se salva de estas restricciones: la clase política. Para estupor e indignación de muchos ciudadanos, que no tienen acceso a la prueba salvo en casos de gravedad, políticos de prácticamente todos los partidos del país vienen anunciando desde hace días en sus cuentas de Twitter que han dado positivo para el Covid-19 tras hacerse la prueba. Ninguno de ellos presentaba un cuadro grave antes de hacerse el test, sólo síntomas leves e, incluso, algunos se reconocían asintomáticos pero habían estado en contacto en días anteriores con alguien que había dado positivo.
Al resto de la ciudadanía que presentan síntomas leves o circunstancias similares de contagio se les niega hoy el test. De forma que si la persona fuera portadora del virus sin saberlo, no contabilizaría en las estadísticas. Porque hoy los números calientes del coronavirus a los que llamar en cada una de las comunidades autónomas (sólo en España hay 17 frente a un único número en el resto de los países de la UE) suponen en la práctica una gran barrera para conocer el alcance de la enfermedad en nuestro país. El ciudadano que con sintomatología leve llama y espera con paciencia a ser atendido recibe como toda respuesta un “quédese en casa y cumpla con las normas de higiene”. Nada más. Lo sé por propia experiencia. ¡Ah¡ Bueno sí, te dicen que si empeoras y tienes fiebre alta y dificultades para respirar vuelvas a llamar.
Casos positivos no diagnosticados
Así que una debe resignarse a especular sobre si lo que le afecta son las secuelas de una gripe reciente cerrada en falso por eso de la tos que arrastra, un ataque de alergia estacional o los síntomas iniciales de una gripe corriente y moliente. Y de paso preocuparse en silencio por no estar tomando las precauciones necesarias para no contagiar a las personas con la que convive en este nuevo régimen de confinamiento. Porque hoy a ninguno de esos casos no diagnosticados que podían ser positivos, las autoridades sanitarias en España les exigen aislarse de quienes están en su casa. Ni les impiden ir a la compra, a la farmacia, al banco incluso, hoy por hoy, acudir al centro de trabajo. En definitiva, no basta con declarar el Estado de Alarma para parar la extensión del virus porque la eficacia de las medidas de confinamiento se ven inevitablemente mermadas por la existencia de estos casos positivos no diagnosticados que siguen participando en la cadena de contagios.
Si analizamos los datos de España en comparación con lo ocurrido en otros países, vemos cómo la detección precoz ha resultado ser un arma muy eficaz para luchar contra el virus y doblegar la famosa curva del número de contagiados. El ejemplo más destacable es Corea del Sur. Desde que estalló la crisis del coronavirus en la vecina China, el país asiático puso sus laboratorios a trabajar para fabricar masivamente kits de diagnóstico. Desarrolló una aplicación para hacer seguimiento a los sospechosos de Covid-19 y hacerles la prueba en aparcamientos públicos al aire libre destinados exclusivamente para este fin ¿El resultado? Ha hecho 290.000 tests (10.000 al día) desde entonces. La aplicación ha permitido además a las autoridades tener geolocalizados a los contagiados y controlar el cumplimiento de su confinamiento. España, con 47 millones de ciudadanos, ha realizado unas 30.000 pruebas de diagnósticos en ese mismo tiempo, según los datos que dio hace pocos días el Ministerio de Sanidad.
¿Cómo ha evolucionado la epidemia en uno y otro caso? Desde mediados de febrero hasta hace tan sólo diez días, Corea del Sur era el país en el mundo que más casos de Covid-19 registraba fuera de China.
A 24 de marzo, Corea del Sur tiene 9.037 infectados, registra 76 nuevos casos y acumula un total de 120 muertos. Su tasa de mortalidad es del 1,33%. La batalla en España está siendo mucho más cruenta. En apenas dos semanas ha pasado de tener 2.277 contagiados a 35.212 (un incremento del 1.446%). Este martes 24 de marzo en la mañana ha registrado hasta el momento 76 nuevos y el número de fallecidos ascendía a 2.316. Su tasa de mortalidad se sitúa en el 6,58%. La diferencia entre ambos países es clamorosa y profundamente dolorosa. La OMS no tiene duda: el éxito en la contención del virus por parte de Corea del Sur está estrechamente relacionado con la realización masiva de tests: seis por cada mil habitantes. En España el ratio es de 0,6 por cada mil habitantes o lo que es lo mismo: 6 personas por cada ¡10.000! ¿A qué esperamos para copiar a Corea del Sur?
Pero no necesitamos ir tan lejos. Podemos fijarnos en el ejemplo de Alemania. La primera economía europea ha sido el país que con más éxito dentro de la UE ha aplicado la política del diagnóstico precoz. Inspirada en el modelo surcoreano, las autoridades alemanas han hecho pruebas a los casos sospechosos, leves, asintomáticos y, por supuesto, graves. Ya han realizado 160.000 tests. En varios estados federales, estas se han realizado también en los parkings públicos al aire libre. Y los números avalan el acierto de esta política: con 83 millones de habitantes, tiene 29.560 contagiados, 504 nuevos casos detectados a fecha del martes 24 de marzo. Pero lo más relevante: ha habido sólo 126 fallecidos, para la fecha. Su tasa de mortalidad es la más baja de los grandes países de la UE: un 0,43%. Lo que demuestra que su apuesta por extender la detección temprana de casos le ha permitido conocer la verdadera extensión del virus entre la población, tomar medidas de prevención a tiempo, como el asilamiento de los casos leves, y parar así la cadena de contagios. El porcentaje de fallecidos sobre el total de casos es tan bajo en Alemania por el esfuerzo hecho en la detección de todos los casos y no sólo los más graves. Su base se acerca a la cifra real de infectados.
Disparidad en índices de mortalidad
El contraste entre España y Alemania es clamoroso. Nuestro país tiene un 16% más de casos que Alemania y sin embargo casi 18 veces más muertes, con unos sistemas de salud comparables. Así que las razones habrá que buscarlas en otra parte. El Gobierno ha señalado a la demografía como una de ellas. Uno de ellas puede ser la demografía. España es junto con Italia, el país de la UE con mayor porcentaje de población mayor de 80 años, uno de los grupos en los que los índices de mortalidad por coronavirus se disparan. La cifra de fallecidos ha aumentado alarmantemente en España en la última semana en parte debido a que el virus se ha ensañado en varias residencias de ancianos. Pero el factor demográfico no basta para justificar la grandísima disparidad en los índices de mortalidad: España (6,58%), Alemania (0,43%) o Corea del Sur (1,33%). Es la detección precoz, que requiere la voluntad política de acercarse a la realidad de la extensión de la enfermedad y no quedarse sólo con la foto de los casos más graves.
Si hiciéramos el ejercicio, no excesivamente riguroso, de extrapolar la tasa de mortalidad de Alemania al total de afectados en España, el número de casos se dispararía. Esto es, si los 2.316 fallecidos supusieran el 0,27% de los casos positivos, estaríamos hablando de que en España habría más de 380.000 portadores del coronavirus. ¿Un número descabellado? Tal vez, pero vale recordar que la gripe común afecta al 20% de la población mundial y que Ángela Merkel advirtió hace pocos días a los alemanes que el coronavirus afectaría tarde o temprano al 70% de la población. Por lo que todo parece indicar que los 35.212 casos que este martes 24 de marzo contabiliza España están lejos de representar el número real de infectados.
Por tanto algo claramente falla en las cuentas oficiales. Sobre todo cuando la sanidad pública española siempre aparece arriba en el ránking de todos los organismos internacionales como una de las mejores del mundo. Porque lo que está claro es que quien antes se sepa portador, antes pondrá remedio a la posibilidad de contagiar a otros. Y sobre todo, en un régimen de confinamiento como el actual, querrá evitar el contagio a sus seres más queridos. ¿Por qué no hacer tests a todos los sospechosos de Covid-19, como aconseja la OMS? ¿Es por el coste político que entraña reconocer un número muy superior de casos afectados? ¿No es tremendamente irresponsable no hacerlo?
España es el primer país donante de órganos en el mundo. Una estadística que encabeza año tras año. Parece que la gente está sobradamente concienciada a la hora de hacer esfuerzos por la salud de todos. ¿Qué temor hay entonces a revelar las cifras reales? ¿O es cuestión de que no hay kits de diagnóstico suficientes para analizar todos los casos, graves y sospechosos? ¿Significa eso que no nos hemos preparado para lo que se nos podía venir encima teniendo un ejemplo tan cercano como el de Italia?
Ya habrá tiempo de pedir responsabilidades políticas cuando se pase lo peor de esta epidemia. Ahora toca remar todos juntos. La cuestión es que hoy los portadores del virus andan (o andamos) sueltos y sin diagnosticar. En definitiva, no se está cortando la cadena de contagio, que es la clave para doblegar la epidemia y aplanar la ya famosa curva. Así que cuanto antes conozcamos el número real de infectados, a pesar de la alarma inicial que pueda causar, más se concienciará a la población de la gravedad del asunto. Sobre todo en el caso de los que hasta hace dos días aprovechaban el cierre de la actividad de muchas empresas para irse, de forma irresponsable e insolidaria, al chalet de la playa o de la montaña fuera de su comunidad. Porque esto se trata de evitar el pico de contagios que colapsa la sanidad y nos pone como sociedad ante el abismo moral de decidir quién vive y quién no. Una disyuntiva reservada a los doctores en guerra pero a la que ya se están enfrentando en Italia dados los escasos recursos que hay para salvar tantas vidas de golpe.
Vivo en Shanghái. Parece que la crisis del coronavirus empieza a estar controlada por fin en China. Os voy a contar cómo se ha combatido el virus aquí y el efecto de las medidas tomadas en la población. Vais a flipar.
Dentro HILO. pic.twitter.com/soWj1FFJrr— Nyscalo (@Nyscalo) March 10, 2020
Siempre nos queda la esperanza china. El gigante asiático ha conseguido doblegar la enfermedad. Esta semana contabilizaba menos de 20 casos nuevos al día y cerraba el último hospital creado específicamente para atender a los enfermos de coronavirus. Sus métodos se han demostrado tremendamente eficaces, tal y como relata en este estupendo hilo de Twitter una española afincada en Shanghai. Ventajas de ser una dictadura… Para las sociedades abiertas el reto es aún mayor. Los gobiernos dependen de la responsabilidad individual de los ciudadanos. Y su disposición a sacrificar temporalmente sus libertades por el bien común.