Siete vinos a los que seguir la pista

Algunos los considerarán vinos curiosos, pero sobre todo pueden etiquetarse como diferentes, por elaboración o por la variedad empleada para hacerlos. Variables que en algunos de ellos suponen producciones bastante limitadas, en concreto por el viñedo del que proceden. Se trata de siete vinos, tan sólo dos tintos, de orígenes muy diversos, con particularidades que los hacen interesantes (o eso, curiosos). Referencias para tener en cuenta a la hora de descubrir etiquetas menos habituales y renovar un poco el botellero que uno pueda tener en casa. 

Siete vinos a los que tienes que seguir la pista

Innovar en el sistema de elaboración recorre todos los territorios, y en la vallisoletana Rueda son varias las bodegas que están haciendo cosas distintas. Lo hacen con la única intención de demostrar que en la zona las posibilidades son muchas. Y hablamos de, por ejemplo, diversos vinos de verdejo los que se pueden encontrar.

Rodríguez Sanzo bajo velo 2021

Bodegas Rodríguez y Sanzo así lo demuestra con su Rodríguez Sanzo bajo velo 2021 (18,50 € aprox.) un blanco fermentado en barricas jerezanas donde ha tenido después una crianza biológica bajo velo de flor (capa de levadura) durante 10 meses. Parte de viñas centenarias segovianas, localizadas a 900 metros de altitud, y respecto a las botas de Jerez en las que se cría, son depósitos que antes se han utilizado en vinos jerezanos y que sin ser lavados van directos a la bodega con el fin de que se mantenga dicho velo. El resultado, un vino fino, con aromas de cremosa pastelería, fruta carnosa madura y toque herbáceo. Glicérico, fluido y con una sensación ligeramente amarga en el paso que le aporta recorrido.

El Paisano de Tares 2022

Un homenaje a los claretes de antaño fue el motivo con el que nació este rosado berciano, El Paisano de Tares 2022 (8,70 €). De la bodega Dominio de Tares se compone en buena parte de mencía aunque es una mezcla de uvas tintas y blancas de viñedos viejos, «como el Bierzo de antaño», recuerda Rafael Somonte, su artífice. Pues eso, un vino como los de antes con una imagen moderna de ahora. Eso sí, también reivindican el porrón como manera tradicional para disfrutarlo. Criado en lo que se conocía como “cubetos”, pequeños barriles de roble, predominan frescas notas de fruta roja, frutos del bosque e hierbas aromáticas. En la boca, donde más importa, es muy refrescante y ligero, un vino fácil de beber y por eso apetecible.

Paraje La Encina Varietal Bruñal 2021

Este vino tinto también procede de La Seca (Valladolid), pues una de sus vecinas es quien lo elabora, Javier Sanz Viticultor, pero sale al mercado como Vino de la Tierra (VT) de Castilla y León. La razón es que Paraje La Encina Varietal Bruñal 2021 (13,90 €) se hace con una variedad tinta recuperada y que no está entre las que admite la denominación Rueda. Esa bruñal procede de un viñedo a 680 metros, y forma parte del proyecto de recuperación de variedades minoritarias iniciado por Javier Sanz hace años.

Fermentado en barrica, tiene también una ligera crianza de entre cuatro y cinco meses en roble. Un vino intenso en aromas, con notas de fruta roja, grano de café y recuerdo mineral. Equilibrado en la boca, jugoso, con una fresca acidez, ligera sensación herbácea y una textura rugosa en el paso, nada molesta, asociada a la uva con la que está elaborado y que le aporta persistencia. Muy recomendable.

Altar 2013

La siguiente parada es en territorio navarro donde se sitúa la Bodega Otazu y donde elabora Altar 2013 (37 € aprox.), un monovarietal de cabernet sauvignon (he aquí la osadía dado lo complicado que es domar las notas vegetales propias de esta uva) con 18 meses en roble francés nuevo. Lo hace bajo su propia denominación de origen, DO Pago de Otazu, y lo tienen como uno de los tintos más representativos de la casa del que salen unas 5.600 botellas. Con diez años de edad, es elegante, fino, fluido, con aromas de frutos silvestres, especias, tabaco. En la boca es amplio, con frescura, ligeros toques vegetales e incluso una sensación rústica al final que le imprime personalidad y largo recorrido.

Clos Ancestral Forcada 2022

Desde el Penedés, al amparo de la DO (Penedés) y con una producción limitada, Clos Ancestral Forcada 2022 (16,75 €) es el más reciente estreno ecológico de la Familia Torres dentro de su proyecto, también, de variedades ancestrales recuperadas iniciado hace 40 años (con más de 50 variedades recuperadas).

En esta ocasión se trata de la uva blanca prefiloxérica forcada que completan con un pequeño porcentaje de la también blanca xarel·lo. El objetivo de la Familia con este trabajo es conseguir uvas que aguanten mejor frente al cambio climático, y en el caso de la forcada destaca que madura despacio –es la última que cosechan– y mantiene una marcada acidez. Elaborado en depósito de acero inoxidable (tres meses con lías), se muestra perfumado, con aromas de fruta blanca (pera), herbáceos y ligeros toques de panaderia (por ese contacto con las lías). Luego, tienen una fina acidez en la boca donde resulta delicado y se impone una viva frescura hasta el final.

Guadianeja Airén Encascado 2021

Esta otra novedad procede de tierras manchegas, en concreto desde Ciudad Real. Guadianeja Airén Encascado 2021 (10,60 €) es un blanco de la emblemática bodega en la zona Vinícola de Castilla (Manzanares, Ciudad Real) que elaboran con uvas de airén de viñas viejas en vaso. Lo ‘extra’: el vino fermenta con sus pieles, de hecho ‘casca’ es una palabra que significa eso, pieles (hollejos). Eso es todo pues tampoco pasa por madera, aunque sí permanece en contacto con sus lías unos meses. El resultado, frescos aromas  de fruta blanca, cítricos, hierbas aromáticas y recuerdos de pastelería. En la boca es glicérico, además de tener una fina frescura y una persistencia muy agradable que invita a repetir. Es esta su primera añada y son unas 9.000 botellas.

Macabeu Brisat Natural 2020

Este último blanco es un monovarietal de macabeo de la firma leridana Tomás Cusiné, en la comarca de Les Garrigues, del que han salido 921 botellas. Macabeu Brisat Natural 2020 (19 €) es un vino natural, elaborado sin sulfitos y con sus pieles bajo la DO Costers del Segre. Fermentado y macerado con esos hollejos (esto es, ‘infusionado con pieles’), tiene un ligero contacto con barricas antes de ser embotellado. Un procedimiento empleado antiguamente para realizar vinos y que aporta un identificativo color anaranajado (de ahí que a los vinos brisados se les conozca como ‘vinos naranjas’), además de particulares aromas y sabores. Expresivo, con estructura, notas de piel de naranja, flores e incluso un fondo medicinal y mineral. Buena acidez y postgusto. Un vino para curiosear porque es poco habitual.