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Ciao, au revoir, tschüss, bye: fin del Erasmus

Muchos estudiantes han visto finalizadas sus becas a causa del coronavirus, otros han decido quedarse

Ciao, au revoir, tschüss, bye: fin del Erasmus

Muchos universitarios marcharon con su beca Erasmus al extranjero buscando más formación, viajar, conocer a personas de diferentes lugares y, sobre todo, aprovechar la que dicen que es “la mejor experiencia universitaria”. Cuando cogieron ese avión a kilómetros de casa sabían que iba a ser una experiencia inolvidable, pero no por esto: una pandemia ponía fin a su año ‘mágico’.

Imagen cedida por Celia Palomares.

Ella es Celia Palomares, tiene 21 años, es ceutí y estudiante de Traducción e Interpretación en la Universidad de Granada. Estaba de Erasmus en París cursando su último año de carrera. Cogió un vuelo para visitar a su familia durante un fin de semana antes de que explotase la crisis de coronavirus[contexto id=»460724″]. 

Mientras estaba en España, con intención de retomar su vida en Francia, se decretó el estado de alarma y cancelaron miles de vuelos. No ha podido volver. “Me cancelaron el vuelo a París. Tengo todas mis cosas allí, me vine con una maleta de mano. Ahora a ver cuándo puedo volver”. La joven además se queja de que desde la residencia donde se aloja no le están poniendo ninguna facilidad: “Nos obligan a pagar el mes igualmente aunque no estemos allí. Me parece fatal”. 

Celia insiste en que los franceses, una vez que Macron instó a que se quedaran en casa, “pasaron de él y estaban tomando una cervecita al lado de río. No cambiaron de actitud hasta que la cosa se puso fea de verdad”. Ahora recibe clases online de sus profesores franceses (sigue matriculada en la universidad parisina) pero no sabe ni cómo ni cuándo realizará los exámenes finales. “Imagino que los harán por Internet, pero aún no sabemos nada”. 

 

Imagen cedida por Marina Pistoia.

Marina Pistoia, 23 años, riojana, estudiante de Psicología en la Universidad Jaume I de Castellón. Estaba realizando su Erasmus en Budapest. El final de su Erasmus comenzó cuando dos compañeros se fueron a Italia. “Nos explicaron lo que estaba pasando allí pero nos lo tomamos un poco a risa. Lo ves desde fuera y no te afecta”. “Hace dos semanas se puso peor la cosa en España y ahí fue cuando nos planteamos volver, aunque en Hungría casi no había casos”. Explica que en su universidad cancelaron las clases sin llegar apenas a los 100 contagios. “Ahí fue cuando me di cuenta de que me quedaba sin Erasmus”, asegura. 

“Preguntamos qué hacer: si volvernos o no. Al principio la embajada nos dijo que nos quedáramos pero a los pocos días la universidad de España nos mandó un email pidiéndonos que por favor volviésemos, que en Hungría se iba a complicar”. Marina cuenta que recibió este mensaje cuando aún sólo había 73 personas infectadas en su país de destino, pero sabe que la sanidad allí “no funciona muy bien”. “Ante esta situación, nos reunimos todos los españoles que estábamos allí y decidimos coger un billete de avión para el día siguiente porque ya no iba a haber más vuelos internacionales a España, iban a cerrar fronteras”. Sobre esta decisión, Marina asegura creer que fue lo más sensato ya que los que se quedaron en Budapest lo hacían bajo su responsabilidad.

La joven actualmente está recibiendo clases vía internet y mantiene la esperanza de volver: “Tengo todas mis cosas allí, no recogí casi nada. Tengo idea de regresar pero, claro, no sé cuándo”.

Imagen cedida por Kike Girona.

Kike Girona tiene 22 años, es de Toledo, estudia Derecho en la Universidad de Castilla-La Mancha y estaba de Erasmus en Bolonia, ciudad en la que estaban residiendo más de 1.000 españoles becados. Él, al estar en Italia, se percató de la gravedad de la situación más temprano: “El 23 de febrero, a pesar de que en la región había unos 10 casos, la Universidad cerró. En ese momento la gente se empezó a marchar e incluso la ESN (Erasmus Student Network), una asociación que organiza actividades para estudiantes internacionales, canceló sus viajes».

A pesar de esto, Kike siguió en Bolonia. Poco después, le avisaron desde la embajada de que “se iba a hacer un repatriación”. Antes de que eso ocurriera, él decidió irse por su cuenta. 

Aunque el toledano sabe que su estancia en el extranjero ha finalizado insiste en que eso no es lo que más le preocupa. “Mi casera me sigue obligando a pagar el alquiler por la habitación. Le dije que, aunque fuera por solidaridad, estos meses que no iba a estar allí no me lo cobrase. Dijo que no, que tenía que comer pero sé de sobra que todas las habitaciones que se alquilan en el edificio las gestiona ella”.

Aún no, pero Girona tiene que volver a Italia, él también se volvió con una maleta de mano y dejó el resto de sus cosas. Le preocupa que cuando llegue no pueda entrar en su piso, pero él confía en que se encontrará todo como lo dejó.

Ahora está recibiendo las clases online de las asignaturas que estaba cursando en Bolonia y allí, al ser todos los exámenes orales, cree que no habrá problema en examinarse. “Se harán por Skype”.

Imagen cedida por Daniel Bermejo.

Daniel Bermejo también estaba en Italia, en este caso en Milán. Él es riojano, tiene 23 años y estudia Derecho y Economía en la Universidad Carlos III de Madrid.  Él ha cancelado definitivamente su Erasmus, se ha matriculado en su universidad habitual de las asignaturas que iba a estudiar en el país italiano. 

El fin de su estancia comenzó durante los carnavales de Venecia. Él y sus amigos estaban allí de viaje (del cual tuvieron que volver antes) y “ya había algún caso de coronavirus por allí, unos 100 así”.

“Mientras estábamos allí nos llegó un email de la Universidad de Milán diciendo que se cancelaban las clases. Yo pensé que simplemente lo hacían por precaución y no me volví a España. Pensé que a la semana siguiente iban a volver a abrir la ‘uni’ y era ridículo regresar».

Daniel, que veía cómo muchos de sus amigos volvían a España, se preguntaba cuál era la opción correcta, así que decidió hablar con el presidente de la ESN. Él le dijo que lo más seguro era que no se retomaran las clases, “así que cogí una maleta de mano y me fui pensando que volvería en un par de semanas”. Como en el caso del resto de estudiantes, toda su ropa sigue en la ciudad de destino.

Este alumno rechazó seguir con el Erasmus ya que, a pesar de que le ofrecían las clases online, él consideraba que “no merecen la pena porque yo fui de Erasmus por la experiencia de estar en el extranjero, conocer gente… y así, no tiene sentido”. Así que se matriculó en Madrid pensando que la pandemia no afectaría a España tan fuerte como a Italia. “Fui a clase una semana y se cancelaron”.

Imagen cedida por Daniel Castro.

Daniel Castro tiene 21 años, es burgalés y estudia Ciencia y Tecnología de los Alimentos en la Universidad de Burgos. Él está en Polonia, concretamente en Breslavia y no ha regresado a España. Ha decidido quedarse allí ya que, según él, en Polonia la situación está más controlada. 

Así está viviendo las últimas semanas: en Polonia el segundo cuatrimestre empezaba el 2 de marzo. Daniel cuenta que esa semana se desarrolló con normalidad pero que el día 9, mientras estaba en la Universidad, le informaron de que el rector iba a tener una reunión con sanitarios para valorar cuál era la situación. Hay que tener en cuenta que en esas fechas apenas había casos en el país. “Casi ni se hablaba del tema”, asegura. A las dos o tres horas de que le llegara ese mensaje le informaron de que se cancelaban las clases.

“En ese momento se empezó a volver loco todo el mundo. Las residencias de estudiantes nos recomendaban no salir a la calle, se empezaron a colocar dispensadores de gel por todos los lados… Lo que más nos sorprendió a mí y a mis amigos fue la rapidez. En cuestión de horas se cerró todo. Hay que tener en cuenta de que en ese momento solo había 17 casos confirmados en Polonia y cero muertos”, explica el burgalés.

Una anécdota que nos cuenta Daniel en la que se sintió “como si fuera un apestado” fue cuando las residencias de estudiantes informaron de que los polacos que residían en esa ciudad se iban a ir todos a una misma residencia y el resto de estudiantes se trasladaron a otra, en este caso en la que se alojaba él. “Fue una medida clasificatoria. No nos gustó nada esta norma porque además faltó mucha información. Yo no sabía si me iba poder quedar en mi habitación o me iban a mandar a otro lugar”.

El alumno confiesa también que estuvieron más de una semana “sin saber qué iba a ser de ellos en el aspecto académico”. No sabían si iban a recibir clases virtuales o directamente se cancelaban. “Eso a nosotros nos daban una intranquilidad increíbles”. A pesar de ello, él sigue matriculado en su universidad de destino porque para él matricularse en Burgos ahora “es llegar tarde”. “Me va a costar mucho ponerme al día y voy a poner en riesgo aprobar mi curso”. A día de hoy no sabe cuándo se van a retomar las clases.

Daniel también anima a los Erasmus que están aún en otros países a quedarse donde estén: “Lo mejor es quedarnos en los países en los que estamos por mucho que nos cueste porque en lo que consiste la cuarentena es en no movilizarse para que no se expanda el virus. Yo creo que mi decisión es la más responsable. Nosotros ayudamos a España quedándonos aquí”.

En cuanto a la embajada española localizada en Polonia, Daniel dice que “se han sentido muy bien tratados por ella”. “Ofrecen vuelos una vez a la semana a Madrid y Barcelona a medida que van llegando solicitudes de regreso a España. Eso te hace sentir más tranquilo”.

Por último, el joven explica que para él lo más importante es irse con el curso acabado y cursar todas las asignaturas que es, en realidad, para lo que ha ido.

¿Qué recomiendan las instituciones?

Desde el SEPIE (el Servicio Español para la Internacionalización de la Educación), con el que se ha puesto en contacto este medio, informan de que se deben tener en cuenta las recomendaciones de viaje del Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, así como las indicaciones del Ministerio de Sanidad a este respecto.

Además, han puesto a disposición de los interesados un boletín especial para poder informarse de cuál es la situación de cada país y cómo va evolucionando la situación.

El SEPIE, además, está colaborando estrechamente con el Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación y recuerda a los estudiantes y personal en movilidades Erasmus+ que deben mantenerse en contacto permanente con su universidad o centro educativo, además de con los servicios consulares españoles en el exterior.

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