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Gastronomía

Cinco vinos tintos de Rioja Alavesa que no paran de hacer ruido (del bueno)

De bodegas asentadas en territorio alavés, la subzona vasca de la DO Rioja, el prestigio que disfruta ha beneficiado el posicionamiento de estas elaboraciones

Cinco vinos tintos de Rioja Alavesa que no paran de hacer ruido (del bueno)

Viñedo de Torre de Oña a los pies de Sierra de Toloño (parte del sistema montañoso Sierra de Cantabria).

La Rioja Alavesa es una de las zonas que ampara la denominación de origen Rioja, pues recordamos que son tres (Rioja Alta, Baja y Alavesa), al tiempo que es el territorio en el que se ubica el colectivo de bodegas que en la actualidad mantiene un contencioso con dicha denominación. El motivo, quieren conseguir una denominación propia para Álava, que se llamaría ‘Viñedos de Álava’ y asunto que en la actualidad se dirime en los tribunales. Hecho el recordatorio, esto no significa que todas las bodegas alavesas estén de acuerdo con abandonar la denominación riojana. Ni mejor ni peor, es sólo información porque valorar la postura de unos y otros no es el objeto de esta entrega. 

Dicho esto, este territorio goza desde hace años de enorme prestigio gracias a su altitud, la frescura y acidez que ofrecen sus viñedos, además de la protección natural que supone estar al abrigo de la Sierra Cantabria. En general, un momento dulce para la zona que viene favoreciendo el nacimiento y posicionamiento de bodegas y vinos de nuevo cuño. He aquí cinco de estos proyectos, con más o menos juventud, al amparo de la DO Rioja, que han cogido carrerilla y están de boca en boca.

Hace poco más de un año les presentábamos el proyecto del joven Koldo Eguren, Ukan Winery, localizado en Laguardia, municipio de referencia en la rioja alavesa, y Koldo miembro de una de las históricas familias vitivinícolas de la zona de la que representa la quinta generación.

La firma arrancaba hace cinco años con una bodega pensada, principalmente, para hacer vino y la idea de que esos vinos reflejen el territorio del que proceden. Para ello cuenta con la colaboración del enólogo, Eduardo Eguren, primo de Koldo y también con vinos propios. Entonces, en aquella primera presentación, hablamos de uno de los dos tintos que elaboran, Senderos de Ukan, hermano ‘pequeño’ del que traemos ahora, UKAN 2020 (40,5 €), procedente de la selección de tres viñas viejas de tempranillo (70-90 años), sobre suelos arcillo calcáreos, en el corazón de Laguardia. Con una crianza de 16 meses en roble francés, previa fermentación den tinas de roble, resulta complejo y rico en aromas, con notas de fruta madura, flores secas, además de tener volumen, equilibrada frescura y una amable persistencia en el paso de boca.

Ukan 2020.

De las bodegas que está haciendo más ruido en los últimos tiempos es Artuke, vecina del pueblo de Baños del Ebro. Su historia comenzaba a principios de los noventa de la mano de una familia de viticultores (con Roberto de Miguel al frente) pero ahora, a cargo de sus hijos, Arturo y Kike –motivo del nombre– ha dado un cambio radical: recuperación de viñas abandonadas, compromiso con el territorio y prácticas biodinámicas, definen su filosofía de elaboración.

Entre los vinos que firman, el que propongo procede de una de sus viñas más emblemáticas en Baños. Finca de los Locos 2020 (24 €) nace en la finca que le da nombre y que bautizaron así en honor a su abuelo, quien adquiría en los cincuenta esta parcela, asentada en una terraza a 550 metros sobre el Ebro y por lo muchos consideraron una locura plantar viñas porque decían que tenía un suelo poco productivo (arenoso, con gravas y suelos muy calizos). Ahora es una de sus fincas más reconocidas, con tempranillo y graciano, las dos variedades que componen este vino (la primera en un 80%). Fermentado en barrica y con una crianza de entre 12 y 16 meses –depende de la añada– en roble francés de gran tamaño, es un tinto expresivo, potente, mineral, cargado de fruta negra, frutillos del bosque y aromas cremosos. Corpulento, muy frutal y con largo recorrido.

Finca de los Locos 2020.

Bideona SAMGO 2019 (25,50 € aprox.) es la etiqueta más reciente que la bodega Bideona ha sacado al mercado. Con él suman ya cuatro vinos de pueblo de viñas viejas de tempranillo que pone a la venta este proyecto alavés. Como presentación, la firma es fruto de una joint venture entre la familia Izagirre y Península Vinicultores, y el Master of Wine Andreas Kubach es quien está al frente.

Vinos
Bideona SAMGO 2019.

Fundada hace cinco años, parte de la compra de una antigua bodega localizada en Villabuena de Álava. Su pretensión, desde un primer momento, hacer vinos que reflejen el territorio más que el método de elaboración. Y éste SAMGO es su última incorporación a la gama, de viñas de Samaniego (pueblo al que corresponde el ‘complejo’ nombre), y al que preceden el de Laguardia (L4GD4), Valbuena (V1BN4) y Leza (L3Z4). Sobre su crianza, el 60% del líquido pasó 13 meses por barricas francesas y se mezcló con el resto antes de ser embotellado. El resultado, un vino frutal (viva fruta roja) y floral en nariz, con toques especiados, que dan paso a una boca carnosa, con una fresca acidez y músculo para crecer en la botella, donde irá ganando amabilidad. Hacen poco más de 5.300 botellas.

Apareció Martelo y surgió casi un ‘movimiento’ desde su primera cosecha y es que cada vez que sale una añada se activa el ‘martelismo‘, o lo que es lo mismo, un hastag en redes sociales que echa humo. Se trata de Finca Martelo 2016 (25 €) y es una elaboración de la bodega Torre de Oña (Páganos-Laguardia) que nacía en 2012 y de la que van tan sólo cuatro añadas; las siguientes 2014, 2015 y la que nos ocupa.

Finca Martelo 2016.

Procede del viñedo homónimo, situado en una finca a 630 metros de altitud, y en el que conviven diversas uvas de más de 60 años, tempranillo en su mayor parte pero también hay mazuelo, garnacha e incluso la blanca viura. Una mezcla varietal que está presente en el vino (95% tempranillo y un 5% del resto). Sale como reserva pues tiene una crianza de dos años en barrica francesa y americana, donde previamente fermenta. Un vino intenso en aromas entre los que destacan frutos del bosque, fruta en sazón, especias dulces, balsámicos, notas de pastelería. La boca es sabrosa, elegante, tiene volumen, frescura, buen equilibrio y persistencia. En pocos meses llegará la 2019 y es que sólo lo elaboran cuando consideran que la cosecha en cuestión va a dar lo que esperan de la finca. Los ‘martelistas’ están preparados…

De larga tradición vinícola, la familia Pérez Villota crea junto a CVNE la icónica marca Viñedos del Contino en los años setenta, pero hace diez años que se desligan del proyecto, crean Viña del Lentisco (en Lapuebla de Labarca) y nace la marca Villota. A partir de aquí, y con la incorporación en 2021 del reconocido enólogo Jesús Madrazo, son varios los perfiles de vinos que elaboran y con los que la marca va ganando presencia. Entre esas elaboraciones se cuenta este Villota Tinto Selección 2017 (27 €),  compuesto de un 79% de tempranillo, 19% de graciano y el 2% restante de garnacha y mazuelo, de parcelas seleccionadas de una media de 30 años, y con una crianza de 18 meses en roble francés. Un tinto elegante, con buena complejidad aromática (notas florales, fruta roja, sotobosque, especias, fondo cremoso), frescura y estructura.

Villota 2017.

Los vinos y bodegas seleccionados responden exclusivamente a un criterio profesional.

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