La enfermería también se cansa: «Esta situación de contratos de diez, de cinco días, lleva pasando así durante años»
«Se nos considera la mano derecha del médico y no es así, la enfermería es una profesión propia, con un campo científico propio, que está muy ligado al resto de profesiones sanitarias, pero se nos menosprecia»
La pandemia ha puesto a los médicos en boca de todos. Sus condiciones de trabajo, en especial las de los médicos residentes, han empezado a ser conocidas por todos. Después de estos últimos seis meses, nos ha quedado claro que ser médico en España no es nada fácil y que llegar a tener una estabilidad laboral es un trabajo de muchos años.
Pero los médicos no son los únicos que sostienen nuestro sistema de salud. Enfermeros, auxiliares de enfermería, celadores y una gran cantidad de personal en hospitales y centros salud forman una red sin la que la sanidad pública en España no sería viable. Los enfermeros, que también han luchado en primera línea contra el coronavirus durante todos estos meses, ya están cansados de ser menospreciados y vistos como una profesión secundaria, dependiente de la medicina.
«Se nos considera la mano derecha del médico y no es así, la enfermería es una profesión propia, con un campo científico propio, que está muy ligado al resto de profesiones sanitarias, pero totalmente se nos menosprecia y eso es algo que ya desde el propio colectivo de la enfermería tenemos que trabajar», dice Ricardo Blázquez, enfermero del hospital Carlos III de Madrid y coordinador interno del Consejo de la Juventud de España.
La estabilidad laboral, un objetivo casi inalcanzable
Si los médicos lo tienen difícil para encontrar un trabajo fijo (en Madrid, más de la mitad de los médicos contratados tienen contratos temporales), los enfermeros lo ven casi imposible. «Realmente, se ha puesto ahora a la orden del día, pero estas situaciones de contratos temporales, contratos de diez días, de cinco días, está bien que se visibilice ahora pero llevan haciéndolo así durante años», explica Blázquez.
«Por ejemplo en mi caso, yo acabé de estudiar hace tres años y en la sanidad pública no pude trabajar hasta febrero del año pasado. Desde febrero del año pasado hasta el inicio de la pandemia creo que firmé unos diez contratos», nos cuenta.
Es habitual que los enfermeros, especialmente en los primeros años de trabajo, tengan contratos de escasos meses de duración, incluso de semanas. Pendientes del teléfono permanentemente, con el miedo a dejar escapar un nuevo puesto de trabajo, los enfermeros pueden pasar a veces años sin coger días de vacaciones pagadas y sin tener un servicio fijo asignado, rotando de uno a otro.
«Esta condición de enfermería de contratos de diez días, de 15 días, donde tus días de vacaciones correspondientes te aparecen el día que te toca librar, y si te quejas no te vuelven a llamar, está a la orden del día», denuncia Blázquez, que afirma que «una persona que se dedique a la enfermería, un plan de vida que no sea estar pendiente del móvil y del hospital, hasta los 30-32 años si quieres estar en la sanidad pública es totalmente una quimera».
Los residentes, «mano de obra barata»
Más complicada aún es la situación de los enfermeros residentes. «El problema no es tan solo de los MIR, es de todo el personal residente. Sus posiciones, en toda España, son totalmente de precarización», afirma Blázquez.
«En enfermería, se tienden a convertir en mano de obra barata», asegura, puesto que en lugar de complementar los servicios de los enfermeros contratados, sustituyen los puestos que deberían cubrir estos. «Se convierte en precarización del trabajo en vez de en una red de soporte y de formación hacia personas que han pasado el examen (EIR)».
Por eso quiere llevar el área de Salud Integral del Consejo de Juventud, explica, porque quiere hacer entender que «nosotros cuidamos al resto de personas, pero si no se cuida que estemos decentemente, no podremos tener las condiciones adecuadas para luego cuidarlas».
En agosto, la huelga de los MIR acaparó la atención de los medios de comunicación, pero Blázquez explica que la huelga no incluía solo a médicos, sino a todo el personal residente. «Eso pasa mucho, en cualquier tema de sanidad, automáticamente se pone como que es una reivindicación de la medicina cuando es del conjunto, que es otra cosa de las que queremos intentar cambiar», dice Blázquez, porque «sabemos que hay muchísimos más médicos, pero también la enfermería es una de las profesiones mayoritarias y me gustaría que tuviera el reconocimiento que se merece».
Luchar contra el coronavirus no tiene recompensa
Aunque estas condiciones laborales no son nuevas, se han puesto de manifiesto durante la pandemia del coronavirus[contexto id=»460724″] debido al esfuerzo extra que han exigido a los sanitarios para tratar de cubrir todas las necesidades en unos hospitales y centros de salud que se vieron colapsados.
Estos esfuerzos, el riesgo que han corrido los sanitarios al tratar a pacientes con coronavirus sin la protección adecuada en muchas ocasiones y las consecuencias psicológicas de lo que han vivido solo se recompensan con alguna retribución extraordinaria en algunos lugares de España.
«Ha habido algunas comunidades que han puesto pagas extra y otras que han hecho que las personas que hayan trabajado con el coronavirus puntúen el doble esos meses», explica Blázquez. Pero en otras «directamente te han dado una palmadita en la espalda, te han dado las gracias por hacer el trabajo y hasta luego», como es el caso de Madrid, donde los sanitarios, a día de hoy, no han recibido ninguna notificación de que vayan a recibir una compensación por todo el trabajo extra.
Lo que sí espera Blázquez es que, al menos, todo esto sirva para «poner en el punto de mira cuáles son las condiciones» de los médicos y enfermeros, porque hay «personas que han decidido formar su vida para cuidar a los demás, que por las condiciones tan precarias que hay no puedan hacerlo, que pasa en todo el territorio español».