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École 42, la innovadora escuela que no tiene profesores ni asignaturas

Un aula, un grupo de estudiantes mirando hacia la pizarra y un profesor subido a una tarima. Así se imagina la mayoría una clase de cualquier asignatura. Quizá con más innovaciones tecnológicas, pero la idea tradicional de enseñanza incluye siempre a un profesor.

École 42, la innovadora escuela que no tiene profesores ni asignaturas

Un aula, un grupo de estudiantes mirando hacia la pizarra y un profesor subido a una tarima. Diferentes asignaturas y una meta final: conseguir una certificación de cualquier tipo. Así es la educación tradicional en la mayoría de los lugares, y así es como todos nos la imaginamos. Pero todo apunta a que esto no será así en el futuro.

El empresario Xavier Niel y el programador Nicolas Sadirac decidieron hace cuatro años que este modelo tradicional de enseñanza no estaba hecho para la informática y crearon École 42, una innovadora escuela sin profesores ni asignaturas.

École 42 es gratuita para todos sus estudiantes y no es necesario tener un nivel de estudios mínimo para acceder. Sin embargo, las pruebas que los candidatos deben pasar para conseguir una plaza no son nada fáciles.

Lo llaman ‘la piscina’: un mes en el que los estudiantes que han superado la primera fase de la selección trabajan una cantidad indecente de horas cada día para lograr una plaza en esta original escuela, donde los mejores pasarán la mayor parte de su tiempo durante los próximos años.

¿Para quién está pensada École 42?

Al contrario de lo que pudiera parecer la primera vez que oímos hablar de ella, École 42 no está pensada para gente con un alto nivel de estudios, o especializados en una rama científica. “La Tecnología de la Información no es ciencia, es muy importante tener claro esto”, nos explica Nicolas Sadirac, cofundador de la escuela.

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Numerosos iMacs llenan las salas de École 42. | Foto: Thibault Camus/AP

Sadirac asegura que no es necesario ser bueno en matemáticas o física, sino que gente de cualquier rama puede convertirse en un buen programador informático.

En École 42 hay estudiantes de todo tipo. Casi un 40% no tiene educación superior, explica Sadirac, que califica a los estudiantes de la escuela como una “comunidad muy amplia”.

¿Por qué es gratis?

Es una organización sin ánimo de lucro, pero es algo más complejo que la idea de ayudar a quienes no pueden costearse los estudios universitarios o de formación profesional.

“No tenemos solo un objetivo social”, dice Sadirac. Además de ayudar a reducir las desigualdades en el sistema educativo francés, los fundadores de la escuela quieren suplir al país de personal formado en Tecnología de la Información. “Se necesitan 100.000 programadores informáticos en Francia, así que nuestra idea era, quizá, no solucionar este problema, pero al menos ayudar a solucionarlo”, explica.

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Un estudiante trabaja en una de las salas de École 42, en París. | Foto: Thibault Camus/ AP

“Es una situación extraña en la que las empresas no tienen los empleados que necesitan y hay gente que no puede acceder a la educación para ser contratadas por estas empresas”, dice Sadirac y explica que ese es el motivo por el que tanto él como Xavier Niel decidieron crear École 42.

Oportunidades laborales

El hecho de no obtener un diploma o algún reconocimiento oficial al terminar los estudios en École 42 puede generar dudas sobre la disposición de las empresas de contratar a sus estudiantes. Sin embargo, Sadirac asegura que todos los alumnos que han pasado por la innovadora escuela tienen actualmente un puesto de trabajo relacionado con la informática y “la mayoría de ellos consiguen un trabajo antes de salir de la escuela”. “Es muy fácil encontrar un trabajo como programador, lo difícil es ser un buen programador”, dice.

En total, más de 3.000 compañías han contratado a programadores informáticos que han adquirido sus conocimientos a través de este innovador sistema y École 42 cada vez tiene más socios en diferentes países.

“Es muy fácil encontrar un trabajo como programador, lo difícil es ser un buen programador”

Por tanto, los fundadores de la escuela consideran que las empresas del sector no dan tanta importancia a un título universitario, sino que valoran que el candidato al puesto tenga los conocimientos necesarios para llevar a cabo unas tareas que muy pocos saben hacer.

Las ventajas de no tener profesores

En École 42 no hay profesores. Los estudiantes aprenden unos de otros y de sí mismos. Sadirac considera que esta forma de aprender mejora la capacidad de innovar y de colaborar.

“Una gran parte del valor estará en la creatividad y no en el conocimiento”

En un futuro, “una gran parte del valor estará en la creatividad y no en el conocimiento”, dice. Asegura además que el concepto de conocimiento cambiará y no se asociará más a aprender cosas de memoria, sino a actividades que necesiten creatividad, pues los ordenadores harán las tareas más mecánicas.

Además, este sistema educativo permite que cada persona lleve su propio ritmo de aprendizaje, por lo que hay estudiantes que acaban en menos de dos años y estudiantes que terminan en más de cinco. Aunque el final es relativo porque, una vez superados todos los proyectos, los estudiantes siguen teniendo acceso a la escuela.

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El presidente francés, Emmanuel Macron, en su visita a École 42. | Foto: Thibault Camus/AP

“Toda la educación se moverá hacia algo parecido a lo que estamos haciendo nosotros”, opina, y añade que “el sistema tendrá que adaptarse”.

Respecto al papel del profesor en la educación, Sadirac considera que en un futuro “no necesitaremos profesores”. O al menos no como lo entendemos ahora. Necesitaremos gente para motivar a los estudiantes, para conseguir que se involucren, pero no alguien que simplemente trate de transmitir sus conocimientos.

El proceso de aprendizaje cambia por completo en École 42, donde los estudiantes no escuchan a un profesor, sino que debaten con sus compañeros, y este modelo se expandirá al resto del mundo en un futuro, asegura Sadirac.

El innovador sistema se expande

Tras comprobar el éxito de École 42 en Francia, sus fundadores han contactado con inversores en diferentes países del mundo para expandir su proyecto cada vez a más lugares. Silicon Valley ha sido el lugar elegido para abrir otra ‘escuela 42’. Mismo sistema, mismos objetivos, simplemente diferente lugar.

También han seguido el ejemplo inversores privados de Rumanía, Ucrania, Sudáfrica y Costa de Marfil, entre otros, donde varios socios de École 42 han desarrollado proyectos con las mismas características para poder llevar este tipo de educación cada vez a más gente.

Al preguntarle sobre la posibilidad de abrir escuelas en otros lugares del mundo, en España por ejemplo, Sadirac responde que le gustaría ampliar su proyecto, pero es difícil porque para ello debe contar con la ayuda y el interés de personas que quieran invertir su dinero en un proyecto sin ánimo de lucro, pero está convencido de que el proyecto funcionaría en cualquier parte del mundo.

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