Ciertas modas, frases, bailes y canciones bombardean nuestra sociedad diariamente. Hoy, casi todo nace, se viraliza y muere muy rápidamente o, en el mejor de los casos, se convierte en un símbolo en Internet. Hablamos del meme.
Los memes son, generalmente, una imagen con un pequeño texto, un gif animado o una foto manipulada, que moviliza pasiones sobre un hecho actual y llega a convertirse en un elemento omnipresente en nuestro lenguaje digital y mediático. Desde Grumpy Cat, por el Left Shark, Drop the Mic, hasta Travolta perdido o el vestido de la ilusión óptica: son sensaciones culturales omnipresentes que lo ejemplifican.
¿Cómo surgen los memes?
En 1976 el biólogo evolutivo inglés, Richard Dawkins, propuso en su libro, The Selfish Gene, la siguiente pregunta: ¿Qué pasaría si las ideas fueran como los organismos, que pudieran reproducirse y mutar? Estas ideas son, en realidad, la base de la cultura humana y nacen en el cerebro, según afirma el biólogo.
Aunque la investigación de Dawkins es principalmente genética, también argumenta que todo en la vida depende de su réplica, solo que, a diferencia de las células, las ideas no dependen de una base química para la supervivencia. Comienzan desde un solo lugar, el cerebro, y se extienden hacia afuera, saltando de un lado a otro en búsqueda de atención. Algunas ideas tienen más éxito -esto puede deberse a cierta relación con la veracidad del contenido-, mientras que otras desaparecen lentamente. Concluye el biólogo afirmando que también puede haber ideas imprecisas, pero la sociedad las ha aceptado durante tanto tiempo que simplemente terminan siendo validadas (la existencia de Jesucristo, por ejemplo).
Las células de un organismo son nodos en una red de comunicación entrelazada, transmitiendo y recibiendo, codificando y decodificando. La evolución en sí misma encarna un intercambio continuo de información entre el organismo y el medio ambiente. «Si quieres comprender la vida», escribe Dawkins, «no pienses en genes vibrantes y exudados, piensa en la tecnología de la información».
El meme en España
Si pensamos en memes 100% españoles vienen dos a la cabeza: ese JPG de Julio Iglesias que nos ratifica qué sí sabemos -“Y lo sabes”- y todas las imágenes que siguieron al episodio de la restauración que la señora Cecilia Giménez hizo del Ecce Homo de Borja. El folklore en la cultura digital es un caldo de cultivo en España. Cada año, si buscas en Google encontrarás miles de noticias con “Los mejores memes del partido del Barça-Madrid”, “Los mejores memes de los premios Oscar”, y así exponencialmente.
A propósito de su participación en el Memefest, la primera «fiesta del folklore digital y el humor en la red» que se celebra este sábado 3 de febrero el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB), Hematocrítico, influencer de Twitter y escritor de libros sobre el arte y el folklore digital, afirma que el meme se ha normalizado en España: “cuando Pedro Piqueras abre un informativo hablando del vestido que cambia de color no hay vuelta atrás, es el canario en la mina que demuestra que los memes pasaron a formar parte de la cultura popular”.
Noel Ceballos, periodista y escritor de Internet Safari (Blackie Books), confirma la normalización del meme y puntualiza la importancia de la velocidad del meme para acercarse al hecho: “en muchas ocasiones, llegamos antes al meme que a la propia realidad. Es lo que a mí me ha pasado, por ejemplo, con la última edición de Operación Triunfo. Observar los memes sin tener ese punto de referencia primigenio es fascinante, pues se parece mucho a espiar a una tribu que maneja unos códigos completamente diferentes a los tuyos”. Dolors Boatella, otra de las participantes del Memefest y creadora de memes en el programa Està Passant de TV3, ratifica a Ceballos y analiza la invasión y normalización del meme en todas las generaciones y estratos: “Podemos hablar de un fenómeno normalizado porque siguen siendo los virales que mejor se propagan en las redes y los recibes de personas como tus padres que no saben ni qué son”. Hasta en The Objective tenemos una sección dedicada en gran parte a los virales y en muchos casos a los memes.
El meme, la democracia y el lenguaje
Los memes políticos siempre han existido. En Estados Unidos solo basta recordar por qué ganó Obama: Yes We Can.
Lo novedoso del meme político ya no es solo la viralidad, sino las formas de control. Los memes políticos no son raros destellos de personalidad sin censura o mensajes visuales intensamente cuidados por algún twittero. Ahora nacen de los pantanos de Internet en tiempo real, distribuidos de abajo hacia arriba como un electrocardiograma, en muchos casos para modificar posturas políticas e infliltrar desinformación. Los memes políticos han crecido hasta convertirse en una forma de propaganda anárquica popular, que va desde epigramas tolerables hasta rutilantes macros de imágenes empapadas de odio.
El último ajuste a Mariano Rajoy para su declaración por el caso Gürtel. pic.twitter.com/5woyw9EnRG
— Sheila Ljungberg (@SheilaLjungberg) 25 de julio de 2017
“Creo que los memes son muy poderosos para ridiculizar políticos y molestar a poderosos, pero son armas efímeras y poco profundas que tampoco van a cambiar el mundo, ni lo pretenden. Los políticos y las empresas juegan a colgar fotos susceptibles de ser «carne de meme» y así acaparar las redes, pero no siempre les sale bien porque son orgánicos e incontrolables”. afirma Boatella.
— M. Rajoy (@DolorsBoatella) 23 de octubre de 2017
Por su parte, Ceballos reflexiona sobre el uso del meme político en España y nos invita a su charla, junto a Hematocrítico en el Memefest, para reflexionar sobre sus usos como instrumento de opinión política: “en concreto, nos fascina el modo en que los órganos oficiales de algunos partidos utilizan los memes a través de las redes sociales, en un intento (normalmente, muy desnortado) de hacer ver que conocen el habla del lugar. Si hablamos de memes que no surgen de la clase política, sino de la ciudadanía, entonces te diría que hablamos casi de la espina dorsal de la democracia«.
La viralidad de los memes y sus límites es un campo espinoso. En 1946 George Orwell en su ensayo Política y el idioma inglés, que analizó la conexión entre la ideología y la proliferación del lenguaje vacío, afirmaba: “El lenguaje político -y con variaciones esto es cierto para todos los partidos políticos, desde conservadores hasta anarquistas- está diseñado para hacer que las mentiras suenen veraces y el asesinato respetable, y para dar una apariencia de solidez al viento puro”.
Nos enfrentamos a un camino similar, aunque el actual está puntuado con gifs animados. Si nos fijamos en la última actualización del teclado de iOS, completada con un depósito masivo de imágenes en bucle, podemos ver cuán íntimamente se relacionan los memes con el lenguaje y cómo afrontamos un desafío mucho más desalentador que el observado por Orwell.
Pero… ¿Cómo se construye un meme exitoso que rompa paradigmas?
Los tres especialistas “memeros” piensan lo mismo: humor e inmediatez, es la fórmula fundamental. “Humor es el idioma universal y la risa es el mejor impulso para retuitear y compartir”, afirma Boatella.
En Internet existen miles de memes, unos funcionan mejor que otros y todo confluye en el contenido y en el tiempo de publicación. “El meme del cerebro funcionando a distintas potencias o el del chico mirando a una chica que no es su novia son absolutamente perfectos”, afirma Hematocrítico.
No todos apuntan a una fórmula porque también tiene que ver con la empatía y otros factores que interfieren con el folklore digital. Ceballos se sincera y responde “No sé, es complicado dar con la fórmula secreta. El fenómeno parece tan complejo… ¡Es necesario dedicarle toda una sesión en el CCCB para desentrañarlo!”.